Mata a los bastardos.
Lucifer apretó los labios, abrazando a su hija que yacía en su regazo. Alastor está delante de él, totalmente ido en lo que sea que tuviera en mente. Su aroma, su vida, su todo se había esfumado; todo de ambos se bloqueó cuando la pequeña rubia se desplomó en sus brazos. Ambos habían perdido algo que los completaba, ambos sufren la pérdida.
Lucifer gruñó cuando sintió que el toque de su hija comenzó a quemar, sus ojos perdieron todo el brillo cuando una sola lágrima se deslizó por la pálida y fría mejilla de Charlotte, su adorada hija.
Obedece, ve y mátalos. Hazlos pagar, sus vidas por la de nuestro cachorro.
Tembló cuando la pequeña fue alejada de sus brazos, su corazón se estruja cuando alzó la mirada. Alastor había vuelto a la normalidad, solo qué... Está llorando, de sus ojos brotan enormes gotas de agua salada, sus mejillas están bañadas en ellas... Sus ojos no ven más que a su pequeña hija, si tan solo Alastor hubiera hecho mejor su trabajo para que ella estuviera a salvo quizás... No, Alastor hizo lo mejor que pudo para sacarlos de ahí, él no tiene la culpa, todo esto es culpa de... ¿De quién?
Búscalos, busca a los malditos que se atrevieron a tocar a la hija del Gran Lucifer, príncipe de las tinieblas y rey de los demonios.
Sus ojos notaron cómo el pelirrojo envolvía a la cachorra en sus brazos, envolviendo casi delicadamente su cuerpo; casi parecía que quería calentarla. El ciervo emitía un sonido casi lastimero, parecía más un sollozo cuando ella no hizo nada cuando pellizco su mejilla. Lucifer y Alastor sintieron como su corazón se encogía cuando una línea de sangre se deslizó por su frente. Ella parece un ángel caído, un lindo y puro ángel que fue derrumbado por sucios humanos. Alastor se acercó a Lucifer, lentamente mientras que Charlotte no hacía nada más que estar quieta.
— Voy a matarlos.
Alastor dijo cabizbajo, su voz ya no podía reconocerse por la estática, su cuerpo temblaba entre la rabia e impotencia. Su alfa se exige vengar a la cachorra y él no va a negarse a hacerlo.
Lucifer miró con tristeza el cuerpo de su hija.
— Espérame, papá llegará pronto.
Primero haré comer mierda a esos hijos de puta.
Alastor se acercó más a Lucifer, casi pidiendo permiso para tocarlo. Y Lucifer no se negó, juntaron sus frentes mientras que otro mar de lágrimas hacía presencia en ambos pares de ojos.
Alastor recostó la pequeña entre ambos, tomó el rostro de Lucifer y dejó un suave beso en su frente.
— Prometo que la vengaré.
Lucifer no sonrió, solo sostuvo las mejillas del más alto y besó la punta de su nariz.
... Con un par de orbes vacías, sin ninguna luz.
Sin vida.
— Lo haremos. — ambos se miraron a los ojos — Necesitó de tu ayuda.
Alastor no tenía ganas de sonreír, pero aún así lo hizo.
Llevó una mano a su pecho, e hizo una pequeña reverencia aún estando tan cerca.
— Usame como mejor te parezca, haré lo que desees.
Lucifer levantó a su cachorra con ayuda de Alastor.
— Primero... Tengo que averiguar quién demonios le hizo esto a mi bebé.
Alastor asintió, sus tentáculos comenzaron a rodear la gran mansión.
— Lo que usted diga, mi señor.
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Un Omega en Manhattan [RadioApple]
أدب الهواةDespués de haber muerto a manos de Lilith, la vida mortal de Lucifer Morningstar no es color de rosa...