Sapnap se separa del beso y se da la vuelta instantáneamente. Se golpea a sí mismo y va hacia sus cosas.
—Mierda —dice, a la vez que se ríe—. Eso fue una estupidez.
Karl se le queda viendo confundido. No sabe qué hacer o qué decir. Ni siquiera tenía idea cómo se sentía al respecto.
No había sido un mal beso, pero no se lo había esperado, mucho menos por parte de Sapnap.
—No le cuentes a nadie de esto. Me deje llevar, eso es todo.
—¿Te gusto?
—Claro que no. Tengo mejores gustos.
—¿Como Sam?
Sapnap gira su cabeza tan rápido que lo asusta.
—¿Y tú qué sabes de lo de Sam? ¿Quién te ha contado? Seguramente fue Dream. Le voy a romper la mandíbula haber si se calla.
—¿Qué tiene de malo?
—No me gusta Sam. Nunca me ha gustado. Estábamos calientes y lo hicimos —por primera vez escucha su voz temblar—. Solo fue una maldita vez.
—Podemos olvidar el beso si te hace sentir más cómodo.
—Bien.
Karl le da la espalda y termina de vestirse lo más rápido que puede para salir de ahí. Tiene sentimientos encontrados. No sabe cómo ver a Sapnap de nuevo. No sabe ni siquiera lo que piensa de verdad Sapnap sobre él. No sabe si lo hizo porque le gusta o si lo hizo por molestarlo. No sabe si dijo que lo olvide porque le desagradó el beso o porque tal vez creyó que no era mutuo.
Sus personalidades eran tan contrastantes que no puede imaginarse a él mismo siendo pareja de Sapnap. No puede imaginarse tomarse de las manos, ni besándose frente a sus amigos. Son pensamientos tan irreales. Sin embargo, puede imaginarse a Sapnap tomarle las manos para que no se caiga, o tomándolo de la cintura para corroborar que no esté tenso, mientras ambos se miran fijamente con esos ojos enamorados.
Sale del instituto y se encuentra con George y Dream. Ambos se habían quedado ahí esperándolo. ¿Acaso no habían visto a Sapnap entrar?
—Te ves mejor ahora —le dice George.
—Supongo que sí. ¿Ustedes no vieron a Sapnap?
La parejita se mira entre sí un poco confundidos.
—No —responden ambos al unísono.
—¿Te lo encontraste? —pregunta Dream.
—Sí, estaba en los vestidores.
—No te hizo nada, ¿verdad?
—Bueno... —no podía decirles que se habían besado, había prometido olvidarlo todo— solo se disculpó, porque no sabía que yo también estaba ahí.
—Nos alegra saber eso. Juro que hubiera pensado que habría intentado aniquilarte, ya que estaban ustedes dos solos. Tiene unos graves problemas de ira —admite George.
—Sigo sin creer como Sam lo soporta.
—Es al único que siempre lo ha tratado bien. Dicen que cuando uno se enamora cambia todo de sí.
—Pero ni tú ni yo hemos cambiado nada. Somos los mismos desde el primer día que nos conocimos.
—Tienes razón.
—Chicos... —habla Karl, que se había quedado callado un buen tiempo— Lo siento que los interrumpa, pero quería decirles que ya no me quedaré en el parque. Voy a regresar a casa.
—No te preocupes, Karl. Cualquiera en tu lugar lo hubiera hecho. Come bien y descansa. Te lo mereces.
La parejita lo abraza con todas sus fuerzas. Están agradecidos de toda la ayuda que Karl les ha brindado, porque incluso ellos no hubieran soportado estar con Sapnap tanto tiempo.
—Gracias, chicos. Nos vemos mañana.
Karl regresa solo a casa. Con el tiempo se ha acostumbrado a las casas en ruinas, a la gente que lo ve con malas intenciones y a la mala señal, que incluso ya no le desagradaba tanto.
Llegar a casa y tirarse a su cama es la mejor sensación del mundo. Es cómoda y cálida que podría dormirse en un instante, pero sus padres lo llaman a cenar.
La cena siempre es tranquila. Le preguntan cómo le fue el día, cómo van sus calificaciones, también suelen hablar de cosas del trabajo para quedar en pequeños acuerdos, ya que sus padres trabajaban juntos.
—Mañana deberíamos empezar con la demolición, pero si los niños continúan ahí vamos a tener que llamar a las autoridades. No podemos atrasar más el proyecto —menciona su madre.
—Les avisaré a los encargados de las maquinarias que nos esperen ahí a mediodía. La mayoría de los niños estarán en clases y en el caso de que haya algunos, tendremos que llamar a sus padres o las autoridades si es necesario.
Karl escucha todo atentamente. No podía quedarse callado, tenía que decírselo a sus amigos. ¿Pero cómo se los decía sin que sospechen de dónde sacaba su información? Si no hacía algo al respecto, todo por lo que lucharon sería en vano.
...
Sam es el último en despedirse de Sapnap, aunque quería quedarse también, pero Sapnap le dijo que lo mejor era que descansara bien para que se recupere lo más pronto posible.
La noche era tan solitaria y Sapnap agradecía eso, porque así nadie lo vería actuar tan débil.
Nadie lo vería llorar.
Se aferra a su skate, mientras su espalda se apoya a las frías rejas que rodean el parque. Apenas las luces alumbran parte del parque.
Y se pregunta si alguna vez perteneció a alguna parte de ese mundo, si alguna vez a alguien le importó. No le importaba a su familia, ni a los que decían ser sus amigos, mucho menos a sus profesores. ¿Quién sería cuando no fuera nadie? ¿Quién sería cuando los Kool Kids se separen? Algún día cada uno elegiría su camino y él no sería nada, no sería nadie.
No tenía el dinero para ir a la universidad ni mucho menos los conocimientos para ingresar a una. Karl sí y lo odiaba tanto por eso, porque a pesar de parecer un inútil, él tenía el apoyo de sus padres y no era un mal estudiante tampoco. Él sí tendría futuro, él sí sería alguien.
Lo odiaba por ser tan afortunado y lo amaba tanto por ser el más sincero de su grupo de "amigos". Karl era el único que había logrado seguir a su lado a pesar de sus malos tratos, a pesar de que no fuera a conseguir nada. Fue el único en atreverse a ponerlo en su lugar, a mostrarse tal cual era y no actuar por beneficio. Fue el único que se esforzaba por ser alguien, aunque ya fuera el dueño de sus pensamientos cada noche.
Por última vez deseó que Karl estuviera ahí, mirándolo. Mirarlo de vuelta y sonreír ambos tontamente. Hablar de las cosas que les aterra, hablar de sus pensamientos y confesarle sus sentimientos, aunque eso signifique no volver a hablar con Karl.
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Kool Kids [Karlnap]
Teen FictionEn el Estado de Texas, Karl y su familia llegan en busca de un nuevo comienzo. Pronto, Karl se sumerge en la cultura del skate y escucha acerca de los "Kool Kids", un legendario grupo de skaters, del que es líder Sapnap. Su determinación por unirse...