Todo estaba entre ella y su mejor amiga. La gata que más amaba en todo el universo. Tenía muy claro que no iba a dejarla morir, aunque eso significara el fin de su propia vida.
Tenía un día para despedirse de ella. Después de la fiesta, cuando el director se diera cuenta de que no la había eliminado, acabaría con Zaira.
Aprovecharía que era un jueves y que Neit no estaría en la fiesta, por supuesto. Probablemente a medianoche estaría esperándola en la pradera como siempre.
Sabía que a Neit le dolería muchísimo y lo pasaría fatal. Pero tenía que hacerlo. Al fin y al cabo no solía haber otra solución. Escapar del director era muy difícil, y más cuando ella era una de sus secuaces.
Durante la cena en el comedor evitó a toda costa acercarse a Neit, porque sabía que rompería a llorar en cuanto le dirigiera una palabra.
Un rato después, el reloj de su habitación marcó las 00:00.
Sin dudarlo ni un segundo y a punto de estallar en lágrimas, bajó corriendo las escaleras para coincidir con menos gatos que se dirigieran a la fiesta.
La luz de la luna era más brillante que cualquier otro día, y ella esperaba que eso fuera una señal.
A lo lejos vio la silueta inconfundible de Neit sentada bajo el resplandor de las estrellas.
—La luna está hermosa hoy, ¿no crees? —dijo mientras se acercaba por detrás.
—Ahora puedo descansar en paz —contestó ella encontrando la mirada dorada de Zaira.
Cayó la primera lágrima.
—¿Sabes lo que significa eso?
—Sí, claro que lo sé —respondió sonriendo.
Zaira miro al suelo por unos instantes y trago saliva antes de volver a fijar su mirada en los ojos violetas de Neit.
—Tengo que decirte algo. Y no es algo bueno...
La sonrisa de Neit se desvaneció y los ojos de Zaira comenzaron a ponerse llorosos de nuevo.
—Estoy metida en algo muy gordo... Y me están obligando a acabar contigo... Pero, obviamente, no lo voy a hacer... —explicó entre sollozos—. Te quiero, te quiero mucho.
Neit, sorprendida, abrió los ojos, de los que empezaron a brotar lágrimas.
—Lo siento, Neit, pero van a acabar conmigo por esto. Esta va a ser la última vez que veamos las estrellas juntas.
Apenas podía hablar, pero Neit ya estaba destrozada por dentro. Zaira le tomó la pata.
—Prométeme que no llorarás, ¿vale? Acuérdate de mí cada vez que veas el sol resplandecer y de nosotras cada eclipse.
Neit, con vista borrosa por las lágrimas, observó un bote de pastillas al lado de Zaira.
—¿Qué son esas pastillas?
—Es lo que se supone que debía darte para acabar contigo...
En unos instantes, sin que Zaira pudiera reaccionar, Neit tomó el bote y sacó una pastilla para introducirla en su boca y tragarla sin esperar ni un segundo.
Zaira lanzó un grito ahogado en lágrimas y abrazó a Neit con fuerza.
—Zai, me has salvado la vida... Me toca salvártela a ti. Sigue resplandeciendo como siempre. Te quiero hasta la Luna y hasta Saturno...
Y, tras esas palabras, cayó al suelo.
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El Mundo Perdido de los Gatos [BORRADOR]
FantasíaUna solitaria gata callejera, tras hacer migas con una humana, llega a un sitio muy extraño donde recibe el nombre de Mai. El Mundo Perdido de los Gatos es un lugar ideal donde cualquiera querría vivir para siempre. Sin embargo, hay algo que no le c...