Capítulo 6

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Apenas entra a su casa, su madre se acerca a saludarlo como de costumbre, solo que esta vez corre preocupada hacia él al ver sus heridas.

—¡Oh, Dios! ¿Karl, que te pasó? —la mujer lo toma del brazo para examinarlo.

—No pasó nada, mamá. Solo me caí en la clase de Educación Física. Estábamos jugando fútbol y los chicos de aquí son muy grandes y rudos, pero nada grave. Son simples raspones.

—¿Estás seguro? Si te golpean en ese instituto podemos buscar otro.

—No es necesario, mamá. No lo hicieron con intención. Iré a bañarme.

Karl le da un beso en la mejilla a su madre y se va corriendo a su habitación. Odiaba mentir. Ni siquiera se consideraba un gran mentiroso, pero desde que se mudaron a Texas, no había dejado de mentirle a sus padres.

Cuando se mete a la ducha no puede dejar de sonreír. Hoy lo había hecho muy bien que hasta Sapnap lo había admitido. Todo el dolor había valido la pena y estaba feliz por volver mañana.

—¿Qué tal las clases de piano? —pregunta su madre.

—Muy bien. Justo hoy aprendimos una nueva canción.

—Eso suena muy bonito. Mañana tu padre y yo llegaremos un poco tarde a casa, así que te dejaré el almuerzo en el refrigerador para que solo lo calientes. Tenemos que ir a revisar el terreno antes de que se empiece la demolición.

—No se preocupen. Igual estaré ocupado haciendo mis tareas.

—Nos llenas de orgullo, Karl —dice su padre—. Eres un chico muy responsable y estamos agradecidos de tener un buen chico como hijo.

—Gracias...

Karl no sabe si sentirse halagado por sus palabras, más que todo porque sus padres no sabían de la realidad y de las decenas de cosas en las que los había desobedecido.

—Bueno... Iré a terminar mis deberes. Estuvo muy deliciosa la cena.

...

Al día siguiente Sapnap vuelve a llegar tarde. Nuevamente en el receso no lo deja comer con ellos, pero al menos ya no lo ignora como antes. Incluso le sonrió cuando estaban en el pasillo para ingresar a la clase de nuevo.

Todo el día estuvo más concentrado viendo a Sapnap esperando a su señal para salir e ir al parque, pero Sapnap solo estuvo sentado todo el día viendo para la ventana mientras mordía la parte trasera de su lapicero.

A la salida fue con George y Dream al parque, no sin antes de comprar dos monster, una para Sapnap y otra para sí mismo.

—Te traje tu paga de hoy —dice Karl, entregándole la lata.

—Gracias —responde, para inmediatamente voltear hacia Sam otra vez.

—¿Me vas a enseñar ahora, ya que no pudiste en la mañana?

—Tengo tiempo hoy a partir de las 8.

—Es muy tarde.

—Entonces lo pasamos para mañana.

—¡No, no, no! Aún tengo mucho que practicar. Te veo aquí a las 8.

Se lo había complicado y bastante. Sus padres le habían dicho que volverían tarde, pero qué tan tarde sería eso. ¿Y si volvían y se daban cuenta que no estaba en casa?

Kool Kids [Karlnap]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora