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Sebastián:

No soy un antihéroe. No soy ese personaje que hará cosas malas pero será justificable por qué hago cosas buenas, oh una de esas mierdas. No, no salvó a las personas de una manera cuestionable. No mató a personas malas, simplemente mató personas inocentes.

No soy una persona de moralidad dudosa. Simplemente y sencillamente no tengo una puta moral. Soy un psicópata, un caníbal, un maldito loco. No hay justificación por mis actos. No hay un pasado trágico que me hizo el villano. Simplemente soy así porque me salió de los huevos serlo.

- shhhh. Tranquila conejita, te haré desearlo, serás adicta a lo que estoy por hacerte.- le prometo a Erika.

Mis manos la sujetaban con fuerza, obligando su cuerpo, forzando a su persona a hacer algo que no quiere, pero, pronto querrá con locura.

Mi mano derecha, recorre su bello cuerpo con algo de admiración y dulzura, ya que no quería lastimarla de ninguna manera. Finalmente, llegó hasta sus pechos, los cuales ya empezaban a provocarme, con esa textura, con esos pezones rectos, rosaditos claramente, a pesar de que traía puesta una camisa. Mi verga erecta apretaba en mis pantalones, deseando salir lo más pronto posible y entrar en su coño, él cuál, sospecho que era virgen y muy jugosa.

Con eso en mente, no dude en bajarle los tejanos, ésto asegurándome de que no escapara, y, al liberarla de su prenda, pude observar como su ropa interior estaba muy mojada, pidiendo a gritos ser follado.

- vaya, solo te he tocado y ya estás mojada. - le comenté en su oído.

Al separar mi cabeza de la suya, su mirada se encontró con la mía, viendo como sus ojos se llenaban de lágrimas como cascadas, sinceramente, me dolía verla así, pero, me consuela el saber que lo está deseando tanto como yo.

- por favor ya para, no quiero ésto.- me suplico con los ojos llorosos.

- lo querrás jodidamente. - le aseguré, tocando sus perdones blandos y rosados con delicadeza.- hoy te enseñaré a amar todos mis lados más oscuros. Me aseguraré de que al salir de este cuarto de mierda tu ya amarás cada perversa parte de mí, hasta el punto en el que me rogaras por más. Y, solo así, te haré mi reina de la oscuridad.

En pequeños instantes cojí el cuchillo que estaba en la mesita de noche, justamente porque sabía que lo iba a necesitar tarde o temprano.

- chupa el cuchillo.- le ordené, rodando cuidadosamente el filo en sus labios rojizos, asegurándome de no hacerle daño.

Sus ojos se abrieron como platós al escuchar mis palabras, sin duda no se esperaba tal petición enfermiza. Pero, no me importaba, de cualquier manera la obligaría, asegurándome de no lastimarla .

Pero, para mi sorpresa, aceptó obediente y abrió su boca para recibir como se debe al objeto corsopunsante. Debido a eso, no lo dude y metí el filo dentro de su boca, siendo mi prioridad no lastimar sus encías ni su lengua. Está última, haciendo un trabajo de la puta madre, chupando con cuidado y lamiendo el objeto, lo cuál hizo que mi polla creciera más y más dentro de mis pantalones, creando un bulto que era obvio a simple vista.

Su saliva envolvía con alegría la hoja filosa, sorprendiendome al ver cómo su boca parecía disfrutar el cuchillo, como si fuera el dulce más delicioso, y, a la vez el más mortal. En eso, me pregunté cómo sería esta  boca chupando mi verga erecta por segunda vez.

- joder, lo haces maldita mente bien Conejita.- le informé.

Ella solo me miró directamente a los ojos, pero, decidió seguir con lo suyo y seguir chupando como si fuera un caramelo.

Dios, está chica me vuelve loco, al punto de que no podría vivir sin ella nunca.

Lentamente, comencé sacando y metiendo el arma, mientras la boca de Erika parecía no querer que se escapara, resistiendo y subsionando con locura .

Eres, y siempre serás mía (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora