11

3.2K 464 103
                                    

Una semana atrás, New Orleans; en un callejón.

"Lucifer saldrá de la fiesta en un par de horas si no ocurre algo que lo haga marcharse, tengo suficiente tiempo para ir y buscar a alguien y comer."

El auto andaba lentamente, sin parecer sospechoso; solo él y un auto dando vueltas en círculos alrededor del parque. Él mismo pensaría que es un alfa aburrido que su esposo echó de casa por haber sido infiel. Pero no, él sí es un alfa, pero no está ahí dando vueltas en círculos porque su omega no lo quiere en casa - al contrario, es su familia -; pero la verdad es otra. El alfa castaño giraba y giraba mientras que aprovecha la oscuridad de la noche y sombras para buscar a la víctima perfecta. Pero... Es una lastima que no haya nada particularmente interesante ahí, los únicos dos hombres que pudieron haber sido su cena están drogados hasta la médula. ¿Va a comerse eso? Obviamente no, tiene un estándar y paladar refinado; por ende no puede comer cualquier cosa o a cualquiera en este caso.

— ¡Ahhh! ¡Nooo! ¡Ayuda!

El grito de una mujer omega llegó a sus oídos, y aunque no tuviera nada que ver con él. Su código de caballero le hizo ir y ayudar a la dama en apuro, todo esto pasó bajo la vista de un par de alfas que no estaban tan lejos del lugar y lo único que hicieron fue reírse de lo impotente que era ella ante ese maleante. Alastor tenía hambre, el tipo no se veía mal aún con la poca iluminación. Así que dijo: ¿Por qué no? Y se acercó a ella, golpeando al hombre y devolviendo las cosas a la dama.

Ella sonrió, agradecida. Haciendo reverencias que al parecer de Alastor eran humillantes. ¿Quién es capaz de bajar la cabeza por alguien? Ella poco después se marchó, dejando a Alastor solo con el hombre en el suelo, los únicos que quedaban eran los alfas del club nudista que estaba en la esquina de la zona. Ellos entraron poco después, no desean ser el objetivo de Alastor (que listos que son).

Alastor empujó al alfa ladrón al callejón, y este retrocedía con dificultad. El castaño le había sacado el aire y un poco de sangre también, se nota que es flaco, lo único que lo acompaña es una navaja que no será útil porque está al lado de la carretera y la única salida está bloqueada por él.

— ¿Tienes miedo? — sonrió.

Sus huesos comenzaron a crujir mientras su voz recobró una extraña estática, su apariencia comenzó a cambiar y un extraño traje rojo, cabello rojo y orejas se hicieron notables.

Los ojos del alfa cambiaron de color, de castaño a ahora un par de orbes rojas que consumen su alma. Alastor sonrió con grata satisfacción al verlo congelado, el hombre abría y cerraba la boca como un retrasado, sus ojos se movían de un lado a otro; buscando desesperadamente una forma de escapar de ese demonio.

Alastor movió sus dedos y crujieron escalofriantemente.

— Oh, querido. ¿No estás temblando demasiado? ¿Acaso tienes frío?

Una de sus manos se deslizó justo por la yugular. Sintiendo como la vena carótida comenzaba a palpitar, podía escuchar como la sangre del mortal pasaba por el resto de su cuerpo y una sed incontrolable por beber de ella se hizo presente.

"Es malo jugar con la comida." Sonrió divertido.

Sus garras se clavaron en la vena occipital, la que está justo detrás del cuello, cerca de la oreja. El mortal jadeo de dolor pero comenzó a perder los sentidos poco después, no podía hablar y su visión se tornaba borrosa. El pulso se disparó mientras que era presa del pánico y comenzó a patalear en intento desesperado por escapar. Alastor sonrió cuando lo vio moverse, parecía una pequeña rata que ha sido lastimada y ahora quiere huir a su agujero para sentirse un poco seguro.

Un Omega en Manhattan [RadioApple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora