Los próximos días fueron casi igual. Iba a clases y luego al parque de skate con sus nuevos amigos. Su excusa para llegar tarde a casa era que estaba en una clase extracurricular de piano en el instituto y al parecer sus padres le habían creído porque no parecían sospechar de nada.
Todo parecía ir bien con todos, menos con Sapnap que casi todo el tiempo lo ignoraba y cuando no, solo se burlaba de su poca experiencia en el skate, por más que cada día intentaba mejorar.
Lo cierto es que Karl ya podía patinar solo sin caerse, pero hacer los trucos más fáciles aún se le complicaba.
Al otro lado del parque estaba Sapnap burlándose de los nuevos que querían ser parte de los Kool Kids.
-¿Estos niños serán idiotas? -le susurra Sapnap a Sam, con clara burla- Se deben haber golpeado bien fuerte la cabeza o no me lo explico.
-¿Quién es peor, el niño que acaba de pasar o Karl?
-Por supuesto que el niñito, al menos Karl no se ha caído hoy.
Karl escucha eso y por alguna razón aquellas palabras se sienten cálidas, como si hubiera sido un cumplido. Está tan enfrascado en el lindo sentimiento que no se da cuenta que un niñito se le cruza por al frente y ambos terminan cayendo al duro suelo de concreto.
-Me retracto, Karl es peor.
También escucha eso y ahora tiene ganas de llorar. Trata de contener sus lágrimas, cuando George corre a su auxilio.
-¿Estás bien, Karl?
Y esas palabras son suficientes para hacerlo romper en llanto.
-¿Duele mucho? -pregunta George, tomando su rodilla que estaba sangrando.
Recién en ese momento se percata que está sangrando, pero ni siquiera le duele tanto como le duele el comentario de Sapnap.
George limpia su herida con un poco de papel hasta que deja de sangrar.
-Ya está. Si te sigue doliendo, avísame y te acompañamos a casa.
Karl limpia las lágrimas de su rostro y asiente.
-Si llora por esa estupidez, no me quiero imaginar cuanto llorará cuando se rompa un brazo o una pierna -escucha a Sapnap murmurar a Sam, mientras toma de su bebida-. Sabía que los chicos de ciudad eran frágiles, pero tampoco pensé que tanto.
-¡No soy frágil! -grita Karl- ¡Todo el puto mundo llora, pedazo de imbécil!
-Cuida es boquita, cariño. No vaya a ser que tus papis te escuchen -se burla Sapnap, mientras se relame los labios-. Ahora ve a practicar porque la convocatoria acaba en una semana y así como vas, te tendrás que despedir de tus nuevos amiguitos.
-Sapnap, ya déjalo -sale Dream a la defensiva-. Recién está aprendiendo, dale más tiempo.
-Tendrá un año entero para practicar y se podrá presentar a las convocatorias del próximo año.
Karl se queda completamente en blanco. Lo más probable es que el próximo año ni siquiera esté en esa pequeña ciudad y una semana era muy poco tiempo para ser un experto. ¿Cómo se suponía que iba a ser parte de los Kool Kids en tan poco tiempo? George y Dream eran buenos profesores, pero se notaba a leguas que Sapnap tenía mucha más experiencia.
Sus manos se vuelven puños y respira hondo antes de hablar. Era perder la oportunidad de ser un Kool Kid o perder la dignidad, y Karl no se iba a ir de ahí sin ser un Kool Kid.
-Sapnap, por favor, enséñame. Quiero ser tan bueno como tú.
-Ya tienes a Dream y a George. No pidas demasiado.
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Kool Kids [Karlnap]
JugendliteraturEn el Estado de Texas, Karl y su familia llegan en busca de un nuevo comienzo. Pronto, Karl se sumerge en la cultura del skate y escucha acerca de los "Kool Kids", un legendario grupo de skaters, del que es líder Sapnap. Su determinación por unirse...