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Sebastián:

¿Era solo yo? ¿Oh esa chica se veía mucho mejor inconsciente?

Aún no sabía a ciencia cierta porque ella me atraía de esa manera. Jamás había sentido eso por nadie, solo por ella. Y lo peor era que ni siquiera sabía su estúpido nombre.

Dejé el cuerpo sin vida y a medio comer del guardia a propósito en medio del estacionamiento, llámenme loco, pero me encanta cuando dejo pruebas de que estuve en un lugar en específico, por más sangrientas que fueran las evidencias.

Mientras conducía mi auto a las afueras de la ciudad miré por el retrovisor el cuerpo inconsciente de aquella chica, y, evidentemente, se veía muchísimo mejor inconsciente y en ese estado, tanto que si no fuese porque aún no estábamos tan lejos de la escena del crimen me hubiese detenido y abusado de ella allí mismo mientras aún estaba desmayada.

Lo raro era que yo nunca había hecho esto con ninguna otra....

Jamás alguien me había llamado tanto la atención.

Al entrar en el bosque, mi mirada atravesó el camino de tierra, y nostálgicamente me imaginé todas esas víctimas que asesiné por esos caminos, ah, la gente era tonta en verdad. Solo digo, ¿Enserio le dan un aventón a un tipo en medio del bosque que de lejos sabes que no está bien mentalmente?

Eso sin duda era la definición de ser imbécil.

Al llegar a mi casa en medio de la nada, baje del auto y me dispuse a cargar a mi nueva pieza de entretenimiento hacía adentro de la vivienda, y, ahora que lo pienso me doy cuenta de un gran problema: ¿En dónde carajos voy a tener a esta? No puedo ponerla en el cuarto de Edgar, se qué se molestaría y la mataría de inmediato. Agh, ¡Odio tener que compartir mi vida con mi estúpido hermano! Si, el fue el que se le ocurrió la idea de matar a nuestros padres y mudarnos a esta mugrienta casa que uno de estos días se caerá a pedazos con los dos adentro, pero igual me gustaría vivir sin él.

¡Agh! Supongo que la tendré que poner en mi cuarto al lado de mi intento de cama.

Abrí la puerta de una patada y por un lado tenía a la chica sin ojos que mate en el estacionamiento y por el otro está la única mujer que he secuestrado en mi puta vida.

- oh, hermanito, ya empezaba a pensar que no llegarías nunca.- comentó Edgar King desde la cocina cocinando en el sartén las sobras de nuestra última cacería humana.

Yo rodeé los ojos. ¿Al menos podía disimular el hecho de que nos estábamos quedando sin presas para comer?

- tranquilo estúpido, ya traje a la que nos alimentará por los próximos tres días.- dicho eso deje caer el cadáver en el gran meson en la mitad de la habitación.

El inmediatamente volteó a ver y sus ojos marrones se clavaron, obviamente, en la chica que aún tenía cargando en mi costado derecho.

- ¿Que traes ahí Sebastián? - preguntó.

¡Me lleva el diablo!

El más que nadie odia cuando hago cosas sin consultarselo primero, pero, sobretodo, odiaba los secuestros. Decía que no tenía sentido tener a una persona cautiva sin poder comérsela ni poder matarla.

- eh, solo es.....

- ¿no está muerta verdad?

¿Cómo el siempre lo sabe todo?

- no.- me resigné a decir la verdad.

- sabés lo que pienso de los secuestros.- sus ojos clavados en los míos en vez de intimidarme solo hacían que me rebelará aún más.

- y también sabes lo que pienso de seguir tus órdenes.- le respondí cortante.

El suspiro, y unos cuántos mechones de su pelo castaño claro se pegaron a su perfilado rostro con un aire maduro y sabio, y de nuevo sus ojos se posaron en los míos.

- sabes perfectamente que ya no podemos arriesgarnos tanto como antes.

Casi al instante volví a torcer los ojos.

¡Maldita policía! ¿Porque no nos deja en paz? Antes matar gente era muchísimo más fácil cuando no nos seguían la pista. Todo por la maldita Elaine. De saber que no estaba inconsciente cuando la golpee le hubiese proporcionado unos cuántos más.

- ésto no nos afecta en nada.- le aseguré.

- eso creés tu, pero la realidad es que los padres de esa chica no descansarán hasta tenerla de nuevo con ellos.

Gruñi de enojo porque sabía que tenía razón. Al parecer los demás padres en el mundo se preocupaban por sus estúpidos hijos. Si tan solo a nosotros nos hubiesen tocado unos papás así en cambió de una madre adicta a la marihuana y una padre que trabajaba de sicario y con actitudes violentas contra la figura femenina.

- da igual. Ya lo hice y no hay forma de arreglarlo.

- ¿Y dónde planeas ponerla? Sabes que si la pones a mi alcance no dudaré en degollarla y comerme sus ojos.- Replicó.

- lo sé perfectamente, por eso la tendré mi cuarto.- le expliqué.

- ajá, entonces implica que ella verá tu cara, y si se escapa describirá a detalle tu fea cara, ¿Estás consciente de eso?

Si, lo estaba.

- si lo estoy, pero, ella jamás se escapará.- le respondí.

- ¿Cómo estás tan seguro? - preguntó.

Atravesé la cocina hasta estar cara a cara con mi hermano mayor, el mismo que me invitó a vivir una vida llena de sangre y matanza.

- por qué ella ahora es mía. Y lo que es mío, para siempre será mío.- respondí seguro de mis palabras antes de irme del lugar y subir las escaleras.

Al entrar en mi habitación, descargue a la chica en mi mugrosa cama llena de ácaros, y me agache en uno de los cajones de madera podrida y cogí un par de cadenas que me encontré tiradas en una parte del bosque mientras intentaba cazar una victima que se encontrará acampando.

Sabía que un día me iban a servir.

Puse el cuerpo inconsciente en el suelo y amarré sus manos con las cadenas a uno de los soportes de la cama, asegurándome de que estén bien amarrados.

¿Cómo reaccionará ella cuando se de cuenta de que está amarrada con cadenas en una horrible habitación con una que otra marcha de sangre y un montón de cuchillos ensangrentados y un bate con clavos en una mesita de noche?

Oír sus gritos de desesperación sería sumamente exitante.

Al verla con esos ojitos cerrados, y ese pelo pelirrojo aderido a su cara pecosa...

Era perfecta en todos los sentidos.

Tal vez por eso no quise matarla, esa belleza y ese cuerpo no tenían comparación alguna, y el hecho de que ella no exista más, sería la peor tragedia.

¿Que me está pasando?

Nunca, y repito, ¡Nunca! Había hecho algo parecido, jamás había secuestrado a alguien. Si, torturó, mutilo, como personas inocentes, pero secuestrar jamás fue lo mío.

¿Acaso esto significa que.....?

No.

No puedo estar enamorado.

Eso es de personas comunes he imbéciles. Jamás me he enamorado, ni tampoco pienso hacerlo.

El amor no es una opción cuando te dedicas a lo que yo me dedico. ¿Cómo podria enamorarse ella de alguien como yo?

No soy un chico malo. No soy un antagonista. Directamente soy el villano.

No soy alguien que va a cambiar por el poder de amor como en cualquier novela juvenil, soy un monstruo, y eso es todo.

No, no puedo sentir esto.

¿O sí?

Eres, y siempre serás mía (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora