CAPÍTULO 36

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CHIARA


Los preparativos de la boda ya están en curso, estamos a dos días de la boda y en vez de estar con Viviana en este momento, llevamos dos horas siguiendo a nuestra madre por todo Palermo.

—¿No podían avisarme antes? —pregunta Roxanne.

Hanna se encarga de conducir, yo voy de copiloto, Alice y Roxanne van en la parte de atrás. Aunque Alice se vea muy serena, sé que está pensando en miles de escenarios en este momento.

—Nos amenazo con no decirte nada —responde Hanna.

—¡No puedo utilizar la tecnología! —grita frustrada —si lo hago, Katerina lo sabrá y tendré un grave problema.

—Ya salió —dice Alice. —No veo nada raro en lo que hace...

Un auto se estaciona afuera de la tienda de la que acaba de salir, ladeo mi cabeza al ver que se sube en ella y puedo jurar que las otras tres hicieron el mismo movimiento.

—Tengo mi arma lista —digo llevando mi mano a mi cintura.

—Síguela —dice Alice quitando a Roxanne del medio —¿De quien es ese auto? —pregunta.

—De mi padre —dice Hanna frunciendo el ceño.

—¡¿Que?! —preguntamos.

—Si, es mi padre y no sé qué hace con Savannah.

—¡Síguela de una vez! —grita Alice. —así nos enteramos de una vez en lo que anda metida.

Hanna pone el auto en marcha y la seguimos a una distancia prudente. La seguimos hasta las afueras de la ciudad y vemos que estacionan fuera de un restaurante.

El padre de Hanna baja del auto y le abre la puerta tomando su mano, le ofrece su brazo y entran juntos al restaurante.

Alice intenta bajar y Roxanne la sostiene abrazándola por la cintura.

—¿Sabes en el problema que nos meterás si Savannah nos descubre? —le dice Hanna.

—¡Porque es tu padre estás tranquila! —dice molesta.

—¡Tampoco me gusta la situación! —dice golpeando el volante.

—¡¿Pueden dejar de gritar?! —exploto —¡están llamando la atención de las personas afuera! —ellas se dan cuenta y Hanna vuelve a poner el auto en marcha para estacionar más adelante.

—Como soy la más tranquila —dice Roxanne —yo iré a ver qué sucede.

Alice no puede reaccionar antes de que la idiota de Roxanne baje del auto.

—Tu la dejaste ir —le dice Hanna encogiéndose de hombros —tú vas por ella.

—Todas estamos en esto, así que ayúdame a traerla de regreso.

Bajamos del auto las tres y vemos a Roxanne en la recepción tratando de conseguir una mesa.

—No hay mesas —le dice la chica sin voltear a verla.

—¿Sabes quien soy? —le pregunta sonriendo.

—Una mujer que quiere una mesa.

—Vamos angelito —le dice Alice pasando su brazo por sus hombros —no llames la atención —le susurra.

Aprovechó su distracción y le muestro mi tarjeta de cliente a la joven para poder entrar. Las escucho decir que vienen conmigo, pero no les presto atención, me escabullo entre las mesas y salgo hasta la parte trasera donde hay una terraza.

HeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora