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Los años pasaban más que rápidos, era algo que no se podía evitar, así era la vida.
Pero para Muzan fue algo difícil, cada día llegaban a el recuerdos de Tanjiro, era horrible saber que su Omega no estaba a su lado y lo único que lo mantenía con vida eran sus dos hermosos hijos y su bella hija.
Los tres pequeños crecieron más que rápido, cada uno tenía el carácter de Muzan, pero ambos gemelos tenían la bondad de Tanjiro. Algo que a Muzan le alegraba.
Claro aquellos pequeños que fueron bebés alguna vez, ya no lo eran, los años pasarón demasiado rápido, ahora eran tres alfas dominantes igual que Muzan. Aunque para Muzan aún sea algo difícil de creer, que sus tres hijos fueran alfas, el por dentro se sentía feliz y orgulloso de ellos.
Aunque con todo ese tiempo que paso, las cosas cambiaron demasiado, Muzan tuvo que acostumbrarse a ser una persona normal como todas, talvez no del todo, pero lo hacía para que sus hijos tuvieran una vida normal y sin problemas.
Todo era diferente, no habían pasado dos, seis o quince años, habían pasado cuarenta años desde la muerte de Tanjiro, aunque sus hijos se veían como adolescentes y el como siempre, algo que era normal en los demonios, ya que no envejecen, como los humanos. Algo que también cambio, era que los demonios ahora vivían como un humano, sin miedo a que los casen o miedo al sol Muzan los ayudo para que pudieran vivir una vida normal.
Ahora demonios y humanos convivían juntos, aunque para muchos fue difícil aceptar que los demonios estarían junto a ellos, con el tiempo se fueron acostumbrando a todo esos cambios, aunque era más que claro, todos los demonios debían de alimentarse de sangre, pero debían de acostumbrarse de solo beber poca sangre, que ellos mismos debían de comprar con dinero, ya que podían trabajar y con eso comprar lo que necesitaban.
Aunque cambiará todo, jamás nadie a desobedecido las reglas de Muzan, Muzan aún seguía siendo el Rey de los demonios. Y nadie le quitaría ese lugar, más que sus hijos.
De igual forma para Muzan no fue para nada difícil, ser alguien muy importante, obtuvo de todo sin ningún esfuerzo, convirtiéndose en un muy reconocido empresario, también representando a muchas más empresas, saliendo en una gran variedad de revistas, siendo la imagen perfecta. Mostrando belleza y la juventud eterna.
- padre! — grito una chica desesperada, entrando a la Oficina de Muzan.
- que pasa? — pregunto el alfa a su hija, mientras arreglaba algunos papeles.
- Jotaro y Takeshi me están molestando!! — grito más la chica.
Muzan ni siquiera levantó la vista hacia su hija, ya que estaba más que acostumbrado a escuchar siempre sus gritos, quejándose de todo. Recordando a quien saco ese carácter. Pues claro, era idéntica a su madre.
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No vuelvas a dejarme solo otra vez. [ 𝙈𝙪𝙯𝙖𝙣𝙟𝙞𝙧𝙤]
Diversosᨏᨐᨓ 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒑𝒄𝒊𝒐́𝒏 ᨓᨐᨏ Tanjiro Kamado es un Omega demasiado joven y hermoso, pero una simple acción, provocará que conozca a Muzan, el Rey de los demonios, algo que cambiará su vida para siempre. ¿Pero, podrá ser feliz? Comenzando así un l...