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Sebastián:

Había olvidado lo divertido que es matar en lugares públicos.

Sientes una puta adrenalina recorriendo todo tú cuerpo al tener la posibilidad de ser atrapado, es un sentimiento increíble.

Mi dedo ensangrentado recorría los libros, todo el lugar era un mar de sangre y el cuerpo del que atiende el mostrador estaba crucificado en el techo,  eso gracias a unos vidrios que logré incrustar en su carne y penetraron sus huesos, además de lograr clavarlos en el techo, la verdad había sido fácil, su carne no era muy dura que digamos.

Joder, gotas de sangre cuál lluvia caían sobre mi capucha, dándole un color lindo y que no se vea tan depresiva.

Joder, amo mi trabajo.

Finalmente, logré agarrar algunos títulos de libros, todos los que a mi conejita quiso que le llevará, fleur:mi despertada decisión, Heist, Damián: un secreto oscuro y perverso, entre otros.
Todos ellos eran de la app de wattpad, esa app naranja de libros raros, pero, haría lo que fuera por hacer feliz a Erika, no me importa que tenga que llevarle siempre y cuando sea feliz.

Ya con todos los libros en mi mano me retiré del lugar, no sin antes quitar de mi camino la cabeza cortada de la chica, incluso algunas tiras de carne se pegaban al suelo y la tuve que patear para poder quitar esa cabeza de mi camino. Hasta incluso había una mosca comiendo de su piel y su carne lentamente, y poco a poco más se fueron acercando para hacerse un festin con la cabeza.

Finalmente llegué al BlackForest sano y Salvo, la verdad, me esperé que la policía me atrapara, pero al parecer son unos imbéciles que no saben cuándo en su pueblo ocurre una masacre.

Lamentable, si me lo preguntan a mí.

- ¿Se puede saber porque cojones estás lleno de sangre y tienes ese montón de libros en tús manos? ¿No te había dicho que era mejor no llamar la atención de ningún modo? - me regañó Edgar al Yo entrar a la casa Tommen y percatarme de que justo estaba en la sala esperándome.

- no es tú problema imbécil.- respondí caminando hacía las escaleras con mi cara de culo.

- ¿Es para Erika verdad?

- ¿Que parte de no es tú maldito asunto no entiendes?

- esa chica te Jodió el cerebro, ya incluso estás empezando a hacer tonterías!

No había pisado un solo escalón cuando voltee aún con mi máscara puesta, viendo a los ojos a mi imbécil hermano.

- que sea primera y última vez que te atreves a hablar mal de ella joder!, te juro que si lo vuelves a hacer "hermanito" te arrepentirás.- lo amenacé.

No iba a dejarlo hablar mal de ella, primero le rompo todos los malditos huesos, en el estado en el que me encuentro soy capaz de hacer todo lo que se me cruce por la puta cabeza.

- hey, cálmate por favor.- él se acercaba lentamente a dónde yo estaba.- hay que tomarse las cosas con cal...

Justo cuando estaba tan cerca de mí aproveche y le lancé un puñetazo con mi brazo derecho mientras con el otro sostenía los libros antes de que pudiera terminar la oración, tanto fue así que cayó al suelo aturdido.

- ni una mierda, no vengas con tús comentarios pacíficos de porquería, yo voy a dónde quiera, hago lo que quiera, y mató a quién quiera, y será mejor que no intentes hablar mal de Erika porque ese será el día en el que estés a punto de reencontrarte con nuestros padres.- sentencie.

Él puso sus ojos en mi figura imponente, viendo como yo me revelaba ante él como la vez que intentó matar a mi conejita en nuestra casa, ese día en el que conoció mi lado más salvaje. No  me importa si estará molesto conmigo, lo único que me importa es que no hable mal de Erika, eso no se lo voy a permitir.

- ¡Dios! - Nolan apareció de algún lugar de la vivienda, aparentemente preocupado por mí hermano.- ¡Al fin pasa algo interesante! Y me estaba aburriendo...

Nolan jamás se tomaba nada en serio, incluso en una situación de vida o muerte el podía sacarse un comentario sarcástico, cosa de cierta manera me irrita.

- ¿No tienes algo mejor que hacer que molestar? - le pregunté molesto.

- Nop.

- eres un grano en el culo.

- awwww, muchas gracias.

Joder, no puedo con él.

Decidí mejor subir las escaleras, no me iba a quedar lidiando con él Rubió molesto, tengo cosas mejores que hacer.

Como hacer feliz a Erika.

Llegué hasta su habitación temporal, justo al lado de la mía, lo cuál me llenaba de consuelo en las noches pensar que la mujer que yo más quiero en este mundo está a solo una pared de distancia, lo cuál hacía que durmiera mejor.

Luego de tocar la puerta varías veces, me percaté de que nadie salía a abrirla, lo cual por alguna razón hizo que mis nervios se pusieran alertas, por alguna razón tenía la certeza de que algo no andaba bien, que algo estaba pasando, algo que estoy completamente seguro de que tiene que ver con mi conejita.

- ¿Erika? ¿Estás allí? Abre la puerta.- le pedí, pero tal cuál como temía no fue nadie a abrirme, lo cuál hizo que los pelos se me pusieran de punta.

Confirmado: algo no anda bien. Debo entrar así sea a la fuerza.

Sin pensarlo dos veces dejé los libros en el suelo y logré abrir la puerta gracias a él cuchillo que había llevado para la matanza en la librería aprovechando que ya tenía experiencia, la verdad, eso es una de las pocas cosas que le agradezco al imbécil de mi hermano.

Finalmente, la puerta se abrió con la compañía del lamento de la madera, dándome la peor vista que mis ojos hayan podido captar alguna vez en mi puta vida:

Erika, amarrada de las dos manos y las dos piernas por una tela, tenía la boca amoldazada gracias a un pedazo de media, tenía los ojos cerrados y por lo que se veía parecía que estaba inconsciente por un golpe o algo parecido, aunque no tenía signos evidentes de haber sido golpeada.

< O por Dios>

No podía creer lo que estaba ante mis ojos, era la peor cosa que había visto, una imagen sencillamente grotesca, y esto lo dice un puto asesino en serie que mata caí a diario y le encanta mutilar a sus víctimas.

- tú tiempo ha llegado Sebastián King.- una voz me llegó a los oídos.

De la oscuridad de la
La habitación, el tipo que me apuñaló apareció de la nada, con esa misma máscara y un gran cuchillo de carnicero en su mano derecha, el cuál estaba tan limpio que reflejaba mi máscara en él.

- será mejor que la dejes si no quieres que tú cabeza deje de estar en su sitio.- lo amenacé.

- creo que ya es hora de tú muerte, ¿No crees?- Replicó.

Su voz sonaba irreal, apostaría que tiene un aparato de los que te cambian la voz como en la película de Scream, lo cuál hacía más difícil poder reconocer siquiera su género.

- lo que creo es que vas a morir el día de hoy imbécil.- afirmé.

- eso está por verse.- respondió.

Y así, fue como comenzó lo que para mi podría resultar en la muerte....

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Gracias por las 15k de lecturas y los más de 800 votos, la verdad estoy muy contento, me alegro el alcance que este libro ha tenido, no olviden comentar o votar para llegar más lejos, muchas gracias.

- Luis L.






Eres, y siempre serás mía (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora