CAPÍTULO 5

7K 572 325
                                    



CHIARA

Mi cabeza a punto de reventar, y ese maldito taconeo dentro de mi habitación solamente lo empeora. La segadora luz del día se hace presente en mi habitación, me coloco la almohada sobre la cabeza y ella no se detiene.

¡La voy a matar, maldición!.

Después de la carrera de anoche, me fui de fiesta con Stella y Bianca. La verdad me sorprendió el hecho de que Elena se haya comunicado conmigo hace unos meses, hace mucho que no hablábamos. En cambio Stella, me ha mantenido al tanto de muchas cosas que han pasado en mi ausencia.

Desde hace meses que me comento sobre "Serena", la idiota esa que esa voy a destruir con mis propias manos, Viviana debería de agradecerme por lo que haré, aunque realmente quiero divertirme un poco con ella.

Tiene que pagar por lo que me hizo en Grecia.

—Levántate ya Chiara —escucho esa dulce voz que tanto amo, pero en estos momentos quiero degollarla.

—Lárgate Alessandra, déjame dormir —las sabanas son arrastradas de mi cuerpo y luego toma mis piernas para tirar de ellas. —¡Cazzo, Alessandra!

—¿Me estás insultando? —abro mis ojos y veo cómo tiene el ceño fruncido y sus brazos cruzados. —levanta ese gordo trasero, te das un baño y bajas a desayunar si no quieres que regrese en quince minutos y no te gustará para nada la manera en que voy a sacarte de esa cama.

—Te hubieras quedado en Roxana —digo levantándome a regañadientes.

—Tú me trajiste, ahora haz lo que te digo —dice golpeando mi trasero.

—Te odio.

Me meto a la ducha para calmar el dolor que está apunto de estallar mi cabeza, y lo aumenta aún más él recordar a Serena alardeando del auto de Viviana como si fuera suyo, ¿que acaso no sabe que han sido mis regalos de cumpleaños?, al parecer a Viviana no le han importado tanto.

Me pongo lo primero que encuentro aunque ya sé que esa mujer me fastidiará la existencia, pero en este momento no quiero arreglarme.

Bajo al comedor y la veo caminar de un lado hacia otro, su taconeo se escucha han acompasado y al verla caminar, parece que flota por el aire, su espalda siempre erguida, su cabello bien arreglado, sus típicos vestidos largos y sus joyas que la hacen lucir muy elegante.

—Tienes mucho por hacer acá —dice dejando varios papeles sobre la mesa.

—Aja, luego —digo sirviéndome algo de jugo.

—Ya te estuviste divirtiendo durante tres días —dice golpeando la mesa y no le tomo importancia —volviste para solucionar los asuntos acá.

—Es lo que hago, no todo son papeles y dar órdenes, estas manos tienen que ensuciarse Alessandra.

Ella toma un cuchillo y lo clava entre los dedos de mi mano que están sobre la mesa y sonrío.

—Vuelves a llamarme Alessandra y te lo clavo en la garganta —dice acercando su rostro al mío.

—Como digas Aless... —detengo su mano y hago que el cuchillo caiga al suelo. —sabes que me gustan los retos —enarco una ceja y suelta un suspiro.

—Te lo permito solo porque eres mi sobrina favorita —dice pasando sus manos por el cabello.

—Te has encargado de que todos lo sepan —ella rueda los ojos y se sirve su desayuno.

—¿Irás a la carrera? —me pregunta.

—No me la pierdo por nada del mundo —sonrío y ella entrecierra sus ojos.

HeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora