(Parte dos del capítulo 32)
—Soy una pésima madre—se lamentó Lindsay entre sollozos y arrastrando las palabras—. Una madre horrible, Dios mío.
Apreté mis labios en una fina línea, sin saber qué decir. Jamás había presenciado tal escena de mi madre.
Ya no habían rastros de la mujer mandona e indiferente que tanto conocía. Ahora parecía incluso otra persona.
Una muy arrepentida y adolorida.
—Mamá—suavicé las palabras, tomando asiento en la cama. Cuidé de no arruinar mi vestido con los restos de líquidos en las sábanas—. Debes calmarte. ¿Te has bebido todas esas botellas?
—¡No lo entiendes, Heather! —su grito me sobresalto. La expresión de Lindsay era de puro dolor y también embriaguez. Apenas se mantenía lúcida—. Mi hijo está muerto. Mi pequeño está muerto. ¡Soy tan mala madre! Una persona horrible que solo bebe para olvidar la culpa.
—¿Qué culpa?—cuestioné y negué con la cabeza—. Madre, debes dejar de beber. Tienes que dormir un poco, ¿si? Pero antes debes mojar un poco tu rostro y...
—¡No!—sollozó más fuerte—. No lo entiendes, Heather. Y-yo... s-soy u-una persona horrible. ¡Y-Yo los a-amo tanto a ustedes! ¡A m-mis niños!
Fruncí las cejas. Ella en verdad lucía tan borracha. Y angustiada.
—Lo sabemos, mamá—murmuré en un intento por calmarla—. Daryl y yo sabíamos que lo único que querías era darnos lo mejor...
—¡Mi hijo está muerto!—exclamó sin dejar de llorar. Se incorporó en la cama y tiró intencionalmente unas botellas al suelo. Ya me estaba poniendo nerviosa por su manera de actuar—. ¡Muerto, muerto! ¡Y fue mi culpa!
—¿Qué? —solté con incredulidad y sorpresa.
Lindsay no me respondió. Por el contrario, cubrió su rostro con sus manos y lloró con más fuerza. Su cabello estaba hecho un desastre y su vestido tenía manchas húmedas de alcohol. Todo en ella gritaba inestabilidad y arrepentimiento.
Pero, ¿arrepentimiento por qué?
—Mamá—la llamé aún sin salir de mi sorpresa. Ella siguió sollozando. Entonces pronuncié en un tono repentinamente alto y demandante—. ¡Mírame! ¿Por qué dices que fue tu culpa?
—Y-yo...—negó con la cabeza—. Dios mío. Dios mío. Mi pequeño está muerto...
Tragué saliva, intentando deshacer el nudo de nervios en mi garganta. Tomé a mi madre de los hombros y la obligué a mirarme. Sus ojos vidriosos y sus mejillas mojadas, con restos de maquillaje, me miraron apenas. De un momento a otro ella caería en la inconsciencia.
Pero no estaba dispuesta a quedarme sin respuestas.
—¡Responde! ¿Qué estás ocultando?
—F-Fue mi culpa. Fue m-mi culpa. —repitió entre sollozos. —. P-Por mi culpa Daryl está muerto.
Los nervios me invadían y una mala sensación comenzó a invadirme. Junto a la desesperación por obtener respuestas.
¿Podría ser posible que Lindsay estaba ocultando lo mismo que Bruce?
¿Y que era lo que estaban ocultando sobre la muerte de Daryl?
—¿Por qué fue tu culpa?—exigí saber—. Tienes que decírmelo, por favor...
—Él tenía enemigos—sollozó absorta a mis palabras—. Y problemas graves. Él dijo que esto sucedería...
—¿Quién? ¿Qué cosa sucedería? ¡Mamá!
ESTÁS LEYENDO
HEATHER: Promesas Rotas © [Primer Y Segunda Parte]
Teen FictionHeather Evans es una chica nacida en una familia adinerada y poderosa. Con padres sumamente reservados y estrictos, de esa forma buscan que sus dos únicos hijos, Daryl y Heather, sean igual de exitosos que ellos. Sin embargo, el asesinato hacia el h...