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Ｉ＇ＬＬ ＦＩＮＤ ＹＯＵ * ˚ ✦
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Soy Daenerys Smith, Rhee o Grimes como quieras llamarme. Pero mi apellido, desde que nací es Smith, desde que todo inicio mi ma...
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—hola vvs perdón por la tardanza
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Continuación de la cena de Alisha.
El suave resplandor de la luna se filtraba por la ventana del cuarto, iluminando tenuemente la habitación. Cassian estaba recostado en su cama, absorto en las páginas de un libro, su rostro iluminado por la luz plateada que se colaba entre las cortinas.
Me acerqué en silencio y me senté a su lado, sintiendo el calor reconfortante de la cama bajo mí. Cassian levantó la mirada del libro y me dedicó una sonrisa cálida.
—¿Cómo estuvo la cena? —preguntó, guardando el libro a un lado.
—Aburrida —respondí con un suspiro, dejándome caer sobre las almohadas. La cena con los demás había sido una sucesión monótona de conversaciones triviales y formalidades que me dejaron anhelando un poco de emoción.
Cassian asintió comprensivamente, recostándose a mi lado mientras contemplábamos juntos el resplandor plateado que inundaba la habitación.
—Al menos estamos aquí, juntos —dijo con suavidad, colocando una mano sobre la mía.
Me acomodé junto a Cassian, sintiendo su calor reconfortante a mi lado. Él parecía inquieto, como si estuviera contemplando algo en su mente. Le acaricié suavemente el cabello, tratando de calmar sus pensamientos.
—¿Qué piensas, Cassian? —pregunté suavemente, esperando que compartiera sus preocupaciones conmigo.
Él suspiró, girando hacia mí para encontrarse con mi mirada.
—Quiero ir a Alexandria, mamá. Necesito saber qué está pasando allí con todos... —expresó, su voz llena de determinación.
Mi corazón se apretó ante la insistencia de mi hijo. Sabía que era natural que quisiera estar al tanto de lo que ocurría en Alexandria, pero también temía por su seguridad en un mundo tan peligroso.
—Cassian, lo sabes... Es mejor quedarnos aquí, al menos por ahora —le dije con suavidad, buscando su comprensión.
Él frunció el ceño, visiblemente frustrado por mi negativa. Pero antes de que pudiera responder, decidí cambiar el tono de la conversación. Me tumbé a su lado, abrazándolo con ternura mientras comenzaba a cantarle una canción que solíamos compartir cuando era niño.
