Hera

CAPÍTULO 14

VIVIANA

La mujer que pensó habernos engañando en su juego, no sabía que Chiara la tenía en la mira desde hace mucho tiempo y está claro que nosotras nos pusimos como su blanco fácil. Ella supo de nuestra llegada apenas y pusimos un pie en Dubai. El apellido Santoro es muy codiciado entre las personas que buscan poder y claro que ella iría tras Chiara apenas supo de ella.

Lo que no se esperaba, era mi presencia junto a mi mujer. Un obstáculo para su plan de eliminar a los italianos junto a los daneses, mucho menos esperaba que la propia reina en persona, se haría cargo de este tratado.

Somos escoltadas a través del desierto, hacia otro hotel un poco alejado de la ciudad. Alessandra está al tanto de todos los movimientos de la gente del jeque.

—Señorita Chiara —hablan por el intercomunicador —Soy Alexei, el amigo de Roxanne.

—Ya era hora —dice Chiara —infórmame de la situación.

—El hotel tiene seguridad hasta debajo de la arena, es un hombre muy importante, pero siempre el patrón de seguridad se rompe cuando la señorita Tahirah lo requiere.

—Mantén la distracción por si la necesitamos, necesito estar a solas con el jeque —le informa al ruso.

Estamos cerca del lugar y Chiara me pasa una tablet donde me indica que están todas las cámaras de seguridad hackeadas.

—No tardaré —me informa.

—No entrarás sola ahí —le devuelvo la tablet.

—Primero me muero antes de arriesgarme a que te pase algo ahí dentro —dice besando mi frente.

—Estamos juntas en este plan, Chiara, así que voy a ir contigo sin importar los riesgos.

—Ya dije que no —el auto se estaciona y baja del auto, pero me apresuro a bajar junto a ella.

—Camina si no quieres que sospechen que algo anda mal —le digo tomando su mano —eres una obstinada que no acepta ayuda cundo la necesita, ¿te gusta ponerte en riesgo?

—Si de protegerte a ti se trata, si, me lanzaría sin paracaídas de un puto avión si tu vas a sobrevivir —aprieta sus dientes y no puedo evitar perderme en su mirada, está realmente molesta por esto.

—Adelante señoritas —dice Tahirah caminando junto a nosotras. —mi papi las verá en la recepción, es un hombre ocupado, así que dudo mucho que te escuche —sonríe —aunque igual puedes hablar conmigo una vez que él se haya ido.

—Ya lo veremos —se limita a responder Chiara.

El sol ardiente del desierto golpea mi piel con fuerza, el calor es demasiado comparado al de Sicilia. El reflejo de la arena contra mis ojos me hace desviar la mirada al frente, al gran e imponente hotel que se cierne sobre nosotras a cada paso que damos.

Al llegar a la entrada, nos reciben con limonadas y agua con trozos de oro. Muy ostentosos de su parte. Nos llevan a dentro y al fin podeos ver al jeque, Yahir Adani, un hombre alto y en muy buena forma para su edad. Lleva el su turbante de color oro y su túnica blanca. Su barba en forma de candado le da un toque algo elegante y más juvenil. Está en una llamada y a penas nos dirige una mirada al vernos llegar.