Después de quedarse horas viéndolos aburrido, por fin Sapnap se despidió de sus amigos.
—¡Nos vemos mañana! —grita, mientras se acerca a Karl— ¿Te hice esperar mucho?
—Incluso llegué a pensar que lo hacías apropósito.
—Qué más da. Levántate y vámonos.
Sapnap tomó su skate y ambos salieron del lugar junto al resto. No sabía si sentirse mejor con el hecho de que un completo extraño lo acompañara. Él también podría robarle, pero decidió confiar en él de todas formas.
—¿Y... dónde vives?
—¿No crees que si supiera dónde vivo ya estaría en mi casa?
—¿No tienes anotada la dirección al menos? Porque, para tu información, yo tampoco soy adivino.
—Creo que sí tengo la dirección.
Karl le muestra su celular con la suficiente distancia para que no se lo robe. Sapnap mira un rato la pantalla y luego asiente.
—Creo que sé dónde es. No soy muy bueno con el nombre de las calles, pero veré que hago.
Karl empezó a rezar a todos los dioses que recordaba y se arrepintió por no haber ido el domingo a misa con su madre.
Luego de unos minutos, Karl reconoció el auto de su madre y estaba tan feliz que se olvidó que Sapnap lo acompañaba, que simplemente corrió al interior de la casa sin decirle nada.
Sapnap simplemente rueda los ojos y retoma su camino.
—Karl, ¿dónde estabas? —pregunta su padre preocupado.
—¡Me perdí! La señal era muy mala y no cargaba la aplicación, incluso les escribí varios mensajes.
—Me acaban de llegar —dice su madre.
—Este lugar es horrible. Casi me roba un tipo y si no fuera por Sapnap, probablemente no habría llegado a casa.
—¿Quién es Sapnap?
—Un chico que conocí hoy. Por cierto, ¿me pueden comprar un skate, por favor? Sapnap tiene un grupo de skate y dijo que podría enseñarme si consigo uno.
Sus padres se miran entre sí con disgusto. Karl solía interesarse por aprender muchas cosas. En su antiguo instituto había formado parte de varias actividades extracurriculares y sus padres lo apoyaban, pero nunca en su vida habían creído que su hijo quisiera estar metido en ese mundo de "pandilleros" como ellos pensaban.
—¿No prefieres unas clases de fútbol? —le sugiere su padre.
—O de danza.
—¿Qué tiene de malo el skate?
—Es muy peligroso. Las personas que se dedican a eso suelen ser ladrones, drogadictos y no te da una buena imagen, Karl. Tú tienes una vida digna como para marginarte en ese tipo de lugares.
—Pero Sapnap y sus amigos no parecen ser así. Si no fuera por Sapnap me hubieran robado.
—Karl, tu padre tiene razón. Ese mundo es muy peligroso. Sé que es difícil hacer nuevos amigos, pero harás muchos que valdrán la pena y ese tal Sapnap no creo que sea uno de ellos.
Karl solo suspira y asiente con su cabeza. No iba a discutir con sus padres porque era inútil hacerlos cambiar de opinión. Se llevó algunas cajas a la que sería su habitación y comenzó a desempacar todo.
Él de verdad quería formar parte de algo genial y Sapnap parecía un tipo así. Ya no quería ser conocido por ser un tipo aburrido y mucho menos ahora que tenía la oportunidad de ser parte de algo.
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Kool Kids [Karlnap]
Roman pour AdolescentsEn el Estado de Texas, Karl y su familia llegan en busca de un nuevo comienzo. Pronto, Karl se sumerge en la cultura del skate y escucha acerca de los "Kool Kids", un legendario grupo de skaters, del que es líder Sapnap. Su determinación por unirse...