Capítulo 22 | PAINKILLER

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Puedo ser el asesino de tu dolor

Ámame hasta que todo haya terminado

Un silencio sepulcral invadió el auto

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Un silencio sepulcral invadió el auto.

Decir que me esperé que aquel hombre tan serio y odioso fuera capaz de confesarme algo de su vida, después de haberle descubierto su segunda vida claro, sería una completa mentira. Tal vez lo hizo por lástima, tal vez no.

Fue una sorpresa escucharlo decir algo como aquello; pero a comparación mía él parecía haberlo superado. Su tono de voz lo indicaba, había cierta inseguridad, sí, pero supe que él estaba dispuesto a hablar. Así que después de unos minutos de silencio en que le di su tiempo, continuó:

—Fue hace años, y su muerte fue uno de los impactos más grandes de mi vida. Jamás olvidaré la manera en que la vida me la arrebató injustamente.

—¿Se trataba de un «ella»? —me atreví a preguntar con cautela, sorbiendo mi nariz y limpiando cualquier rastro de lágrimas.

Andrew asintió.

—Sí. ¿Y sabes algo? Una persona puede ver en la televisión alguna noticia de cómo matan a alguien y lamentarlo.

»También puede tener un amigo que le diga que alguien a quién quería mucho murió.

»Incluso puede que haya tenido un conocido al cual asesinaron y eso le sorprendió pero pudo seguir con eso —su voz sonó indiferente, inexpresiva—. Y todo eso porque el dolor ajeno no es el que te quema. Jamás va a doler como los mil demonios como cuando te toque vivirlo.

»Porque el sufrimiento ajeno te es tan indiferente y desconocido hasta que llega tu turno de sentir como el mundo se viene abajo. Al menos el tuyo.

Sus palabras fueron tan crueles como realistas. Algo de lo que dijo él, tal vez todo, hizo en mi mente un pequeño "click". Y recordé que en los primeros días luego de que mi hermano fuera asesinado, yo también pensé en las mismas palabras que mi guardaespaldas había soltado con honestidad. Y es que, ¿cómo te preparas para ese tipo de cosas? ¿Era realmente posible estar listo en algún momento para perder a una persona muy importante en tu vida? Decir «Nunca se sabe. En algún momento puede pasar, no es imposible», y que al llegar desafortunadamente el momento, no sepas lidiar con el vacío de su ausencia.

Simplemente no puedes. Jamás estarás listo.

—¿Puedo saber a quién perdiste? —pregunté en un murmuro.

Andy frunció el ceño ligeramente, aflojó el agarre al volante y soltó un suspiro pesado.

—Se llamaba Alisson. Ella... era la chica más dulce y pura que había visto jamás. Una de esas chicas que siempre creía en las segundas oportunidades y que las personas podían cambiar para bien pese a lo que hayan hecho.

HEATHER: Promesas Rotas © [Primer Y Segunda Parte]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora