CAPÍTULO 8

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VIVIANA

Llevo dos años intentando hablar con Chiara de algo que no sea el trabajo, pero las palabras se terminan atorando en mi garganta cuando la tengo cerca.

He intentado hacer que muestre alguna reacción cuando la veo en el bar o en el club, pero aunque me bese con cada persona que se presente en ese lugar, ella no me mira.

Para mi cumpleaños he seguido recibiendo enormes obsequios, el año pasado fue una camioneta muy lujosa, es una Mercedes Benz, es negra y por dentro tiene luces de color rosa, quise acrecerle y me dijo que non sabía de que estaba hablando.

Hace un dos fue mi cumpleaños y recibí las llaves de una casa y otra que aún no sé de qué son, pero tenían la bandera de Grecia en el llavero. Aún no he tenido la oportunidad de viajar allá para descubrirlo, porque en la caja, había una nota con la dirección.

Le hablé mostré a Emma mi obsequio y ella también dedujo que es de Chiara, pero volvió a negarlo aunque Elena intentó sacarle algo de información.

Ahora estoy aquí en su fiesta de cumpleaños organizada por su abuelo y se que odia esto, en cualquier momento saldrá echando rayos por esa puerta sin importarle mantener el decoro ante los miembros más importantes de la organización, aunque no hay nadie aquí más importante que ella.

La veo bajar los escalones y se que su sonrisa es fingida, pero eso quita lo hermosa que se ve con ese vestido negro, la parte de arriba se ajusta muy bien a su cuerpo y la parte de abajo queda suelta con una abertura en su pierna izquierda. Se ve como toda una Reina con la corona que trae puesta. Si tan solo todos estos viejos idiotas supieran que están ante su reina. La siguen viendo como a una niña.

Aunque cuando está por su casa, si que actúa como una, siempre está molestando a Alessandra y riendo cuando la hace enojar. Y a veces actúa como una joven normal cuando está con sus amigas, se ríe por todo y es muy cariñosa con ellas.

Tanto como lo fue en Grecia.

Bajo la vista para no encontrarme con su mirada y me alejo un poco de toda la gente. Un chico se me acerca y entabla una conversación conmigo a la que no le estoy prestando para nada de atención. No me interesa lo que tenga que decir sobre cómo asesinar a una persona o que me hable de armas, a la única que puedo escuchar por horas hablar de cualquier cosa, es a la que tiene sus ojos fijos en mi en este momento.

Leonardo llega y todos buscan llamar su atención, incluido el chico junto a mí que se endereza al ver que se acerca a nosotros.

—Leonardo es un gran amigo —dice con una sonrisa arrogante.

—Ah.

—Viviana —me saluda con dos besos en la mejilla —¿cómo va todo? —nos hace a un lado dejando al chico ahí plantado. —¿Estás cuidando bien a Chiara?

—No soy su cuidadora, solo trabajo para ella —me encojo de hombros en lo que caminamos hacia la mesa donde están las copas.

—Confía mucho en ti, solo tus estrategias y las suyas son las que toma en cuenta —me comenta y me pasa una copa para luego chocarla con la mía —salud.

—Salud —tomo un trago y continúo hablando —supongo que soy buena en mi trabajo.

—Seguro que si —dice con una sonrisa —cuídala bien, hace lo mismo por ti —levanta su copa y se aleja para saludar a otros hombres que mueren por su atención.

Veo a Chiara reír con Alessandra y Elena parece avergonzada. Al menos estando con ellas dos, disfrutará de su noche.

La cena concluye y en todo momento mantuve mis ojos sobre Chiara, aunque cuando sus ojos se encontraban con los míos, los evitaba a toda costa.

HeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora