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— Entonces estás diciendo que eres un pecador, un alma que salió del infierno para vagar por el mundo ya que ahí todo es aburrido. — Lucifer lo miraba totalmente serio, como si estuviera tratando de descubrir una mentira. ¿No se supone que en el infierno todos los pecadores hacen lo que hicieron en vida durante toda la eternidad? ¿No arden en fuego?

"Veo que no me cree." Miró de reojo a la cachorra.

Lucifer siguió su mirada, topándose con su cachorra.

Alastor volvió su vista a su jefe, al alma del rey del infierno. El mismo que parece verlo como queriendo matarlo, Alastor no puede estar más felíz ahora; su señor está queriendo matarlo como los días cálidos y divertidos en el infierno. Él incluso imaginó el momento justo en que el antiguo rey lo tomara del cuello y lo asfixiara, privando su capacidad para respirar. Sí, es una fantasía que ha tenido desde hace veinticinco años y hasta ahora puede que sí lo cumpla.

Se acercó a Lucifer y tomó su mano, poniéndola alrededor de su cuello y suspiró cuando el rubio mortal apretó sin ninguna piedad o consideración. Alastor se humedece los labios, sintiendo las ganas incesantes de querer ser ahorcado. Se ha convertido en su nueva fantasía. Y no específicamente sexual.

— Mi señor, le juró que no miento.

El rostro del omega estaba sonrojado, le gusta tener al alfa de esa forma. Tan sumiso, tan voluble a su voluntad.

Lucifer tragó grueso.

— Te creo. — susurró.

Alastor sonrió, curioso por la actitud del mortal frente a él.

"¿Se puso nervioso?" Suspiró.

— Entonces... Me dabas de comer de todo tipo de comidas para engordarme y luego comerme. ¿Me equivoco?

— ...

Alastor alzó una ceja e hizo algo parecido más a una mueca cuando lo escuchó, y volvió a suspirar. ¿Cuántas veces más debe suspirar en esa mañana? De todas formas, debe hacer que se sienta bien con él, para que todo sea mucho más cómodo como antes. No quiere que Lucifer desconfíe de él, y por sus cuernos, de veras que no quiere arruinar lo que ellos tienen.

Sonrió. — No, no tengo intencion de comerlo mi señor.

Presenció cómo la expresión del mortal se torcia. Parece que no le gustó su respuesta. ¿Por qué? Lucifer suspiró, mirando a su hija en la sala.

Me emocioné por nada.

Se cruzó de brazos. — Entonces ¿Me sentí atraído por tí por alguna hechicería demoníaca?

— No, yo no practicó brujería. — le sirvió café — Solo vudú.

Lucifer alzó una ceja.

— Eso es brujería pero con otro nombre.

— No lo es. — Alastor negó.

— Usas un muñeco de paja y le metes agujas, es obvio que es brujería. ¡No me digas que no es así cuando he leído libros de demonología!

"¿Existen esos libros?" Alastor frunció el ceño.

Charlotte pidió un vaso con agua que Alastor le dió con una pequeña sonrisa, la niña soltó una risita tierna mientras que bebía del agua y volvía a seguir dibujando en la mesita dónde están sus colores.

Lucifer se inclinó hacia delante.

— ¿Por qué estás conmigo? ¿Quieres mi alma?

Alastor negó y se inclinó hacia delante también, las ojeras debajo de sus ojos y el cabello castaño cubriendo la parte superior de sus ojos también. Su piel morena parecía llamarlo para que la tocase.

Un Omega en Manhattan [RadioApple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora