Capítulo 16

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El viaje de regreso a casa fue silencioso, aún así, se sentía la gran tensión en el auto. No había música en la radio ni las pequeñas charlas divertidas que tenían sus padres cada vez que iban en el auto.

Karl iba sentado en la parte trasera con un nudo atorado en la garganta. Sabía que sus padres estaban molestos, pero más que molestos debían estar decepcionados de confiar en él y sus palabras.

Llegaron a casa y Karl quiso correr hacia su habitación, pero su padre lo tomó suavemente del hombro y lo guió hasta la pequeña sala.

Los tres se sentaron en los sillones en completo silencio hasta que su padre se atrevió a hablar.

—Karl, ¿eres consciente que lo que hiciste estuvo mal?

—¿Ustedes son conscientes que lo que hicieron estuvo mal?

—Es nuestro trabajo, Karl. Nosotros no decidimos que lugar demoler y cuál no, nosotros solo cumplimos nuestro trabajo.

—Ustedes no entienden nada —Karl se pasa ambas manos por su cabello, tratando de calmarse—. Ese parque era todo para mis amigos.

—Ellos no son tus amigos, Karl —responde su madre.

—Sí lo son. Podrán no agradarles o parecerles correctos para mí, pero son mis amigos. Son las únicas personas que de verdad se preocupan por mí y que me demostraron lo que es una amistad. Por primera vez logré hacer amigos y ustedes lo único que hacen es arruinarlo todo.

—Karl, entendemos que les tiene aprecio a esos chicos, pero no es el tipo de personas que queremos que tengas en tu vida. Hay millones de personas allá afuera que querrán ser tus amigos —dice su padre—. Por culpa de esos chicos nos mentiste, nos hiciste creer que ibas a clases de piano y que asistías a todas tus clases. Nunca antes te habían suspendido y mucho menos expulsado. ¿Sabes cómo eso va a afectar tu expediente académico?

—¿Y saben cómo quitarme a mis únicos amigos va a afectar mi vida?

—Karl, por una vez en tu vida puedes pensar en que nosotros solo queremos lo mejor para ti.

—¡Si hubieran querido lo mejor para mí nunca me hubieran traído aquí! —Karl se levanta del sofá, con los ojos cristalizados— ¡No hubiera conocido lo que es tener amigos y ahora no sufriría porque ustedes quieren quitármelos!

—Karl, cálmate, por favor —le pide su madre—. Vamos a calmarnos todos y pensar bien las cosas, ¿sí?

—¡No, porque ustedes no entienden nada!

El padre de Karl se levanta también y se acerca a su hijo para abrazarlo e intentar calmarlo.

—Mañana buscaremos un nuevo instituto en una mejor zona de la ciudad, irás en el autobús escolar y harás nuevos amigos. ¿Qué te parece?

—Yo no quiero nuevos amigos, papá.

—Sé que tal vez aún no te das cuenta, pero mañana todo mejorará. Vamos todos a descansar, ¿sí?

—Al menos me puedo despedir de Sapnap.

La pareja se mira entre sí.

—Ya veremos mañana.

...

Por otra parte, estaba Sapnap que no había dejado de escuchar gritos de parte de sus padres todo el tiempo y cuando llegaron a su hogar no cesaron.

—¿¡Cómo te atreves a dejar a tu hermano solo!? —su padre lo toma del cuello y lo estrella con la pared con todas sus fuerzas— ¿¡Por poco expulsan a tu hermano por tu culpa!?

—¡Pero no lo han expulsado! ¡Y es tu hijo, no el mío como para que yo lo esté cuidando!

—¡¡Entonces trabaja, inútil!! ¡¡Todo el día estás en ese estúpido parque sin hacer nada y en buena hora que lo van a demoler para que hagas algo con tu vida!!

—¡¡Si no trabajo es por el estúpido de Callahan que no se puede defender y lo debo estar cuidando como si fuera mi mascota!! ¡¡Tanto aman a su hijo perfecto y no lo cuidan ustedes!!

Su padre le propicia una cachetada y Sapnap le golpea en la nariz en respuesta.

—¿¡Tienes mierda en la cabeza!? —le grita su padre.

—¡¡Heredada de ti, imbécil!!

—¡¡Aprende a respetar!!

—No te voy a respetar, porque tú no me respetas. ¡Estoy cansado de esta maldita familia! Me voy y espero que estén felices con eso.

Sapnap sale de su ahora antiguo hogar que nunca se sintió como tal. Se había cansado de los malos tratos, de que toda la responsabilidad de su hermano menor cayera sobre él.

Tomó su celular y llamó a Punz. Probablemente era el único amigo verdadero que tenía y el único que lo dejaría quedarse en su casa al menos por una noche.

—¿Hola? —lo escuchó al otro lado de la línea.

—¿Me puedo quedar en tu casa por esta noche?

—Ugh, me vas a odiar, pero estoy castigado y dudo que mis padres te dejen entrar.

—Vete a la mierda.

Cuelga la llamada rápidamente.

N

o puede llamar a Dream luego de haber discutido con él y mucho menos llamaría a George. Quackity estaba lejos de ser una opción. Karl era su única opción por el momento, pero dudaba que este lo recibiera. De todas formas lo hace.

Después de unos segundos toma la llamada.

—¿Sapnap, por qué estás llamando?

—¿Crees que pueda quedarme en tu casa al menos por esta noche?

—¿Qué ha pasado? ¿Te botaron de tu casa? —la voz de Karl suena preocupada.

—No. En realidad decidí irme por mi cuenta. Ya no aguanto estar ahí. Ya es un poco tarde y no tengo nada de dinero ahora. No sé a dónde ir.

—Ven a mi casa.

—¿Estás seguro? ¿Tus padres no te castigaron?

—Ellos deben estar durmiendo ahora. Si entras por la ventana de mi habitación no se darán cuenta.

—Está bien. Muchas gracias, Karl. Gracias por todo, en serio.

—Te estaré esperando.

Sapnap se queda en silencio entre el dilema de simplemente cortar la llamada o decirle un te quiero. Al final solo corta la llamada, porque hasta decirle gracias le ha costado bastante y Karl estaba lejos de corresponder sus sentimientos.

Kool Kids [Karlnap]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora