Esclareciendo el misterio

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Acciones/estados
##Comentarios##
Diálogos (personajes): Buenas
**Pensamientos (personajes)**
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Ahora que había acabado con el Árbitro de las Almas, el peliverde cogió la diadema que el espectro portaba en su cabeza como prueba de que lo había matado. Pero antes de irse, el chico cogió la maza de este y la examinó con algo de atención, pudiendo notar una pequeña gema azul brillante en esta.

Ante esto, el peliverde sonrió y extrajo la gema y lanzó el arma al aire; con eso, el peliverde se adentró en el portal por el que vino y desapareció de aquella arena.

##Entrada al Laberinto de las Almas##

Emergiendo del portal, el pecoso chico se encontró con que volvía a estar en aquella sala con el libro extraño en el centro de esta. Sabiendo eso, el chico hizo aparecer un círculo mágico bajo el y despareció en un destello de luz blanca.

##Cubierta principal del Trono Eterno##

Nuestro protagonista apareció sobre la pequeña zona de entrenamiento que tenían los espíritus en la cubierta. Tras eso, el chico comenzó a caminar hasta llegar a las puertas que daban acceso a la sala del trono, encontrándose nuevamente a los dos guardias espectrales a ambos lados de la puerta.

Sin embargo, estos no se interpusieron en su camino, ganándose un asentimiento por parte del peliverde, el cual entró a la sala del trono sin mucha contemplación.

R.M: Temía que no fueses a volver, muchacho.

Izuku: (Arrodillándose y tirando el escudo de Argul y la diadema del Arbitro de las Almas frente a él) Me ofende su desconfianza, su majestad.

R.M: (Atrae los objetos con unos fuegos fatuos) Bien, me alegra ver que fuiste capaz de cumplir mis peticiones; espero no hayan sido ningún inconveniente para ti.

Izuku: (Se levanta) Déjese de palabrería y cumpla con su parte del trato.

R.M: (Se molesta por la osadía del peliverde, pero se calma al instante) Tienes razón, de nada sirve prolongar tu estancia en mis tierras. Escucha bien, chico, porque no me pienso repetir.

##Recuerdos del Rey Muerto, hace 200 años (más o menos)##

En aquella época, la llegada de almas comenzó a desbordarse de una manera desmedida debido a la llegada de esos "quirks" o como los llaméis. Ni siquiera durante las "Guerras Santas" contra los diferentes Reyes Demonio había tantas bajas.

Muchas de esas almas tenían ciertos tintes malignos: deseos carnales, de venganza, de poder, de riqueza, etc.; pero, también había algunas almas con un brillo bondadoso emanando de ellas. Sin embargo, hubo dos almas que llamaron mi atención sobre las demás, almas humanas.

Una de ellas, era un alma muy bondadosa y pura, pero que le faltaba un fragmento o, más bien, este había sido arrancado y guardado en otro sitio. Sin embargo, la otra alma era de un color tan oscuro y emanaba tanta ira y odio, que por un momento creí que era el alma de un demonio.

Tanto llamaron mi atención, que las almacené y las guardé en mi estudio para examinarlas con cuidado; grave error.

Ya que, durante una intensa jornada de trabajo, desatendí mi investigación sobre las dos almas.

Esto le dio vía libre a ambas para actuar a su antojo, pero solo el alma negra decidió tomar dicha oportunidad.

Cuando pude entrar a mi estudio nuevamente, me encontré con el recipiente de la alma negra tirado en el piso, roto en varios pedazos, y con múltiples de mis libros y cuadernos tirados por el suelo y con hojas faltantes, arrancadas de entre las páginas de estos; siendo uno de ellos el "Libro de los Muertos", el tomo maldito con los hechizos y escritos arcanos capaces de reinar sobre la muerte misma.

Izuku Midoriya: Cero Level HeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora