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Advertencia: este capítulo contendrá escenas que pueden llegar a herir la sensibilidad del lector. Con estoy me refiero a que habrá una escena de no consentimiento entre los protagonistas. Y aclaro: ¡No estoy de acuerdo con este tipo de comportamiento! Es deplorable y debe ser eradicadicado.

Sin más espero que disfruten el capítulo.

- Luis L.

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Sebastián:

Me besó.

No sé en qué carajos está pensando está pelirroja, es como si lo hubiera estado esperando hace mucho.

No la detuve, sin embargo. Aunque me costará admitirlo, yo estaba esperando esté momento desde la primera vez que la ví.

Si, la secuestré, pero por el simple hecho de que no podía separar mi vista de ella. Y, al darme cuenta de que no iba a poder seguir mi vida sin su presencia, simplemente la tomé.

Y, ¡Dios! ¡Está hica si sabía besar bien!

Con mi mano derecha, sostuve su cabeza, mientras con mi lengua exploraba su boca con cierto deseo y posesión mientras ella hacia lo mismo con la mía.

Al cabo de unos segundos, ella separó sus labios, y yo no hice otra cosa que mirarla fijamente.

- déjame ir, y prometo que no le diré a nadie.

Ah, ya entendí porque lo había hecho.

Bufé casi al instante.

- ¿No le dirás a nadie? ¿En serio? Luego de que tu cara allá salido en todos los noticieros, y hasta el que vive en la calle sabe que estás desaparecida. ¿Que le dirás a la policía? ¿" Perdón, me escape del estacionamiento, y fuí de fiesta con unos amigos durante cinco malditos días" ?

Ella se quedó mirando el suelo, callada.

- es lo que pense.- dicho esto la tomé del brazo para llevarla de vuelta a casa.

- ¡No! ¡Por favor! - duplicó, forcejeando en un patético intento de escapar.

No le hice caso. Y, hasta cierto punto me enfureció el hecho de que solo me haya besado por puro interés.

¡Maldita! Prácticamente me usaste, cuál niño que juega con un juguete y luego planea desecharlo.

Aún estábamos lejos de la casa, y mi irá cada vez era más, y más fuerte. De verdad ¿Cómo se atrevía a besarme solo para que la dejará escapar? Eso sin duda era horrible.

- ¡Sebastián! ¡Por favor! - seguía rogando y rogando mientras intentaba liberarse.

¡Cállate! ¡Cállate!

Ya no aguantaba su voz.

En un acto repentino, la agarré fuertemente del cuello, ya no iba a aguantar sus pendejadas, y sin pensarlo, la acorrale contra el tronco robusto de un árbol.

Ella claramente estaba sorprendida, intentó pronunciar palabra, pero fue inútil, ni siquiera podía respirar bien.

- tú me has usado. Ahora yo te usaré a ti.

Con mi otra mano libre, le rompí la ropa que ella traía puesta desde que la ví, sucia claramente, por dónde se había escondido. Ya sin eso, pude apreciar como su sostén era de un rosa pastel, muy típico de alguien como ella.

Sinceramente, tenía buenos pechos, eso tenía que admitirlo.

- por...fa....fa....vor.- pronunció levemente Erika, rogando por ser liberada.

Eres, y siempre serás mía (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora