Capítulo 9

338 64 46
                                    

Todo está oscuro y su cabeza se golpea contra uno de los muros. Intenta soltarse del agarre, pero la persona lo jala con fuerza y lo tira al suelo.

—Por favor, no me hagas nada —murmura casi al borde del llanto—. Traigo dinero conmigo. Se lo daré todo, pero no me lastime, por favor.

—¿Por qué me estabas siguiendo?

La luz se enciende y puede ver a Sapnap parado frente suyo.

—No te estaba siguiendo, yo... —instantáneamente Sapnap lo interrumpe.

—Te dije que te quedaras cuidando el parque. No tienes excusa, Karl.

Karl intenta ponerse de pie y limpia su pantalón que está lleno de tierra por la caída.

—Lo siento. Yo solo...

—¡Mierda, Karl! ¡Solo vete! —le grita furioso— ¿¡Así quieres ser uno de nosotros!? ¡Eres un estúpido chico de ciudad, no perteneces aquí!

—¡Pero yo quiero ser como ustedes!

—¡Nunca lo vas a ser, ni aunque seas el mejor! ¡Cumple tus promesas primero, idiota!

—Te prometo que ahora sí iré a cuidar el parque. Dame una segunda oportunidad.

—Vete, Karl. Mejor estudia, tienes un mejor futuro allí.

Karl apreta sus puños con fuerza. Se siente tan impotente. No quiere que ese sea el fin. Sabe que no debió romper su promesa, pero aún puede arreglarlo. Confía en que Sapnap se arrepentirá de gritarle, porque es lo único que le queda.

Intenta recordar el camino de regreso. Sus rodillas están sangrando un poco. De camino al parque de skate se encuentra con unos letreros nuevos donde se anuncia la nueva construcción de un edificio justo en el mismo terreno del parque. Toma el papel, lo arranca y lo arruga hasta hacerlo una bolita.

Llega al parque y nuevamente hay cintas de peligro alrededor de este. Se queda sentado sobre su skate sin saber qué hacer hasta que aparecen Dream y George junto al resto.

—¿Qué ha pasado? —pregunta Dream.

—Van a demoler el parque.

—¡Pero no pueden hacer eso! ¡Es el único parque de skate en la ciudad! —grita George.

—¿Y Sapnap? ¿Él no estaba contigo?

—Creo que fue a comer. Supongo que debería hacer lo mismo —dice Karl, antes de levantarse e irse con su skate de vuelta a casa.

...

En los próximos días no ve a ninguno de los Kool Kids ir a la escuela. El salón de clases está casi vacío, pero a nadie le parece importarle.

Más tarde se enteró por las noticias que los Kool Kids y otros chicos que frecuentaban el parque se habían quedado dentro del parque todos esos días como muestra de manifestación contra la demolición.

—Esos chicos están locos —menciona su madre, a la vez que ven las noticias—. Lo único que van a lograr es retrasar la construcción.

—No podría esperar menos de gente como esa —esta vez dice su padre—. Están así porque quieren.

Karl solo se queda callado, tratando de acabar su almuerzo.

Se sentía mal por sus amigos. Se sentía mal porque sus padres estaban detrás de todo eso y el nunca podría oponerse a ellos porque siempre había sido el hijo perfecto y no quería que eso cambiara.

Kool Kids [Karlnap]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora