Según avanzaba la noche, el viento soplaba con fuerza. Empezaba a hacer mucho más frío que antes. Karl estaba en una esquina abrazándose a sí mismo para calentarse y así conciliar el sueño. Mientras que Sapnap patinaba en su skate.
Sapnap se veía increíble siempre y lo envidiaba por eso. Era ese tipo de persona imposible de intimidar, que te hacía tenerlo respeto sobre todo. Tenía sus ideales firmes y ninguna forma de autoridad podía sobrepasarlo, porque era Sapnap y Sapnap siempre se salía con la suya.
En un momento Sapnap se detiene frente a él y se quita su sudadera antes de dársela.
—Para que no mueras de frío, idiota —le dijo antes de irse nuevamente con su skate.
Karl tomó la sudadera y se la puso sobre la suya. Sapnap era un poco más bajo que él, pero siempre usaba ropa holgada, por lo que no fue un problema.
Su sudadera tenía su mismo aroma. Una colonia barata de un aroma fuerte que Karl empezaba a disfrutar. A pesar de la forma en la que se la había entregado, sentía aquello como un lindo gesto de preocupación. Sapnap no era un tipo malo, solo quería aparentarlo.
Por fin logra conciliar el sueño y el resto de la noche es tranquila.
Al despertar se encuentra con Sapnap abrazándolo de la cintura como si su vida dependiera de ello. Siente el calor de sus mejillas recorrer por todo su rostro incluso hasta sus orejas. No sabe que hacer. ¿Debería despertarlo? ¿Y si se enojaba con él? ¿Y si lo intentaba matar por despertarlo? ¿¡Qué hacía Sapnap abrazándolo!?
Intenta quitar sus manos de su cintura, pero Sapnap suelta un jadeo que lo pone aún más nervioso. Empieza a sudar sin saber qué hacer hasta que se le ocurre pararse deprisa, pero en cuanto lo hace, la cabeza de Sapnap se golpea fuertemente contra el suelo.
—La puta que te parió —murmura entredientes.
—¡L-lo siento! —pronuncia, temiendo por su vida— No quería despertarte, pero me estabas abrazando y no sabía qué hacer.
—Pues si no te hubieras dormido con mi sudadera no hubiera tenido que abrazarte —dice, mientras soba su cabeza.
—¡Tú me la diste!
—Bien. Es mi culpa... Una recomendación, deberías usar protector solar. Estás completamente rojo.
—¡Eso es tu culpa!
—Ya sé que brillo mucho, pero no soy un sol, bebé.
Karl tiene ganas de golpearlo. ¿Por qué siempre se tenía que comportar como un maldito engreído?
—¿Irás a clases? —le pregunta Sapnap.
—Pensaba en que quedarme a cuidar el parque.
—Genial, porque quería aprovechar para enseñarte cosas nuevas. ¿Me compras mi monster?
—Ya voy.
Mientras va de camino a la tienda no deja de pensar en Sapnap. ¿Por qué lo ponía tan nervioso? Era un tipo desagradable, burlón y engreído, todo lo contrario a él. Era el mismo tipo de personas que le había hecho la vida imposible, pero por alguna razón se ponía nervioso cada que lo tenía cerca. ¿Tal vez por su atractivo? Sapnap era muy atractivo, incluso cuando hacía algunos trucos su sudadera se levantaba y podía ver su abdomen marcado.
Regreso con una monster para cada uno y le entregó la suya. Sapnap tomaba su monster mientras peinaba su cabello pasando sus dedos por este. Sapnap se quedó con la boca totalmente abierta. ¿En qué momento se había convertido más atractivo de lo que era?
—Cierra la boca o vas a tratar una mosca —le dijo en tono burlón.
—Perdón.
—Será mejor que empecemos. No te quedan muchos días para practicar.
Karl no pudo prestar mucha atención a todo lo que Sapnap le decía. Solo lo miraba y obedecía a cada cosa que le decía. Sapnap lo tomaba de las manos o de la cintura cuando estaba por caerse. Era simplemente mágico.
—¿Me estás escuchando?
—Sí, amor.
Sapnap le dio un fuerte cachetada.
—Hey, presta atención. Después puedes estar fantaseando con tus malditos mangas gays, pero ahora necesitas concentrarte.
—¿Cómo sabes que leo mangas gays?
—Los lees en clase. Tampoco me fijo en todo lo que haces, idiota. ¿Me vas a prestar atención?
—Sí, ahora sí.
—Bien. Ya dominas el ollie, así que te enseñaré a hacer el kickflip. No es tan difícil, si sabes la técnica lo tienes dominado.
Karl intentó prestar atención a cada paso que Sapnap le indicaba, pero simplemente lo mareaba bastante.
—Inténtalo.
En su primer intento se cayó de espaldas, en los siguientes le fue mejor. Al menos lograba que su skate de la vuelta, pero al momento de aterrizar siempre lo hacía mal. Hasta que le comenzó a agarrar el truco y sentía que estaba por hacerlo bien, pero Sapnap le quitó el skate.
—¡¿¡Pero qué crees que haces!?! ¡Lo estaba haciendo bien!
—Lo sé, pero debes aprender que la vida es injusta.
—¡¿¡Y qué mierda tiene eso que ver aquí!?!
—Nada, solo soy un hijo de puta que le gusta actuar como tal. Bien hecho, idiota. Sigue practicando.
Sapnap toma su skate y sale del parque sin decir nada más.
—¡¿¡Pero a dónde vas!?!
—¡Iré a comer, cuida el parque!
Karl está por perseguirlo, pero se detiene. No puede irse, había prometido cuidar el parque, pero su estómago también está hambriento y no va a poder aguantar tanto tiempo sin comer.
Así que termina siguiendo a Sapnap desde una distancia prudente para que no lo note. Según avanza cada vez le da más miedo. Las calles son estrechas y varios vidrios de botellas rotos en el suelo. Las personas lo miran raro y de un momento pierde a Sapnap de vista.
Detiene su skate y lo lleva cargando con una mano, mientras intenta seguir avanzando. El ambiente se sentía pesado y comenzaba a cuestionarse si lo mejor sería regresar.
De repente alguien lo toma de la muñeca y lo arrastra con fuerza hacia un callejón.
ESTÁS LEYENDO
Kool Kids [Karlnap]
Novela JuvenilEn el Estado de Texas, Karl y su familia llegan en busca de un nuevo comienzo. Pronto, Karl se sumerge en la cultura del skate y escucha acerca de los "Kool Kids", un legendario grupo de skaters, del que es líder Sapnap. Su determinación por unirse...