Capítulo 11

450 85 142
                                    

Karl se queda atónito. ¿Había escuchado bien? ¿Estaba comenzando a alucinar? ¿De verdad esas palabras habían salido de Sapnap? ¿De verdad pensaba eso de él?

Pasa todo el día pensando en eso. Ni siquiera le presta atención a Dream y George cuando llegan. Está tan absorto en sus pensamientos que no ha hecho nada en todo el día más que recostarse en la rampa y reflexionar sobre su existencia.

—¿Está muerto? —susurra Dream a George.

—No creo... ¿Karl, estás bien?

—¿Crees que Sapnap le hizo algo? ¿Y si lo dejó inconsciente?

—Sapnap podrá ser agresivo, pero no creo que pueda llegar a ese punto.

George se pone de cuclillas para estar a la altura de Karl y sacudir su cuerpo.

—Hey, ¿estás bien?

Los ojos de Karl se desvían hacia George. ¿Hace cuánto llevaban ellos ahí?

—Oh, sí —dice, levantándose y sacudiendo sus pantalones—. Perfectamente bien.

La parejita se mira entre sí.

—¿Estás seguro? Puedo golpear a Sapnap si te hizo algo —le advierte Dream.

—No, de verdad estoy bien, chicos. Sapnap no hizo nada. Igualmente gracias por preocuparse.

Karl les dedica una dulce sonrisa que hace que la parejita se sienta más aliviada, aunque no estuvieran del todo seguros de que todo estuviera bien.

Sam llegó mucho más tarde con su cabestrillo. La verdad es que no podía hacer la gran cosa, por lo que pasó el resto de la tarde charlando con Sapnap como hacían de costumbre.

Karl no dejaba de verlos reír todo el tiempo y aquello le molestaba. Sapnap nunca se reía con él, solo se reía de él y eso no era tan divertido.

—...Deberías quedarte al menos esta noche. Es tan jodidamente aburrido cuando no estás. Además, Karl me hace sentir incómodo cada que nos quedamos solos. Se me queda viendo todo el rato como un enfermito.

—Sí me he dado cuenta —ambos ríen—. Parece que le gustas.

—No digas eso. Arruinaría mi reputación.

Karl no está muy lejos de ellos como para no escuchar su conversación. Le duele tanto que Sapnap diga esas cosas de él. Le duele y no sabe por qué. ¿Por qué le importaba tanto Sapnap? ¿Por qué le enojaba tanto escucharlo hablar así?

Sale del parque y va a la misma tienda de siempre. Compra las dos monster como de costumbre y regresa al parque. Mira fijamente a Sapnap como no deja de reírse con Sam. Abre la lata y comienza a acercarse a él.

—Sapnap, ¿me vas a enseñar hoy?

—Estoy ocupado.

—Pero ya traje tu paga.

Karl le muestra la lata y Sapnap está por tomarla, pero Karl se la echa encima hasta dejarla vacía.

Sam intenta reprimir su risa. Todos voltean sorprendidos a verlos. Nadie se había atrevido a colmar la paciencia de Sapnap y mucho menos ponerlo en su lugar por una vez.

Sapnap levanta la mirada hacia él y sabe perfectamente que está muerto.

—¡¡Estás muerto, maldito idiota!! —Sapnap se levanta y lo toma del cuello con tanta fuerza que lo hace retroceder hasta las rejas que rodean el parque— ¡¿¡Ahora te parece divertido!?! —Sapnap baja la mirada hasta la otra lata que Karl tenía en su mano, se la quita y se la echa encima— ¡¡¡Nunca en tu puta vida serás alguien!!! ¡¡¡Eres un maldito traidor, inútil, bueno para nada que cree que la tiene fácil porque tiene dinero, pero el dinero nunca reemplazará el talento!!! ¡¡¡Así que puedes ser un maldito envidioso y joderme la vida todo lo que quieras, pero eso no va a quitar el hecho de que seas un fracasado!!!

Sapnap lo suelta y regresa con Sam.

Karl cae de rodillas al suelo tratando de retomar el aliento. Su labio empieza a temblar y su vista se vuelve tan borrosa que no puede ver nada. No quiere llorar, pero no sabe hacer nada mejor que eso.

Dream y George corren a su auxilio. Lo abrazan e intentan consolar, pero él solo quiere estar solo.

—Si quieres regresamos al instituto. Queda más cerca que mi casa y podrás ducharte —le aconseja George.

—Está bien —responde en un hilo de voz.

Llegan al instituto y lo acompañan hacia las duchas del gimnasio. Por suerte el instituto aún estaba abierto por el grupo de la tarde.

Las duchas están vacías y agradece eso. Lo último que quería es que alguien lo viera raro por estar todo mojado. Tal vez lo mejor sería regresar a casa después de eso. No quería pasar ni una noche más junto a Sapnap.

Termina de ducharse y sale con la toalla alrededor de la cintura para encontrarse con la sorpresa de que Sapnap está en los vestidores. Este se lo queda viendo por un par de segundos, pero luego quita su mirada rápidamente.

—Lo siento —murmura Sapnap—, no tenía idea que también habías venido aquí.

Karl al comienzo piensa no decir nada, pero no puede quedarse callado. Debe aclarar las cosas, aunque sea la última vez que hable con Sapnap.

—Te escuché hablando mal de mí con Sam. Me pareció demasiado hipócrita de tu parte, porque horas antes habías dicho que era el chico más lindo que habías visto.

Escucha a Sapnap soltar una risa nasal.

—Debí imaginar que era por eso —Sapnap se quita su sudadera junto a su camiseta para quedar sin nada en la parte de arriba—. Y sí, soy un hipócrita... como todos, pero también soy un cobarde.

Karl estaba sacando su ropa que había dejado en uno de los casilleros, cuando siente la mano de Sapnap en su cintura.

—Soy un cobarde que no puede confesar sus sentimientos ni consigo mismo.

—No pensé que podrías tener sentimientos.

Karl se da la vuelta quedando frente a frente.

—Los tengo, por ejemplo ahora estoy tan jodidamente enojado que seas más alto que yo, porque me hace ver tan patético al ponerme de puntitas para poder besarte.

Y sin que Karl se lo espere Sapnap lo está besando. No es un sueño, ni una alucinación. El mismo Sapnap que parecía querer hacerle la vida imposible, que se burlaba de él todo el tiempo y que hace unos momentos lo estaba asfixiando, ahora lo estaba besando con la mayor ternura que podría existir.

Kool Kids [Karlnap]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora