𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 12 𝖉𝖊 𝖑𝖆 𝖘𝖊𝖌𝖚𝖓𝖉𝖆 𝖙𝖊𝖒𝖕𝖔𝖗𝖆𝖉𝖆.

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Daki no contradijo nada, solo guardo
silencio y pensó que ese compromiso al lado de Muzan, sería bueno para Tanjiro, al menos el Alfa ama a Tanjiro, solo que jamás podra cambiar su forma de tener a una persona a su lado. Así tenga que hacer el peor daño posible...

-Al menos es feliz

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-Al menos es feliz. —susurro Daki para si misma, viendo a Tanjiro muy feliz en los brazos de Muzan.

-Mamá —habló Daiki llamando la atención de la Omega. -ayúdanos a escoger las invitaciones.

Daki soltó una sonrisa, acercándose hasta su hija y los gemelos.

-Esta bien.

-Tanjiro y yo saldremos un momento. —avisó el alfa.

-A donde sea que vayan, siempre tengan cuidado. —habló Jotaro.

-Lo tendremos en cuenta hijo. —respondió Tanjiro, dirigiéndose a ambos chicos, para darles un suave beso en la frente. -volveremos pronto.

Muzan y Tanjiro salieron del edificio, ambos vestían muy abrigados. Tanjiro, aún no sabía a dónde lo llevaba Muzan, pero al menos sería al lado de su alfa.

Caminaron por un momento, Muzan tenía su brazo sobre Tanjiro, rodeando a su Omega. Sus pasos eran lentos, caminaban mientras veían todo su alrededor, los edificios grandes, los supermercados aún abiertos, las luces prendidas, todo seguía normal, como si fuera de día.

Llegaron hasta el parque, en donde ambos tomaron a siento.

Las estrellas resplandecían por todo el cielo, la Luna llena y brillante, era hermosa. El clima no tan frío, la brisa fresca que pasaba por todo su rostro, era perfecto.

-Tanjiro, te amo. —dijo el alfa.

-Yo también. —respondió, posando su cabeza en el hombro del alfa.

-El destino es tan importante e interesante. Creés que el destino sabía lo mucho que te amo.

-Sabes, no importa si el destino nos unió, pero quiero pasar el resto de mi vida contigo.

Muzan se puso de pie, callendo de rodillas al suelo, para luego tomar la mano del Omega.

-Tanjiro Kamado. Eres el único Omega, que me a hecho hacer y sentir muchas cosas, así que por favor, quédate a mi lado para siempre. —beso la mano de su Omega. -dejame convertirte en un demonio como yo.

Tanjiro no sabía que responder, amaba a Muzan, pero vivir para siempre, era algo muy aburrido, el quería pasar su vida junto a Muzan, pero de una forma en la que disfrute cada momento junto a su alfa. Aunque tampoco quería dejar a sus hijos, sabía muy bien, que ambos gemelos eran demonios, llevaban la sangre de Muzan y eso hacia entender que también pasarán vivos para siempre.

-Aceptó.

Muzan sonrió, levantándose del suelo para besar a su Omega, Tanjiro estaba seguro de lo que dijo, su respuesta era firme. Hasta sentir un fuerte dolor en el brazo izquierdo, era Muzan, que había mordido al Omega, inyectando su sangre con la de Tanjiro.

Dolía, pero el dolor pasaría en un momento. Sintió como su alfa lo abrazaba con fuerza, calmando su dolor, las feromonas de Muzan lo calmaban, ese olor fuerte a café y menta lo hacían sentir relajado.

-¿Te duele todavía? —preguntó Muzan, besando los labios de Tanjiro.

El Omega no respondió, su cuerpo estaba sudando y su respiración era rápida. Pero no era para tanto.

-Solo quiero descansar. —callendo en los brazos del alfa.

Muzan cargo delicadamente a Tanjiro, yendo a un hotel, pues no quería asustar a sus hijos y que vean el mal estado Tanjiro.

Abrió la puerta del hotel, dejando a Tanjiro sobre la cama, le quitó la ropa, para poder ponerle una pijama, sin antes limpiar el cuerpo del Omega, vistió con cuidado a Tanjiro, para luego ir hacia afuera y poder ver todo el lugar desde el balcón.

Saco de su bolsillo un cigarrillo, sacando un encendedor, para poder prenderlo y comenzar a fumar, volteo atrás, viendo a Tanjiro sobre la cama, ahí durmiendo plácidamente.

-Mi Omega, es mi mío. —dijo Muzan, dirigiéndose a Tanjiro -no fue mala idea tener que esperar todo este tiempo para que este momento llegará. —acariciando la cabeza de Tanjiro.

Un demonio despiadado, sin sentimientos siempre lo sería, nadie cambia así de fácil. Mucho menos Muzan.

Hizo muchas cosas crueles, solo para que Tanjiro estuviera de su lado, así hubiera sido necesario tener que matarlo. Su obsesión con el Omega de carácter fuerte, ojos hermosos, cabello suave y corazón bondadoso, fue su maldita maldición.

El era y será, siendo el mismo Muzan Kibutsuji, sin importarle como tenga que conseguir lo que quiere, el jamás cambiara.

Sus ojos rojos igual que la sangre, su cabello negro igual que la oscuridad de la noche, su fuerte aroma y su fuerza, eran parte de el, un alfa dominante que a vívido matando, destrozando y lastimando a cualquiera, sin importarle un poco.

El siempre será un demonio sin corazón a los demás y Tanjiro será su prisionero para siempre. Y sus hijos serán igual que él.

Y Tanjiro jamás sabrá que está al lado de un verdadero monstruo.

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No vuelvas a dejarme solo otra vez. [ 𝙈𝙪𝙯𝙖𝙣𝙟𝙞𝙧𝙤 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora