¡Presentando a la pequeña hija de Lucifer Morningstar, la pequeña estrella que ilumina el oscuro mundo de su padre! ¡Ella es la razón de su vida, la razón por la que sonríe todos los días! Ella es Charlotte Morningstar, una pequeña alfa de cinco años. Unigénita de la familia Morningstar, heredera del imperio que su padre construyó en esos cinco años en los que se hizo cargo de su crianza. Lucifer es su escudo, su espada y su fiel guardián, eso es su padre para ella; ambos se necesitan para poder existir en un mundo donde si estás solo no falta mucho para que te consuma la soledad, la tristeza y el odio. Charlotte es la balanza, la guía y la fortaleza, su hija es todo lo que necesita para estar bien.
Ella es una niña bastante comprensiva, amable y cariñosa con su papá. Es consentida, caprichosa y bromista cuando se trata de Alastor. Versiones diferentes, pero sigue siendo la misma. La niña que quiere que papá esté bien y que no se preocupe por ella, tiene tan solo cinco años; pero tiene que vivir con un secreto algo bizarro. ¿Qué es? No es algo malo, no se trata de que botó los vegetales a la basura porque no le gustan, o que no dijo que tenía hacer el abc en su libreta; tampoco se trata de una mentira blanca como hacen los niños de su edad. Se trata de algo más, un poco más complicado de lo que parece. Ella puede ver el futuro, no por voluntad. Simplemente aparecen como un sueño, el parecido es idéntico.
‹Pero son cosas que un niño de cinco años no debería soñar.›
Y aunque a veces actúa y dice cosas a Alastor que después no recuerda, solo hace que su comportamiento sea el de un niño normal. Uno que tiene una gran imaginación y que solo dice tonterías, por suerte su padre le creyó, 50/50, pero le cree.
— Oye papi, ¿Alastor vendrá con nosotros? — preguntó.
Lucifer Morningstar lleva una gorra negra y un cubrebocas del mismo color aún estando en casa, no quiere que su bebé lo vea en ese horrible estado.
La rubia lo miraba fijamente con esas orlas azules que sacó de él. — Así es pastelito. Alastor estará con nosotros dentro de cinco minutos. ¿Puedes esperar ese tiempo, hija?
Charlotte asintió, no queriendo preguntar porque su papá usa una gorra y cubrebocas en casa; no se atreve después de ver lo que pasaría y que no pudiera decir o hacer algo para evitarlo. Porque esas eran las órdenes al final, su labio tembló, recordando lo que pasará en un futuro.
¿Por qué está así mi bebé?
Una punzada atacó su pecho, su hija apretó su mano.
Ella no alzó la vista, sintiendo que su padre podría enojarse si lo hacía. Y como si Lucifer pudiera leerle la mente, se agachó hasta quedar a su altura y la estrechó en sus brazos.
— Bebé ¿Sucede algo? — dijo con un tono bajo, consolando a su hija — Puedes decirle a papá.
Charlotte se aferró a su abrazo, sintiendo sus pequeños ojos picar por las incesantes ganas de llorar que le dieron. ¿Por qué su papi tiene que sufrir? No quiere eso, no quiere verlo en ese estado de nuevo.
Inhaló y exhaló, reteniendo lo que iba a decir. No puede decir nada, esa fue la orden.
— ¡Queridos! — Alastor apareció con unas bolsas en las manos — Compré onigiris para la princesa, panes de pato para su majestad y unos... Huevos de pescado que se llaman caviar...— hizo una mueca — ¿Por qué venden eso en una tienda de convivencia? — preguntó viendo a su señor.
Lucifer sonrió divertido, alzando a su hija sin quitar su gorra.
— ¿Quién sabe? Tal vez te hagas pescetariano.
Alastor hizo una mueca.
— Ugh... ¿Vamos al parque del centro? — preguntó viendo a su señor, esperando a que estuviera de acuerdo con lo que iban hacer esa tarde.
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Un Omega en Manhattan [RadioApple]
FanfictionDespués de haber muerto a manos de Lilith, la vida mortal de Lucifer Morningstar no es color de rosa...