Karl estaba sentado en su cama pensando si debería escribirle a Dream y a George para invitarlos a su cumpleaños. ¿Tal vez creían que sería muy aburrido al ser tan pocos? ¿O se sentirían incómodos por la presencia de sus padres?
Varias dudas pasan por su mente hasta que el timbre de la casa lo saca de sus pensamientos. Sus padres estaban trabajando y no tenía idea de quién podría ser.
Va hacia la puerta y al abrirla se da cuenta que ahí está Callahan.
-Hola -dice en voz tan baja que apenas logra oírlo.
-Hola. ¿Qué haces aquí?
-¿Sapnap está aquí?
-No, hace tiempo que no sé de él.
-Oh... Perdón por venir a molestarte. Gracias de todas formas.
Callahan está por darse la vuelta, pero Karl lo toma del hombro.
-Espera. No te vayas aún. ¿Te gustaría venir a mi cumpleaños? Es en una semana.
-No lo sé... Llevo buscando a mi hermano varias semanas y no sé si tenga tiempo para ir, pero de todas formas lo intentaré.
-Gracias. Espero que lo encuentres pronto.
Karl cierra la puerta y se queda un rato allí parado mirando a la nada. Le había dolido perder a Sapnap, que ni siquiera se había detenido en pensar en cómo se sentirían los demás. Probablemente nunca sabría todo el dolor que sentía Callahan ahora al no saber el paradero de su hermano.
Lo único que esperaba es que Sapnap esté bien.
Más tarde se decidió por invitar a Dream y a George a su cumpleaños. Al menos tendría la oportunidad de verlos y si tenía suerte tal vez incluso podría conservar su amistad.
...
El día de su cumpleaños llegó y Karl solo esperaba que al menos este fuera un buen cumpleaños y no terminara llorando por cualquier razón.
Sus padres habían pedido el día libre para encargarse de los preparativos de la fiesta, mientras Karl estaba en clases.
Ninguno de sus compañeros lo felicitó, tampoco esperó que lo hicieran, pero siempre había visto cómo a sus otros compañeros los felicitaban en su cumpleaños y él deseaba sentir algún día eso.
Por suerte cuando regresó a casa se sintió mejor al imaginar tener por primera vez amigos en su cumpleaños.
A las pocas horas llegaron Dream y George que no dudaron en abrazarlo a penas lo vieron. Había extrañado tanto verlos.
-¡Feliz cumpleaños, Karl! Por un momento creímos que nunca más te volveríamos a ver -le dijo George-. Espero que te guste tu instituto nuevo y hayas hecho nuevos amigos.
-No hice amigos nuevos, aunque no creo que los necesite con ustedes acá.
-Haz crecido bastante desde la última vez que te vimos -mencionó Dream-. Parece que te hizo bien descansar de todo ese problema.
-Supongo que sí... Bueno, lo mejor será que pasen si no quieren resfriarse.
Los tres ingresan a la casa donde sus dos amigos conocen a sus padres, quienes los reciben con una gran sonrisa.
Karl cruza los dedos esperando que se lleven bien y al parecer funciona, porque los ve muy contentos a todos.
Sus padres los invitan a sentarse para la cena y Karl por primera vez en la historia de todos sus cumpleaños se siente feliz.
-...Fuimos tantos los expulsados que al final el instituto decidió que podíamos regresar, así que la mayoría volvió, aunque el ambiente es un poco tenso -comentaba Dream durante la cena-. Deberías ir algún día, aunque sea de visita.
-Me gustaría, pero... -Karl mira a sus padres.
-No creo que tenga nada de malo con visitar tu antiguo instituto -dice su padre.
Los tres chicos sonríen. Eso solo significaba una cosa, sus padres estaban aceptando su amistad.
-Puedes venir después de tus clases. Estamos pensando en crear un club de videojuegos, solo falta que el director lo acepte.
-Me encantaría ir algún día. Me encanta jugar Minecraft.
-Podemos crear un servidor y jugar juntos.
Todo se sentía como volver semanas atrás, todo se sentía tan perfecto e irreal. ¿Acaso al fin todo estaba por mejorar? ¿Acaso al fin podría tener amigos de verdad?
Y aunque solo fueran tres, no necesitaban a nadie más para divertirse. Después de la cena hicieron su karaoke que probablemente molestó a más de un vecino. Por eso cuando escucharon que alguien tocó el timbre se asustaron creyendo que era un vecino que iba a quejarse de todo ese alboroto.
-No se preocupen -les dijo la madre de Karl-. Yo iré a abrir.
Cuando la mujer fue a abrir en vez de encontrarse con un molesto vecino, se encontró con un chico bajito, con una apariencia bastante joven y que parecía estar un poco asustado.
-¿Aquí es la fiesta de Karl? -preguntó el chico.
Karl inmediatamente reconoció esa voz y corrió hacia la entrada.
-¡Callahan, no pensé que ibas a venir!
-Lo siento por llegar tarde, pero no sabía qué regalarte.
-No hay problema. No tienes que regalarme nada.
-Igualmente traje tu regalo.
Karl intenta buscar en las manos de Callahan alguna pista de su regalo, pero no lo ve por ninguna parte. Hasta que se percata que detrás de Callahan está alguien.
-¿Sapnap? -murmura casi sin creérselo- ¡¡Sapnap!! -grita, cuando Callahan se mueve a un costado y deja verlo por completo.
No era un sueño o una alucinación, Sapnap estaba ahí frente a sus ojos con esa sonrisa que lo tenía tan enamorado desde la primera vez que lo vio. Sapnap había vuelto.
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Kool Kids [Karlnap]
Roman pour AdolescentsEn el Estado de Texas, Karl y su familia llegan en busca de un nuevo comienzo. Pronto, Karl se sumerge en la cultura del skate y escucha acerca de los "Kool Kids", un legendario grupo de skaters, del que es líder Sapnap. Su determinación por unirse...