Extra 1 - Castillos y Dragones.

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ANNETTE


—Voy a contarles una historia difícil de creer. Escuchen atentos y den paso a su imaginación, o no podrán comprender...

Hace muchos años, existieron cuatro princesas, cuatro reinos en los que acechaba un dragón. Él objetivo de estos dragones era impedir que las princesas atrapadas en cada torre encontraran la felicidad.

La princesa Liv tuvo a uno de los dragones más grandes y malvados que han existido; quizás se preguntes ¿por qué?, pues resulta que este dragón, antes fue humano, era un padre amoroso. Este dragón era un hombre exitoso, tenía mucho dinero, pero no supo manejar su fortuna y poco a poco fue cayendo de posición social hasta que no quedo ni una sola moneda en sus bolsillos.

La princesa Liv era muy feliz, pero un día, una bruja hechizó al hombre y lo convirtió en un horrible dragón que escupía fuego y al ser más grande que la princesa, ella quedo indefensa, sin nadie que la protegiera, porque la bruja que lanzo el hechizo no la quería a pesar de ser su madre.

Pasaron unos años en los que la princesa se volvió vulnerable ante el imponente dragón del que ella no podía defenderse, a ella le costaba entender como es que él se había convertido en ese ser tan temible que quería hacerle daño y la mantenía prisionera, pero sus ganas de vivir eran más fuertes que cualquier yugo que el dragón usara contra ella.

—¿No hay un príncipe que la salve?

—No siempre es un príncipe, a veces es una princesa arrogante y más intimidante que el dragón. Sigan escuchando para comprender.

En una de las huidas sin éxito que tuvo la princesa, se metió en un castillo. En este vivía otra princesa, una princesa que la hechizo con sus ojos verdes desde el primer momento en que la miró. Quizás a la princesa arrogante le cueste admitirlo, pero ella cayó rendida ante la hermosa princesa de cabellera roja desde el primer instante en que la miró.

—¡Igual que la tía Olivia!

—Si, igual que ella. Sigue escuchando.

La princesa arrogante quería llamar la atención de la princesa Liv, de una manera poco convencional, cada vez que la veía le lanzaba flores a la cabeza para que esta la notara.

—No le lancé flores.

—Es mi historia, silencio.

La princesa Liv llego a su limite y se enfrentó a la princesa arrogante, lo que hizo que esta se obsesionara aun más con ella y entre más se acercaban, pudo notar que la princesa Liv estaba herida, no solo las heridas superficiales que le hacía el dragón, había una herida aun más profunda en su corazón y solamente esa princesa arrogante y enojona podía sanarla.

Una noche, mientras todos dormían, la princesa de la larga cabellera negra, llevo a cabo un plan que liberaría a su princesa de ese dragón tan cruel que mantenía presa a su hermosa dama. La princesa se enfrentó a aquel temible dragón y lo destruyo utilizando su inteligencia para que nadie más se enterara de que había sido ella, porque si otro dragón se enteraba, ambas podrían estar en peligro.

—¿Y luego?

—¿Se quedó con la princesa?

—Si, se quedó con la princesa que amó con toda el alma...

La vida las puso a prueba para saber si realmente estaban a destinadas, pero un lazo tan fuerte como el suyo, no se rompería ni con la fuerza de veinte dragones, porque estas princesas siempre van a luchar ante cualquiera que se interponga con su felicidad.

A los años de finalmente aceptar que no podían vivir la una sin la otra, aceptando sus vidas ocultas, decidieron casarse y tuvieron dos hermosas princesas y un príncipe que se encarga de protegerlas.

HeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora