Capítulo 24

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—... ¡¡Y me da solo unos minutos para decidir mi futuro!! ¿¡Cómo piensa que sus padres y yo podemos coexistir en un mismo espacio!? ¡¡Estoy lejos de ser como ellos!! ¡¡No tengo nada, Sam!!

—Exacto, no tienes nada y no hubiera perdido nada si lo hubieras acompañado. Ni siquiera te atreviste a arriesgar la nada. ¿A qué le tienes miedo? Tu vida ya es horrible como para que pueda ser peor.

—Yo quiero estar con Karl, los dos solos... sé que no soy suficiente para él y por eso no quiero que vea a nadie más que a mí. Cualquier persona es más merecedora de su corazón que yo y él se dará cuenta, me abandonará... como todos.

—Ya te abandonó y yo sigo aquí. No me metas en el mismo saco.

—Lo siento... solo que... ¿¡Por qué!? ¿¡Por qué no puedo odiarlo!? ¿¡Por qué al único que odio es a mí mismo!? Ahora sí que lo perdí todo. Al menos antes tenía a Karl.

—Yo te entiendo, Sapnap. Sé lo difícil que es ser tan reemplazable. Sé lo que se siente que esa persona te haga sentir como si fueras nada, porque la primera persona que se le ponga al frente será mejor y se ganará su corazón, a pesar de todos los intentos que mostraste para aparentar ser alguien importante, aunque al final de cuenta no lo seas.

—¿Quién te hizo sentir así? Nunca me contaste que te trataban así.

—Porque tú eres el que me hace sentir así, ¡hasta ahora y no te das cuenta!

—Oh...

—¿Acaso no era mejor antes de que Karl llegara a tu vida? ¿No te has dado cuenta lo distante que nos volvimos desde que Karl llegó? Éramos mejores amigos y ahora creo que solo soy tu última opción. Yo te amaba, Sapnap. ¡Y nunca, nunca te diste cuenta!

—¿¡Cómo iba a saberlo!?

—¡¡Todo el mundo lo sabía menos tú, idiota!! Me conoces más a mí de lo que conoces a Karl y le sufres más a él de lo que alguna vez podrías sufrir si es que me pierdes. Mereces toda la mierda que tienes y mucho más.

—No estás hablando en serio. Solo cálmate y hablemos después. Voy a salir.

Sapnap sale de la casa escuchando aún los gritos de Sam detrás suyo. Al menos ahora tenía un lugar donde quedarse, no le convenía terminar su amistad con Sam ahora.

...

Dream y George le habían dicho que lo mejor era olvidar a Sapnap, ya que nada bueno había traído a su vida, ¿pero cómo olvidaba a la primera persona que lo hizo sentir que tenía valor? ¿cómo olvidaba a la persona que lo motivó a continuar? ¿cómo olvidaba al dueño de sus fantasías?

No quería marcharse y hacer como si ese lugar no hubiera existido. No quería marcharse y olvidar que ellos tuvieron historia.

Tenía casi todas sus cosas empacadas. En unas horas vendría el camión de mudanza y luego partirían en el próximo vuelo.

Como último acto de amor le escribió una carta que sellara el fin de su historia.

"Para quien creía que era mi amor, Sapnap:

He pasado años imaginando que nunca sería digno de ser amado, tú me enseñaste que todos merecemos ser amados, incluso tú lo mereces.

Merecer... es una palabra tan rara. ¿Acaso algunas personas merecemos más que otros? Tal vez no sea cuestión de merecer, sino de encontrar a alguien que nos vea con la misma intensidad con la que miramos nosotros. En esos momentos compartidos, pensé que éramos eso para el otro. Pero ahora, al mirar atrás, veo que nuestras miradas se desencontraron, que nuestras expectativas y sueños no siempre estuvieron alineados.

Volveré a mi ciudad con un corazón que ha conocido la dulzura del amor y la amargura de la pérdida. Me llevo conmigo los recuerdos de las risas, de las promesas susurradas en la noche y de los silencios compartidos. Lo único que lamento es tener que dejarte por un pasado del que no tuviste la culpa.

Te deseo lo mejor, Sapnap. Que encuentres a alguien que te haga sentir lo mismo que tú me hiciste sentir a mí. Que te haga reír y te dé paz. Porque aunque nuestro tiempo juntos haya llegado a su fin, sigo creyendo que merecemos ser felices, ambos.

Con ansias de no volverte a ver más,
Karl"

Karl dobla el pedazo de papel en cuatro y corre rápido hacia la casa de Sam, donde sabía que Sapnap se estaba quedando.

Toca la puerta un par de veces y ve la cortina moverse por el interior de la ventana antes de que se abra la puerta. Es Sam quien lo recibe no muy animoso.

—¿Está Sapnap?

—Ha salido —responde de forma indiferente.

—Supongo que es mejor. ¿Le puedes entregar esto?

—Claro.

Sam toma el papel y le cierra la puerta. Desdobla el papel y lo rompe tantas veces como puede antes de tirar todos los pedazos rotos en la basura.

Si él no era feliz, entonces nadie lo sería.

Kool Kids [Karlnap]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora