𝖈𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 8 𝖉𝖊 𝖑𝖆 𝖘𝖊𝖌𝖚𝖓𝖉𝖆 𝖙𝖊𝖒𝖕𝖔𝖗𝖆𝖉𝖆.

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-¡te odio! Te odio, ¡¡te odio!! -gritaba un omega destrozado por dentro.

-no me importa lo que digas, además es muy tarde, perdiste Tanjiro Kamado

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-no me importa lo que digas, además es muy tarde, perdiste Tanjiro Kamado. -hablo de forma burlona.

Aunque Daki tenía toda la razón, Tanjiro perdió, perdió el tiempo para estar al lado de sus hijos, un tiempo que no logrará recuperar. Ya era tarde, Jotaro y Takeshi ya no eran dos delicados bebés que podría tener entre brazos. Ahora eran dos alfas dominantes, iguales que su padre.

Tanjiro estaba dañado por dentro, por el simple hecho de no haber estado en la vida de sus hijos, nadie podrá regresarle esas hermosas etapas de crecimiento junto a sus hijos. Aunque le destroce cada parte de su corazón, no podrá cambiar nada.

-tienes razón perdí, pero ¿sabes lo que no perdí?

-¡y eso que! No importa lo que digas, acepta de una buena vez, que no volverá ese tiempo perdido. Solo acéptalo.

-una família que me quiere. Mis hijos me aman, sabían perfectamente quién era la persona que les dió la vida y Muzan, es el mejor alfa que haya podido tener. Duela, lo que duela, jamás tendrás eso a la fuerza. -se burló, agarrando la camisa de Muzan, atrayendo a su alfa, para poder posar sus labios con las de su pareja.

Muzan tomo de la cintura a su omega, sin importarle que los demás lo estubieran viendo, marcando territorio con sus feromonas, pero no era el único marcando territorio, Tanjiro rodeaba el cuello de su alfa, con ambos brazos, soltando de sus feromonas para que nadie se atreva a tocar lo que le pertenece.

El beso era delicado y apasionado, ambos disfrutaban del beso, sus respiraciones calientes y agitadas, el aroma de sus feromonas llenando todo el lugar, una pareja disfrutando de su amor y a Tanjiro le gustaba, le gustaba la forma es que Muzan lo besaba y acariciaba, le encantaba, algo que pudo recordar, los momentos apasionados que solía disfrutar junto a su alfa, momentos felices y tristes, pero podía recordar todo.

Recordaba todo...

-te amo. -confeso Tanjiro, entre besos.

Daki ardía en llamas al escuchar esas dos palabras salir de la boca de Tanjiro, sus mejillas se retornaron de un color rojizo intenso por la irá, observando como Tanjiro besaba intensamente a su "supuesto alfa" pero el dolor de saber que ese omega se había robado el corazón de Muzan, era algo que la atormentará día a día. Hasta que ella decida acabar con su propio sufrimiento.

-malditos... -susurro, saliendo del restaurante apurada.

Daiki debía ir trás su madre, a pesar de que hubiera sido capaz de hacer toda esa maldad. Era su madre y nadie podría cambiar eso. Salió del restaurante, sin antes mirar a su padre, quién besaba y acariciaba apasionadamente a Tanjiro, ella sabía muy bien que su padre jamás mostró un poco de cariño hacía su madre, y aunque deseó que sus padres se mostrarán un poco de afecto, solo fue algo inútil, ya que el corazón de su padre, tenía dueño.

Tanjiro detuvo el beso por un momento, ya que no le quedaba casi nada de oxígeno, levanto la mirada hacía enfrente, observando esos ojos de color rojizo, que lo miraban con deseo. Pero se sentía amado y protegido, abrazando a su alfa.

Muzan estaba más que feliz, podía ver que Tanjiro no se alejaba de él, ahora el omega que por tanto tiempo espero y buscó, estaba al fin de su lado, ahora le pertenecía y nadie se lo arrebataría de sus brazos, ni siquiera la misma muerte se lo quitaría.

Jamás dejaría que su omega se fuera de su lado, jamás....

Muzan en un movimiento rápido, cargo a Tanjiro como si fuera un saco, caminando hacía la salida, sin ponerle importancia a los demás, Tanjiro no pudo reaccionar a tal movimiento del alfa, algo que lo asusto, pero sabía que estaba al lado de Muzan y no le pasaría nada...

Daiki corría trás su madre, intentando que Daki detuviera su paso, pero era inútil, su madre corría a una velocidad increíble, pero eso no era problema para ella, ya que podía aumentar más su fuerza y detenerla. Hasta que después de una larga persecución, por fin Daiki logró detener a su madre.

-¡mamá! -grito, tomando el brazo de Daki. -para...

-¡déjame en paz! ¡No me sigas! -respondió, intentando zafarse del agarrare de su propia hija. -Daiki, suelta a tu madre...

-¡no! Por favor madre, comprende que...

-¡¿comprender que?! ¿Acaso te pondrás en mi contra? Si es así, vete Daiki.

-madre, no es eso, ¡yo jamás te dejaría! Solo quiero que aprendas a soltar... Por favor -soltando la mano de su madre, para luego darle un fuerte abrazo.

Daki se sintió fatal con las palabras que su hija había dicho, "aprender a soltar" dolía, pero era cierto, debía dejar ir a la persona que ama, y dejarla ser feliz. Eso era lo mejor que podría ser.

-¡¡Daiki!! -escucharon hacía lo lejos, era la voz de dos personas que corrían hacía ellas.

-¡Jotaro! ¡Takeshi! -respondió la chica, llamando la atención de los gemelos.

Daki estaba avergonzada, no solo por estar llorando, pensaba que Muzan ya les había contado sobre todo el mal y el sufrimiento que le hizo pasar a Tanjiro, pero si ambos gemelos venían a decirle lo cruel que fue, ella lo aceptaría.

Pero no fue así...

Jotaro y Takeshi la abrazaron con fuerza, rodeando a ambas chicas con sus brazos, era cómodo.

-no llores. -habló Jotaro.

Daki levantó la mirada, observando al gemelo, viendo el gran parecido que esté tenía a Tanjiro, podría jurar que era Tanjiro, pero en su versión alfa. Algo que lastimaba su corazón, ya que hizo sufrir a un omega que no tenía la culpa de nada, su envidia y egoísmo hicieron que provocará tales atrocidades, que jamás se perdonaría.

Tanjiro había dado la vida a dos hermosos hijos. Y ella sabía que Jotaro y Takeshi la perdonarían, ya que tenían el mismo corazón que Tanjiro.

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No vuelvas a dejarme solo otra vez. [ 𝙈𝙪𝙯𝙖𝙣𝙟𝙞𝙧𝙤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora