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2013

Alice estaba durmiendo en el avión, después de aquella decisión tomada que le dijeron sus padres no tuvo más remedio que dormir en el avión. Tenía a su hermano, Luke, a su lado. Ambos se agarraban de las manos aún durmiendo, eran el máximo apoyo del otro. Luke era dos años mayor que ella, pero siempre habían sido sus mejores compañeros y se ayudaban mutuamente.

Alice notó un toque en su hombro.

-Cherié, nous sommes arrivés.( cariño, ya hemos llegado).- Su madre, Carla, miraba a los niños con una sonrisa enternecedora. Acaba que sus hijos se amaran. Al lado de la mujer se encontraba John-Luke, el padre de familia. Un hombre serio y empresario, dueño de una de las fábricas más famosas de Francia.

La familia había sido trasladada desde Francia a Valencia, por un traslado necesario de la fábrica del padre.

Alice, al enterarse de esto, se echó a llorar: no quería separarse de sus amigas y no sabía nada de español, solo tenia 8 años.

Luke, sin embargo, se mantuvo sereno y consiguió convencer a su hermana de que ir a España no era tan mala idea, su hermana acabó cediendo a duras penas, y unos días después ahí estaban:

Delante de una casa de dos pisos y moderna, de eso no se podían quejar.
Alice nada mas llegar a su nueva habitación, cerró su puerta y sacó su CD de One Direction: "Take Me Home", y lo observó unos instantes antes de guardarlo en su armario. Era el único que había podido comprar con sus ahorros a espaldas de sus padres, porque, otro problema:

En su casa se odiaba la música. Alice no entendía el por qué, pero cada vez que se ponía a cantar su padre iba a su habitación a reñirle. Sin embargo, nunca se rindió, y siempre que salía de su casa en Francia se ponía a cantar.

El primer día de clase llegó, y los nervios se apoderaban de la chica cuando llegó a la escuela. Era una escuela privada, y eso a la niña le asustaba más, no sabía cómo serían los niños de ese colegio. Podrían ser muy maleducados e irrespetuosos o las personas más amables.

Para la mala suerte de Alice, ocurrió lo primero.

Nada más cruzar la puerta de clase y sentarse en una mesa de las del fondo para evitar ser vista, una niña de pelo rizado y rubio se le acercó:
-Hola, ¿eres nueva?- Le dijo la niña mirándola con sorpresa.

Alice, al no entender nada, pensó por un momento su respuesta, que había buscado dias antes para poder comunicarse con al menos tres palabras.

-Ehm, no... hablo... espagnol.- Le dijo a la rubia, que se empezó a reír por su mala pronunciación.

Y así fue cada día, risas, o incluso peleas verbales y físicas, hasta que Alice aprendió el español a la perfección y les plantó cara, era una chica lista, al menos.

Desde ahí la chica se había prometido a sí misma no volver a hablar francés delante de la gente, por miedo a que se rieran de ella.

****

-Y... pues eso.- Alice terminó de hablar con un pequeño suspiro que no sabía que tenia contenido, aguantándose las ganas de llorar. Por mucho que lo negara, ese siempre había sido un trauma que le ocasionó muchos problemas en su adolescencia.

-Wow, no sabia que te había pasado todo eso, lo siento muchísimo.- Chiara la abrazó con fuerza, mientras se le escapaba alguna lagrimilla.

-No pasa nada, ya está superado.- Dijo la francesa separándose del abrazo para mirarle a la contraria a los ojos.- Simplemente no me suele gustar hablar francés con gente en la que no confío.- A Chiara se le iluminaron los ojos. Alice le había contado su secreto y le había dicho indirectamente que confiaba en ella.

Amarte para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora