Capítulo 12

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Cuando llamó al timbre, el característico gato de la cicatriz en la mejilla le abrió la puerta.

—Mai...

—Kenji, necesito que hablemos —dijo pasando directamente a la habitación, lo que hizo que él se sorprendiera unos instantes.

Los dos gatos se sentaron en el sofá.

—Yo también quería contarte algo, aunque no estaba seguro de si debía hacerlo... —declaró para después continuar al ver que Mai esperaba sus palabras atentamente—. Creo que este mundo esconde algo.

La gata se alertó al escucharle. Eso quería decir que algunos de sus pensamientos podrían comenzar a cobrar sentido. Quería aprender más de la teoría de Kenji.

—Mira, Mai... Sé que cuando llegué aquí estaba histérico por salir y sentía una profunda conexión con el cocinero. Sin embargo, mis recuerdos son cada vez más borrosos y trágicos.

—¿Nunca te has preguntado para qué estamos aquí? ¿Crees que nos darían todos estos lujos sin nada a cambio?

—Exacto. Esa es la clave.

—¿Conoces a algún gato que resida aquí y tenga buenos recuerdos de los humanos?

—Pues no lo creo. Bueno, tal vez tú seas la única. Además, llegaste hace poco...

—¿Y si con el tiempo manipulan nuestros recuerdos para que odiemos a los humanos? —preguntaron al unísono.

Por unos instantes se miraron fijamente a los ojos, impactados pero a la vez aterrorizados.

—Eso significa que hay algo que quieren hacer con nosotros...

—Eso significa que, a lo mejor, todos teníamos mejores vidas de las que pensábamos...

—Ahora todo encaja. ¿Te has dado cuenta de que Zaira no para de insistir en que todos se queden aquí?

Mai abrió los ojos como platos y dio un paso hacia atrás.

Todas las piezas del puzzle se unían. Los lujos para mantener a los gatos allí, Zaira conociendo a todos y evitando el tema, el pasado doloroso de todos los gatos...

—Este sitio esconde algo muy oscuro —opinó Kenji.

—Ahora entiendo por qué querías escapar.

—Deberíamos irnos de aquí antes de que nos arrebaten a nuestros dueños.

—Pero, ¿cómo lo haremos?

—Si Zaira está involucrada en todo esto, tenemos que conseguir que suelte la información —pensó Kenji—. Y si se une a nosotros, podemos escapar con ella.

Repentinamente, un sonido salió de un altavoz en la esquina superior de la habitación.

Mensaje para todos los gatos: se va a celebrar una fiesta hoy a medianoche en el salón central. Espero que acudáis muchos de vosotros. Os lo pasaréis genial.

Los dos gatos, que estaban observando el altavoz, volvieron sus miradas hacia el otro.

—¿Ese era el gato de las gafas negras? —preguntó curiosa Mai.

—El director, sí.

—¿Y si Zaira trabaja para él? ¿Y si él es el que ha planeado todo esto?

—Tenemos que ir a esa fiesta. Hay que tener vigilada a Zaira y, si podemos, tratar de hacerle una serie de preguntas.







El Mundo Perdido de los Gatos [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora