Sebastián:
La muerte me miraba justo a los ojos mientras mi mano sostenía mi cuchillo favorito.
- ¿Que esperas King? Creí que eras de los actuaban en vez de hablar.- se burló el imbécil con aquella voz mecánica.
Yo lo fulmine con la mirada.
- suelta a Erika en uno.....
- Dos - Replicó sin un apise de miedo en sus palabras.
Este maldito me va a dar un dolor de cabeza.
Incluso me molestaba esa eterna sonrisa puesta en esa máscara.
- uno.- hablé en un tono grave.
Sin pensarlo dos veces, alcé mi cuchillo y me impulse hasta el hijo de puta que amenazaba con la vida de mi conejita. Antes de que siquiera la hoja pudiera tocar su piel el imbécil se movió a un lado a una rapidez que hasta a mí me sorprendió, razón por la cuál perdí el equilibrio y caí de bruces contra el suelo de madera, causando un ruido como el de un saco de cemento cayendo sin previo aviso.
- wow, en serio pensé que no serías tan fácil de derribar.- parloteo el maldito mirándome desde arriba.
De repente, alzó el cuchillo de carnicero en su mano izquierda y a una gran velocidad lo clavó justo en mi espalda, haciendo que yo soltará un grito lleno de dolor, uno que no había experimentado en mucho tiempo, no desde que practicaba peleas con conchillos contra Edgar.
- la verdad, está tontería resultó más fácil de lo que pensé.- dijo mi atacante, antes de soltar la carcajada más irritante que había escuchado.
Bien, este maldito quiere pelea, pues se la voy a dar con gusto.
Sin previo aviso, deslicé mis pies hasta donde el estaba parado quitando sus piernas, lo cuál obviamente causó que cayera rápidamente contra el suelo, jaja, que estúpido si es que no se lo vio venir, en su lugar yo si hubiera estado pendiente de eso.
Su cuerpo cayó al suelo acompañado de un quejido de dolor, al parecer, se había golpeado la cabeza, aunque el golpe no fue lo suficiente como parar romper la máscara y descubrir quien se los dos hermanos Tommen se trataba.
- a qué esa no te la viste venir? - le dije en tono de burla mientras con las fuerzas que me quedaban me logré levantar todavía con el cuchillo adherido a mi espalda.
Sin pensarlo dos veces, y con una furia incontrolable inundando mi mente, me arranque el arma filosa de mi espalda con sumo dolor para después sentir como un río de sangre exploraba la parte trasera de mi cuerpo.
- bien, creo que hoy no es tu día imbécil.- le hablé, con mis ojos envueltos en el enojo listo para matar a este maldito.
No pasaron ni siete segundos cuando le clave el objeto justo en el lugar de la espalda dónde el me lo había clavado a mí. Cómo ya me lo esperaba, el también soltó un grito que fue como la más bella sinfónica entrando por mis oídos, al fin, iba a poder vengarme, él o ella era el culpable de que estuviera yo alojamdome en esta casa, el culpable de una gran herida en mi estómago.
Rápidamente, desentierre el cuchillo, el cual estaba tan adherido a su carne que incluso tuve que esforzarme. Joder, me encantó cuando mientras lo sacaba el dejaba escapar desesperantes gritos de dolor, gritos que me servirían como canción de cuna para cuando necesitará dormir.
- al parecer ya no te divierte tanto eh?- le dije en tono burlón cuando por fin logré sacar el cuchillo de su espalda, marchando mi ropa con unas cuantas gotas de sangre que le daban color y vida, me encanta cuando eso pasa.
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Eres, y siempre serás mía (+18)
Romance🔞 Está historia está marcada como madura🔞 Erika Coffey, la dulce, la tranquila, la inteligente Erika. ¿Alguna vez hizo algo malo en su vida? la respuesta a esta pregunta es no. oh, bueno, al menos hasta que la dejaron sola ese día en el auto mie...