Epílogo

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CHIARA

2 años después.

Apoyada en el marco de la puerta que da al jardín, la observo bailar con los pies descalzos sobre el césped y sonríe cada vez que se cae haciéndome sonreír a mí. Sus dientitos de adelante apenas y se miran cada vez que sonríe. vuelve a levantarse y comienza dar vueltas nuevamente para volver a caer, su cabello esta todo alborotado y sus mejillas sonrojadas de tanto reír. Viviana la alza en brazos y comienza a hacerle cosquillas en su pancita.

—Cualquiera diría que nos amas si nos ves así —dice acercándose.

—No estarían equivocados —respondo extendiendo mis brazos para abrazarlas.

—¡Mami! —grita Cecilia.

—¿Cómo te fue? —me pregunta mi esposa dándome un beso.

—Bien, logré encontrar al que estaba pasando información a los daneses —suspiro algo cansada, pero tomo en brazos a Cecilia para llenarla de besos —¿Cómo se porto mi tesoro? —ella ríe cuando la lleno de besos y comienza a contarme todo lo que hizo el día de hoy.

—Es igual a ti, no se cansa de hablar —comento.

—Te extrañamos —dice Vivi tomando mi rostro para besarme.

Entramos a la casa y nos sentamos en el sofá poniéndonos al día sobre lo que pasó en el viaje que hice a la frontera alemana y Ceci nos interrumpe de vez en cuando para preguntar algo. Desde hace unos meses los daneses han estado utilizando a los alemanes para pasar información sobre los cargamentos que van hacia Budapest. Intentaron interceptarlos, pero no lograron nada mas que ser atrapados y torturados para sacarles información. No me costó dar con el responsable y Annabelle me ayudo porque a ella también le estaban robando información.

—¿Viste a Emma? —Me pregunta Vivi.

—Annabelle no la lleva a ese tipo de misiones —le explico —Sabes que no la pondrá en peligro.

—Eso es bueno —Sonríe. —Tengo una pregunta rondándome desde hace un tiempo —dice entrecerrando sus ojos.

—¿Sobre qué? —pregunto estrechando a Cecilia contra mi pecho —. Protégeme de esa loca —le susurro y Viviana me da un golpe en el brazo.

—¿Por qué Annabelle te odiaba? —pregunta enarcando una ceja.

—Porque no quise acostarme con ella —Vivi frunce el ceño y le doy un beso rápido.

—Fue por ti —me encojo de hombros.

—¿Yo que tengo que ver? —Pregunta molesta.

—Fue después de nuestra primera vez en Grecia, me fui a Roma y ahí la conocí.

—No tengo nada que ver —Se cruza de brazos.

—Estaba enamorada de ti y a pesar de que rompiste el corazón, no iba a acostarme con nadie por despecho.

—Cecilia debe darse un baño y cenar —dice tomándola de mis brazos y sube las escaleras con ella.

—Ven mami —dice estirando su manita en mi dirección.

Me quedo recostada unos minutos, pero realmente fue mucho tiempo porque cuando Viviana me despierta con besos, veo la hora y ya pasaron más de dos horas desde que subió.

—Esperé a que subieras —dice sentada sobre mi regazo.

—Te iba a seguir unos minutos después —sonrío.

—¿Estás muy cansada? —pregunta masajeando mis hombros —te preparé la bañera.

—Suenas como esas esposas modelos de los cincuentas —ella se ríe y aprovecho a besar su cuello.

HeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora