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Erika:

Iba a ser asesinada.

Oh al menos así sería si no siguiera corriendo como si no hubiese un mañana, lo cuál sería cierto si ese hombre me atrapaba.

¿Quién era ese sujeto? ¿Era otro asesino?

Tenía otra máscara igual a la de los locos esos, lo que me indicaba que tenía algo que ver con ellos. Lo que significaba que entonces no sólo eran cinco.....

Eran seis........

Aunque, si hubiese Sido uno más Sebastián no se hubiese asustado como lo hizo al verlo. Es como si estuviera ¿Asustado? ¿Un asesino asustado?

Sin duda ese tipo de cosas no se ven a menudo, eso lo tenía claro desde un inicio.

Cada vez mi corazón latía más y más fuerte, consciente del peligro que conlleva estar corriendo sola en el Black Forest únicamente con un sostén y mi sucia blusa,manchada de sangre por mi escondite.

Fueron en esos momentos en los que me acordé de una cosa:

La violación.

Sebastián me había violado.

Y....... Me gustó.

¿Cómo es posible? Eso era algo horrible. Algo enfermizo.

Mientras mi mente era absorbida por ese pensamiento, escuché un estruendoso ruido, lo que me obligó a voltear, dándome una sorpresa inesperada:

Sebastián, tumbado en el suelo, como si estuviera desmayado. ¿Que carajos?

Sin pensarlo, y en un acto impulsivo, corrí hasta su dirección, genuinamente preocupada.

- ¡Sebastián! ¡Despierta! - grité con desesperación mientras lo sacudía con miedo a que no despertara.- ¡Soy yo! ¡Erika!

Lo puse boca arriba, dándome el susto de mi puta vida:

En su estómago, estaba un cuchillo ensangrentado, muy profundo en su estómago.

¡No! ¡No! ¡No! ¡No¡ ¡Noooo!

- ¡Díos! - grité, tapándome la boca con las dos manos, con un profundo e intenso terror, mientras las lágrimas se salían de mis ojos.- ¡Sebastián!

Tuve miedo de quitar el arma. Recuerdo que en la universidad nos habían enseñado qué lo peor que puedes hacer en una circunstancia como esa era quitarle el objetivo corsopunsante. Si uno cometía esa estupidez la víctima podría desangrarse.

¿Y ahora que tengo que hacer?

Ésto me pasa por andar leyendo Damián, de Alex mirez en plena clase de primeros auxilios.

En eso, escuchó como poco a poco se escuchan pisadas, como si alguien se estuviera acercando, acechando, esperando el momento justo para atacar.

Y, si, mis mayores temores se confirmaron cuando ví al sujeto de la máscara de LED con el neón de Colón negro.

- Erika.- pronunció mi nombre en un tono macabro.- Erika Coffey.

¿Cómo sabía mi nombre? Estaba segura de que jamás lo había visto. Aunque, bueno, tampoco era como si pudiera verle la cara.

- ¿Quién eres? - pregunté, con la voz quebrada del miedo. - ¿Cómo sabés mi nombre?

- Nada es lo que tú crees.- me advirtió.- no sabés nada.

Mi cara solo reflejaba confusión, mientras ví desaparecer a ese extraño entre los grandes árboles.

¿Que carajos acaba de pasar? Acaso....... ¿Es una amenaza? ¿Oh simplemente sabe cosas?

- Co...Con..nejita.- el intento de articular palabra de Sebastián me trajo a la realidad. - trae a Edgar. Mi hermano.- suplicó con dificultades.

¿Edgar su hermano?

Estoy un 100% segura de que al verme ese loco junto a los otros tres no se lo pensarán dos veces antes de cortarme el cuello, pero, de igual manera, no podía arriesgarme a perder a Sebastián, no lo soportaría.

¿En serio estoy pensando esto?

Sebastián era un asesino, había asesinado a un montón de personas, se merecía morir, y así no hacerle daño a nadie más.

Pero.....no puedo.

Él ha despertado algo en mí, es como una especie de sentimiento, uno que no quiero sentir, pero lo hago, desgraciadamente.

No. Es imposible que yo lo deje aquí, no me lo voy a permitir.

Me enderece y salí corriendo hacia la casa de los hermanos. No sé que tan bien fuera a resultar ésto, pero, si muero asesinada, al menos moriría intentando salvar una vida, una de la cuál no merecía ser salvada, una de la cuál había acabado con unas cuantas vidas más.

Una vida que yo amo.

Suena como una enferma, una enferma que se enamoró de un hombre que la secuestró, la violó, pero, sobretodo:

Que no dejo que nadie la lastimara.

Incluso fué capaz de golpear a su hermano mayor para ponerme a salvo, y se puso a la defensiva cuando uno de sus amigos opinó que quería matarme.

Nadie de mi universidad sería capaz de enfrentarse a su familia y amigos por una chica que apenas conocían.

Él si, y lo amo por eso.

Él mataría a cualquiera que me hiciera daño sin pensárselo dos veces.

- ¡Ayuda! - grité, al avistar a los cuatro enmascarados, los cuales voltearon de inmediato.- ¡Necesito ayuda!

Edgar, al percatarse de quién era el que articulaba tales gritos, sacó uno de los cuchillos que tenía guardados en el bolsillo derecho, y, rápidamente se abalanzó Hacía mi, dejándome en el suelo.

-¿Que mierda hicistes con mi hermano? - su cuchillo afilado, me rozaba el cuello.- ¡Habla!

No tenía que quitarse la máscara como para saber que estaba molesto, sin duda, ¿Quién no lo estaría? Su único hermano había ido a perseguir me, y no había señales de él.

- Edgar.....-pronuncie su nombre.- Sebastián....necesita...

Me estaba cortando la respiración.

Tenía miedo. Miedo de que en cualquier momento ese cuchillo se deslizara en mi yugular, yéndome de este mundo como una verdadera estúpida. Una estúpida que se sacrificó por su secuestrador.

- déjala hablar Edgar.- parloteo uno de los amigos de Sebastián, con una mano en el hombro de Edgar.- tal vez ella quiere ayudar.

- ¡Jodete Klein! - grito mi atacante en histérico, mirando fijamente al supuesto Klein.- ¡¿En serio crees que nos quiera ayudar luego de todo esto?! - su mirada volvió a recaer en mi persona- será mejor que hables ahora oh me encargaré de cállarte para siempre.

Es ahora o nunca.
- un hombre...... igual que ustedes... Lo ata....có...- logré pronunciar las palabras correctamente.

Los tres hombres detrás del loco que me amenazaba, se miraron a través de las máscaras, no había dudas de que estaban sorprendidos.

- ¡¿Que!? - Edgar se quitó la máscara, dejando ver sus rasgos definidos. Además de una inmensa sorpresa impresa en su rostro.- ¿Un tipo igual que nosotros?

Algo me decía que él sabía cosas.

- si.

- joder. ¿Tu crees que ....- uno de ellos se acercó al dueño del cuchillo que tenía tan cerca de mi cuello.

- no es posible.- balbuceó mi atacante.

¿Que carajo estaba pasando?

Lo único que quiero es que Sebastián esté bien.

Yo lo había besado para poder escapar. Pero, debí admitir que una parte de mí realmente quería besarlo, tener sus labios pegados a los míos.

¿Que me sucede?

Edgar se levantó del suelo, soltandome, para luego ofrecerme la mano y decir:

- Llevanos a ese lugar.













Eres, y siempre serás mía (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora