CAPÍTULO 15

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CHIARA

Al aterrizar en Nueva York, viajó directamente hacia los Hamptons con mi madre. Sé que Alice y Olivia están pasando un tiempo a solas antes de su cumpleaños.

No puedo dejar de pensar en Viviana, como me encantaría traerla conmigo, pero su madre la obligó a asistir a uno de sus eventos.

La madre de Viviana es un tema complicado, por alguna razón que no comprendo, me detesta, pero sabe que no puede decirme nada y eso la enfurece aún más.

Cuando se entere que si querida hija me pertenece, se irá de cabeza y espero que nadie la sostenga cuando eso pase. Muero por ver su reacción y quiero saber de qué manera intentará quitarla de mi lado.

—¿Que pasa tesoro? —pregunta mi madre que me observa desde el otro sofá.

—Nada importante —le sonrío —aunque, quisiera que te vengas a Italia, se que quieres estar con las chicas un tiempo, pero también te quiero allá.

—Déjame pensarlo, por ahora estoy ayudando a Hanna con Sebastián, sabes que si trabajo le impide estar con él todo el tiempo y no me gustaría que él se quedara que una extraña.

—Está bien mami —le sonrío y le envío un mensaje a Leonardo.

*
Yo: Te estas tardando imbécil.

Leo: Tu hermana es igual que tú. ¿Sabes lo que es tratar con una persona igual de obstinada?

Yo: Si lo sé y yo la tengo conmigo.

Leo: Pues Hanna es peor que Viviana, hemos pasado una semana juntos, sin Sebastián y apenas volvimos a la ciudad, me dijo que no quería volver a verme.

Yo: Si quiere, así que convéncela de irse con nosotros a Italia. ¿La amas?

Leo: ¿Porque crees que hago todo esto?

Yo: No sé ni cómo entender a las mujeres, mucho menos a un descerebrado hombre como tú. Adiós.

Paso todo el día charlando con mi madre, sobre cómo se siente ella, sé que no es nada difícil lo que ha vivido, si Alessandra sufrió durante unos años y le costó muchísimo, no imagino cuánto tiempo le tomará a mi madre volver a ser la misma.

—¿Cómo está Alessandra? —me pregunta —seguro que la muerte de tu padre le pego muy duro.

—Lo fue, para ambas —asiento viendo hacia la playa que se extiende allá a lo lejos.

—¿Sabes quien fue? —pregunta tomando mi mano.

—Lo sé —suspiro y le regalo una sonrisa —no hay porqué preocuparnos por eso ahora —beso su mano y ella me mira con tristeza.

Sé que apreciaba mucho a mi papá y aunque el intento ayudarla, ambos estuvieron de acuerdo en que primero estaba su hija.

Mi papá me confesó como fue que llegó a un acuerdo con mi madre, me hablo sobre él, su sexualidad y que nunca le hizo daño a mamá. En verdad agradezco que eso hubiese sido así, porque aunque fuera mi padre, si me enteraba de que la había dañado, no sé cómo hubiera reaccionado.

HeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora