Capítulo 14

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—¿Dónde está Callahan? —pregunta su madre con preocupación.

—Yo que sé. Ni que fuera su niñero.

—Sapnap, debes cuidar de tu hermano —le regaña su madre, antes de salir de la casa y justo encontrarse con Callahan a punto de abrir la puerta—. ¿Qué te pasó, mi niño?

Callahan tenía el ojo morado, las rodillas raspadas y algunos moratones en sus brazos que aún no desaparecían a pesar de los días.

Muchos chicos lo molestaban por ser menor y a veces llegaban muy lejos.

—¿¡Has visto lo que le han hecho a tu hermano!? ¿¡Cómo puedes permitir eso!?

—No es mi culpa que no se sepa defender. Si no puede aguantar a los chicos de mi clase, entonces que regrese a la suya. Tan inteligente dicen que es, pero no puede ni abrir la boca.

Su padre aparece detrás suyo y lo agarra de los cabellos con fuerza que siente que se los va a arrancar.

—¿¡Cómo te atreves a faltarle el respeto así a tu madre!?

El hombre lo lleva de los cabellos hasta su habitación y lo suelta con fuerza haciendo que casi se caiga. Se saca el cinturón y lo tira contra la cama, aplastando su cabeza contra el colchón mientras lo azota con el cinturón una y otra vez.

Sapnap grita casi desgarrándose la garganta.

—¡¡Deja de gritar!!

Muerde su labio con fuerza para callar sus gritos hasta que siente un sabor metálico en su boca producto de la sangre. Sabe que debe mantenerse callado o su padre lo azotará con más fuerza. Intenta no llorar, pero es imposible.

—¡¡Deja de llorar y compórtate como hombre!!

Siente su espalda arder como si lo estuvieran quemando vivo. Quiere que acabe de una vez.

Solo es un niño de ocho años que quiere un poco de la atención que sus padres le dan a su hermano. Solo quiere un poco de amor.

Todo termina y está nuevamente en su habitación sintiéndose tan molesto con sus padres, pero en especial con Callahan. ¿Por qué tenía que llevarse toda la atención? ¿Por qué nunca lo culpaban de nada? ¿Por qué Callahan siempre era el perfecto y él solo el peor error que cometieron sus padres? ¿Acaso no merecía ni una muestra de afecto si es que no era nadie?

Los años pasaban y comenzaba a ser más obediente con el hecho de cuidar de Callahan, aunque a veces se llevara las palizas de chicos de cursos mayores.

No tenía amigos y su única compañía era su patético hermano menor que solo le servía para copiarle los exámenes. Hasta que llegó la navidad.

Callahan siempre era el afortunado de llevarse los mejores regalos y Sapnap con suerte tenía uno. Pero ese año, su regalo no fue alguna cosa usada que nadie quería, fue una cosa usada que le encantó apenas lo vio, fue como un amor a primera vista.

Aquella navidad le regalaron su primer skate. No era más que un skate viejo que alguien había desechado, pero para Sapnap fue su mayor tesoro.

Comenzó a practicar día y noche en el parque de skate cerca a su escuela y el único que había en la ciudad. Su sueño era llegar a ser tan bueno como los chicos del parque, por lo que trabajó duro, incluso comenzó a saltarse las clases para ir a practicar hasta que logró integrarse al equipo de los chicos mayores.

Aquello había hecho que su popularidad aumentara de forma drástica y varios chicos de su edad o menores también comenzaron a ir con su skate a practicar, hasta que los chicos mayores tuvieron que dejar el parque para continuar con sus vidas y ahora no había ningún grupo al que pertenecer, por lo que a Sapnap se le ocurrió la idea de crear su propio grupo de skate, Kool Kids.

Así consiguió a su primer amigo Sam, luego conoció a Quackity que raramente iba al parque y a la escuela, ya que tenía otros asuntos poco legales. Con el tiempo apareció Dream y pronto apareció George también. Pero su felicidad no duró mucho, porque en casa no era Sapnap, líder de los Kool Kids, era Sapnap, el hermano mayor de Callahan que debía protegerlo y cuidarlo como si su vida dependiera de ello.

—¿¡Dónde has estado!?

—Que les importa.

—Callahan dice que no estás yendo a clases.

—Como si me sirviera de algo. Tengo mejores cosas que hacer que estudiar.

—¿Como qué? —su madre se cruza de brazos.

—Tiene un grupo de skate —dice Callahan.

Sapnap instantáneamente le tapa la boca. Si sus padres no estuvieran presentes, se habría encargado de matarlo ahí mismo.

—¿Y en eso pierdes tu tiempo? Si no vas a estudiar, al menos trabaja, ¿no? ¿O acaso crees que el dinero nos sobra en esta casa?

—Pues cómo va a sobrar si ahorran todo su dinero en la educación de este imbécil —señala a Callahan.

—Y también por la tuya, pero tiras todo nuestro trabajo a la basura.

—No digas estupideces. Nunca les he importado. Lo único que les importa es su hijo perfecto, Callahan. Váyanse a la mierda.

Su padre está por propiciaron una cachetada, pero Callahan se interpone.

—¡No le peguen! —grita Callahan, tratando de protegerlo— Me uniré al grupo de Sapnap para que pueda cuidarme ahí también, pero no le peguen.

—¿Quién te ha dicho que te voy a aceptar?

Sus padres lo miran amenazantes y no le queda nada más que suspirar.

—Bien, lo que quieran. Pero no podrás hacer nada sin un skate y el mío está muy viejo.

Así fue como al día siguiente Callahan apareció con un skate nuevo y en perfectas condiciones. Era obvio el favoritismo en esa familia, pero Sapnap no se iba a quedar estancado ahí. Por una vez era alguien a quien la gente adoraba.

Por una vez pudo sentirse ser la élite de algo, creer que por fin era alguien importante y nadie podría quitárselo.

...

—Mis padres son los encargados de demoler el parque.

Nadie podría quitárselo hasta ese momento.

Kool Kids [Karlnap]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora