Karl regresó con una lata blanca de monster igual a la de Sapnap. Estaba muy emocionado de probarla, pero a la vez nervioso por desobedecer a sus padres dos veces en el día sin que estos lo supieran.
Así que no lo pensó más y le dio el primer sorbo. Sapnap vio como sus ojitos cobraron un lindo brillo e instantáneamente siguiendo tomando hasta acabar con la bebida.
—¡Esto se siente como el paraíso! —exclama Karl.
—Eso es exactamente lo que tu mamá me dijo anoche.
—¡Hey, ya te he dicho que con mi mamá no te metas!
—Es linda.
—Ni siquiera la has visto.
—Estoy seguro que es linda —antes de que Karl le pueda dar muchas vueltas a sus palabras, toma su skate—. Bueno, hay que empezar.
Karl deja su lata en el suelo, prometiéndose a sí mismo volver por ella para botarla a la basura antes de irse. Se sube a su skate y sigue a Sapnap por todo el parque hasta que este frena en seco y se voltea a verlo.
—Bien. Ya sabes frenar. Aunque te falta algo de equilibrio aún —lo mira de arriba abajo para buscar el problema—. ¿Estás nervioso?
—No.
—Avanza. Quiero verte bien.
Karl obedece avanzando un corto tramo con su skate, mientras tenía la fija mirada de Sapnap en él.
—Estás muy tenso. Suelta un poco tu cuerpo. Lo peor que pueda pasar es que te caigas y ya te ha pasado varias veces.
Sigue avanzando tratando de verse más relajado, pero cada que veía aunque sea una pequeña piedrita hacía que se ponga nervioso.
—Quédate ahí —le ordena Sapnap.
El más bajo caminada hacia él tan cerca hasta tomarlo de la cintura con ambas manos.
—Sigues tenso. ¿Sabes qué puedes respirar?
—Perdón. Me siento raro si me agarras de la cintura.
Sapnap levanta las manos sin pensarlo.
—Ya te solté y sigues tenso.
Karl toma aire profundamente y lo suelta de forma suave.
—Estás muy cerca igual.
Sapnap esta vez da dos pasos hacia atrás.
—¿Ahora?
—No sé. No me siento cómodo.
—¿Qué te pone nervioso?
Tú, es lo que quiere decir. Lo ponía nervioso que este se burlara si se caía o si hacía algo mal. No le gustaba la risa sarcástica que salía de su boca y solo quería tener su aprobación, que le dijera que lo estaba haciendo bien, que le dijera que era bueno en eso.
—Creo que esto no es para mí —dice Karl, bajándose de su skate.
—Sí, tienes razón. No perteneces aquí después de todo. Vuelve a clases, al menos podrás hacer sentir orgulloso a tus padres.
—¿Tú no vas a regresar?
—Los estudios no son para mí. Tengo más futuro aquí que allá.
Karl estaba por irse, pero luego voltea a ver a Sapnap que se ha vuelto a subir a su skate y solo da vueltas alrededor del parque sin hacer gran cosa. Ya no tiene ese aire altanero de siempre como cuando habla con Sam. No tiene ninguna de esas sonrisitas burlonas que les dedica a los novatos que van a presentarse a la convocatoria. Es más una expresión vacía y más real.
Al final se decide por quedarse sentado junto a su lata de monster vacía, mientras lo ve sin hacer gran cosa hasta que Sapnap se detiene frente suyo.
—¿No que te ibas?
—Nadie merece estar solo.
Sapnap suelta una sonora carcajada.
—¿De qué te has fumado ahora? No sé qué pienses de mí, pero no soy un maldito perdedor como tú que no tiene amigos. No te reflejes en mí. Tampoco tengo una maldita historia triste que contarte. Vete a clase mejor y deja de perder el tiempo aquí.
—No iré a menos que tú vayas.
Sapnap rueda los ojos.
—Haz lo que quieras.
Entonces pasan las horas y aparecen Dream, George y el resto del grupo.
—¿De verdad estuvieron todo el tiempo aquí? —le pregunta George a Karl— Supongo que aprendiste mucho.
—Aprendí que esto no es lo mío.
—¿Pero qué dices? Eres muy bueno para el poco tiempo que tienes en esto. Nada se aprende de la noche a la mañana. No pierdes nada intentándolo. Si en verdad no creyeras que eres bueno no te hubieras quedado aquí.
—Eso fue por otra razón. Me dio pena dejar solo a Sapnap. Se le veía diferente.
—¿Diferente de qué forma?
—No sé... triste tal vez. ¿Le pasa algo?
La pareja se ve entre sí un poco incómoda. Karl sabía que ellos sabían algo que él no.
—No creo que sea de nuestra incumbencia hablar de su vida privada —le dice esta vez Dream—. Son sus cosas y si él quiere que lo sepas te lo dirá.
—¿Entonces si hay algo?
—Mucho más que solo un algo. Solo no lo menciones, Sapnap no suele hablar de su vida y si lo intentas obligar tal vez se moleste contigo.
Karl se levanta y se va hacia Sapnap sin dirigirse la palabra a sus amigos.
—¡Karl, ¿a dónde vas?! ¡No creo que sea buena idea! —grita George.
Simplemente los ignora y toca el hombro de Sapnap para llamar su atención, ya que estaba muy entretenido conversando con Sam.
—Aún quiero que me enseñes.
—¿Estás seguro? Hace unas horas dijiste que esto no es para ti.
—Pues mentí. Ahora enséñame.
Sapnap lo toma de la barbilla con una mirada desafiante.
—Ahora no, cariño. Si quieres que te enseñe, te acoplas al tiempo que yo pueda. Ahora estoy ocupado.
—No estás haciendo nada. Solo estás hablando con Sam.
—¿Y?
—Puedes enseñarme.
—Ven con tu skate.
—¿Pero me vas a enseñar?
—Ya te di mi orden.
Karl corre a traer su skate sin estar muy seguro de lo que Sapnap quería. Probablemente solo burlarse de él como siempre.
—Ahora súbete.
Nuevamente obedece, pero apenas se sube, Sapnap patea su skate haciendo que pierda el equilibrio y se caiga.
—¿¡Qué mierda te pasa!? —grita Dream, corriendo al auxilio de Karl.
—Sube otra vez —le ordena Sapnap y obedece sin decir nada.
George se acerca a Dream y lo detiene antes de que interrumpa a Sapnap.
Karl nuevamente se cae cuando Sapnap le patea el skate, pero otra vez vuelve a subirse cuando se le ordena.
Varias veces pasa lo mismo. Todos los están observando sin decir nada. Karl está sudoroso, con sus rodillas y codos con sangre y algunos moretones en su cuerpo. A pesar de eso, él sigue subiendo y cayendo una y otra vez. Hasta que en una de esas ya no se cae, sino que se mantiene de pie. Nuevamente lo patea y sigue de pie. Lo intenta una tercera vez y Karl no se mueve ni un poco.
—Después de todo, puede que estés hecho para esto —le dice Sapnap, sacudiendo de manera fraternal sus cabellos sudorosos—. Te tomó bastante tiempo, pero al menos tienes la suficiente fuerza de voluntad para aprender. Bien hecho.
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Kool Kids [Karlnap]
Ficção AdolescenteEn el Estado de Texas, Karl y su familia llegan en busca de un nuevo comienzo. Pronto, Karl se sumerge en la cultura del skate y escucha acerca de los "Kool Kids", un legendario grupo de skaters, del que es líder Sapnap. Su determinación por unirse...