VIVIANADespués de dejar a Chiara, regreso a casa y me doy una larga ducha, seco mi cabello y voy al armario para ponerme algo, pero decido esperar a Chiara así, me quito la bata y me recuesto en la cama.
Tomo mi celular para ver las redes sociales y veo que Elena publicó nuevas fotos de su luna de miel. A ambas se les ve muy felices, por suerte el padre de Chiara se llevó a Marco con él y así no tienen preocupaciones.
Lorenzo decidió irse a Siena, a una propiedad que tienen en La Toscana. Chiara estuvo de acuerdo, pero obviamente lo mando allá con mucha seguridad.
Mis ojos comienzan a cerrarse y Chiara aún no regresa. Me ha evitado todas estas noches, pero quizás si me encuentra así... quizás no se resista, aunque la maldita tiene mucha más resistencia que yo.
No sé en qué momento me quedé dormida, pero me despierto al sentir los labios de Chiara sobre los míos. Abro mis ojos y al intentar moverme, noto que estoy atada, su estúpida sonrisa de satisfacción me enfurece.
—Suéltame.
—Devi sapere che finirai per soffrire. —me sonríe acercando sus labios a los míos.
—¿Que estás haciendo? —me remuevo y baja sus labios por mi cuello —sabes que odio esto, Chiara.
—Yo lo disfruto —dice chupando mi cuello.
—Me vas a dejar una marca —alejo mi cuello y me sujeta con fuerza para luego dejar otra y otra y otras más en mis pechos.
—Eres mi mujer, no me importa si las ven.
—Chiara... —la miró con ojos suplicantes y solamente sonríe. —haré lo que quieras, pero esto no.
—Esta es la mejor forma —su sexo roza el mío, pero ella no se inmuta, solo continúa descendiendo y comienza a devorar mis pechos.
—Ah... —no puedo evitar gemir, pero odio que no poder tocarla y odio estar inmovilizada, odio sentirme vulnerable.
Su mano baja por mi abdomen y lo acaricia antes de poner sus dedos en mi clítoris, su lengua continúa en mis pezones, pero sus dedos comienzan a moverse al ritmo de su lengua, no puedo cerrar mis piernas y enredarlas en su cintura porque están atadas a la cama.
—Chiara, ya... —ella se detiene y sube su mano llevando a la su boca.
—¿Paro? —pregunta dejando besos en mi vientre y luego pasa a mis piernas.
—Suéltame y haz lo que quieras —sus labios están muy cerca de mi centro, pero solamente los rosa y se aparta.
Suelta las cuerdas de mis pies un poco y me hace doblar las piernas para luego asegurar las cuerdas.
—No te muevas —me exige —si tus piernas se mueven de su lugar, me detendré.
—Te odio con toda mi al... —echo mi cabeza hacia atrás al sentir su lengua deslizándose en mi interior. —¡Cazzo!
Bajo mi vista encontrándome con esa mirada profunda que tiene, su lengua hace maravillas en mi, una de sus manos se posa en mi vientre y la otra mantiene una de mis piernas en su lugar.
Quiero enredar mis manos en su cabello, quiero probar sus labios y recorrer sus cuerpo con mis manos, pero no puedo moverme y eso me desespera al punto en que estoy más ansiosa, estoy a punto de llegar a la luna que nos observa cada noche, pero se detiene.
Suelto un fuerte suspiro para no insultarla porque sé que me irá peor si lo hago.
—Que bien aprendes mi hermosa reina.

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Hera
RomansaChiara Santoro es la menor de cuatro hermanas, la más reservada y, sin duda, la más temida de la Costa Nostra. Con su nombre y su poder, ha logrado mantener su identidad oculta, pero hay una persona que conoce la verdad detrás de la máscara que Chia...