Gabriel estaba en una habitación, alejada de los gritos de los demás invitados mientras huían de la pelea a muerte que se desarrolló frente a sus narices. Tenía un cigarro en los labios mientras que sus ojos claros enfocan una figura en la lejanía, una rubia curvilínea mientras jalaba a otra que se veía un poco más pequeña con una obvia expresión de pánico. Por alguna razón, miró en todas las direcciones. Podía sentir una corriente y malas vibras ir en su dirección con malas intenciones. De seguro está nervioso por ver a dónde las dos mujeres vienen, apagó el cigarro y se acercó para preguntar qué es lo que pasaba. No es normal que esa mujer se pusiera de esa forma, ya que usualmente es capaz de mantener la compostura en el peor escenario.
Sera movía de un lado a otro, sollozando. Estaba aterrada por estar en una situación así, Lilith solo había dicho que era una fiesta normal, tranquila y sin peligro. ¡Pero nunca espero que esa misma mujer enviará un asesino contra otra persona! ¡Pero aún! Un Omega, uno igual que ella y que había perdido a su cachorro. ¿Por qué tiene un muy mal presentimiento con esto? Debe irse de aquí, no le importa si Lilith la deja, ella es capaz de sacar a su cachorro adelante sola. Después de todo, es la única heredera de una influyente familia de Manhattan.
Gabriel jaló bruscamente a Lilith a un rincón.
— ¿Qué demonios sucede allá?
Lilith se tensó, recordando como un par de cosas la hicieron retroceder.
— Va a matarme... — susurró, su mirada cambió a una que no suele tener, está asustada, tiene miedo — Lucifer va a matarme, me lo dijo.
Gabriel la escuchaba murmurar, parecía que estuviese casi delirando. Su aroma a regaliz le pica la nariz y apesta, Dios sí. Odia ese aroma, más que el de Lucifer. ¿Por qué se asoció a una alfa así? ¡Solo es una adicta desquiciada!
Suspiró, soltandola.
— ¿Dónde esta Vox?— preguntó el pelinegro.
Entonces, Lilith cayó en cuenta de algo. Vox no estaba con ella cuando empezó el ataque, tampoco estaba con Gabriel.
Una suave risita de escuchó. — Me pidió que lo disculpen, se sentía algo indispuesto para seguir en este baile.
Los dos alfas se giraron en su dirección, mirando a un lindo rubio entrar del brazo con un castaño atractivo. Lilith lo reconoció como alfa de Lucifer, era demasiado obvio para los ahí presentes.
Lucifer sonreía de oreja a oreja, como si no hubiera perdido a su cachorro.
Lilith sonrió. — ¿Será que le hiciste algo?
Lucifer inclinó el rostro hacia la derecha, curioso de sus palabras.
— ¿Me creés capaz de hacer algo como eso? — parpadeó.
Lilith tembló cuando los ojos del castaño tenían un rato brillo rojo en sus pupilas, se veía siniestro. Aterrador, un demonio que viene por tu alma, se rió por sus pensamientos. Sola es un ser humano común. ¿Verdad?
Gabriel dió un paso al frente.
— ¿No vas a saludar a tu hermano? — preguntó.
Lucifer le dió una rápida mirada, y los puso en blanco.
¿Te importan tanto las formalidades?
Alastor soltó una risita, acercándose a Lucifer por atrás. Su mano bajó hasta su cintura, acercando más al rubio a su cuerpo y sonrió con altivez a los mortales. Especialmente porque una de parece a la Ex reina, quién por cierto murió y quedó libre.
Lucifer miró a Alastor, es obvio que tenía que levantar un poco la cabeza para cruzar miradas con él.
— No creo que sea adecuado tomarte como un hermano ahora que has hecho muchas cosas para manchar mi nombre, mi reputación... — Alastor acarició el hombro del omega, con una mirada acusadora al alfa de pelo negro — No has ido a visitarme desde la muerte de mi hija, no has enviado ni las condolencias. ¿Puedes tomarme como tú hermano cuando no has hecho el mínimo esfuerzo de tratar de consolarme? Sin embargo, te tomas las molestias para ver a la responsable del asesinato de mi hija... — miró a la rubia que se encogió en su lugar — ¿Eso también hacen los hermanos, Gabriel?
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Un Omega en Manhattan [RadioApple]
FanfictionDespués de haber muerto a manos de Lilith, la vida mortal de Lucifer Morningstar no es color de rosa...