Capítulo 24. Raúl

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La semana después del combate había sido muy intensa. Todo lo que había vivido y estaba viviendo con Ainhoa, estaba siendo increible. Me sentia en paz como nunca antes. Cuándo estaba con ella me hacia sentir completo. Siempre había sentido un vacio que solo ella conseguia llenar. Por primera vez desde lo de Sofía me sentia bien. La culpa había quedado atrás, ahora me daba cuenta de que tenia que dejar el pasado a un lado y disfrutar de mi presente y mi futuro.
Aún me seguia sorprendiendo como era posible que sintiera algo tan fuerte en tan poco tiempo, pero no me avergonzaba en reconocer que estaba totalmemte enamorado de ella. Creo que lo supe desde el momento en que la vi, en aquella estación. Aunque mis miedos no me dejaran verlo entonces.
Aprovechamos el Lunes para que Ainhoa se mudara de nuevo a mi apartamento. Después de todo lo que había pasado con Mia, era lo mejor. Habiamos esperado hasta entonces por la visita de Rebeca, la cual habia resultado ser la criptonita de Iván. Nunca lo había visto tan interesado en una tia. No es que fuera como yo, el simplemente pasaba de las tias en general, no le interesaban para nada, pero me daba que Rebeca iba a cambiar las cosas...
A esto le sumamos la sorpresa de Victor. Había congeniado super bien con el hermano de Ainhoa, lo cual me daba la tranquilidad de saber que no estaba tan sola como me parecio en un primer momento. Había alguien que se preocupaba por ella de verdad y me relajo que supiera la verdad sobre la situación de su hermana y sobre nuestra relación.
Lo mejor de todo fue ver lo feliz que estaba ella. Desde que la había conocido nunca la había visto asi, tan relajada, tan natural... tan ella. Y me parecia mucho más increible, si es que eso era posible. Era guapa, divertida, cariñosa... Odiaba la percepción que tenia Ainhoa de si misma, parecia ser la única en no darse cuenta de lo increible que era. Desde que comenzo a trabajar en el Gym, se había corrido la voz y se había apuntado mucha más gente. No era consciente de el efecto que provocaba en los demás y más concretamente en los hombres.
Habia vuelto a el gym para comenzar con los entrenamientos, por lo que nos vimos obligados a buscar a alguien que me sustituyera durante este tiempo en las clases de boxeo. Claudio había comenzado a hacer las entrevistas junto con la ayuda de Ainhoa. Preferia mantenerme al margen en ese aspecto, pues estaba convencido de que ninguno me pareceria bueno.
Intentaba no desconcentrarme mucho teniendo a Ainhoa allí. Habiamos decidido separar el trabajo de la relación, por lo que aprovechabamos la parada para comer para estar juntos, pero en el gym, mantendríamos las distancias, aún que las miradas fueran más que evidentes.
Claudio al fin se había decidido por uno de los chicos que optaba al puesto. Me pidio el favor de estar con él en su primera clase para presentarle a los alumnos, observar como trabajaba y ayudarlo en el caso de que lo necesitase. Se presentó el Viernes a primera hora para hacer la primera toma de contacto. Estaba charlando con los alumnos sobre los cambios que iba a ver en los proximos meses debido a la final cuando Ainhoa se me acerco por detrás. Venia acompañada de un chico.
-Este, Raul... d- ijo a la vez que me daba la vuelta para mirarla. Hoy estaba increiblemente guapa. Llevaba un vestido corto de licra en color azul que se pegaba a su cuerpo como una segunda piel, marcando sus curvas. Se había recogido su larga melena en una cola alta que le llegaba a la cintura, dejando su preciosa cara totalmente al descubierto y sin una sola gota de maquillaje, aún que la verdad era que no lo necesitaba, era preciosa al natural, con esas largas pestañas que enmarcaban sus preciosos ojos que bajo la luz de los fluorescentes tomaban una tonalidad más clara, casi verdes.
-¿Si? - dije mirándola primero a ella y después deparando en la presencia del chico que estaba a su lado.
-Te presento a Mario, es el nuevo profesor.
-Encantando. - dijo este tendiéndome la mano. Se la estreche mientras le escrudiñaba con la mirada. Era algo más alto que yo, aún que no mucho. Rubio con el pelo corto y los ojos negros. Tenia el cuerpo muy musculado, dudaba que todo eso fuese natural.
-Bueno, yo os dejo. - dijo Ainhoa mientras se marchaba de nuevo hasta la recepción.
Me quede mirando como se alejaba con ese contoneo de las caderas que me hacia perder la razón. Me di cuenta que no era el único que la observaba... Los alumnos estaban embobados con ella y vi como Mario giraba la cabeza para verla. Estaba seguro de que esto me iba a traer problemas...
-¡Está bien! Hora de empezar! - Dije mientras daba unas palmadas y hacía que todos me prestaran atención. Ainhoa miró en mi dirección y sonrio, poniendose de nuevo a trabajar.
Deje que fuera Mario quién impartiera la clase para ver su método. Lo cierto es que no lo hacía nada mal y parecia haber conectado con los chicos. Había un par de puntos que mejorar, pero creo que Claudio había elegido muy bien a mi sustituto.
Cuándo termino la clase, los chicos se fueron a las duchas mientras Mario empezaba a recoger sus cosas. Aproveche que estabamos solo para acercarme hablar con él.
-Enhorabuena, tio. La clase a ido muy bien.
-Gracias. - dijo miemtras seguia recogiendo los materiales que había utilizado durante la clase.
-Me gustaria comentar contigo un par de cosas que se podrian mejorar. No es que lo hagas mal, es simplemente como nos gusta trabajar aquí.
-Claro, no hay problema. - Dejó lo que estaba haciendo, quedando frente a mi. Se cruzo de brazos, lo que le daba un aspecto aún mayor. Vi como miraba detrás de mi. Me gire para seguir su mirada. Ainhoa... Tenia la vista puesta en ella.
-Verás... - dije captando de nuevo su atención. Y comence a indicarle los cambios que tendria que realizar. Veia mientras le hablaba como deviaba de vez en cuando la mirada por detrás de mi, lo que me empezo a poner de muy mal humor.
-¿Me has entendido? - Dije con un tono de voz más autoritario y serio de lo normal.
-Si, si, sin problemas. - Se dispuso a seguir con lo que estaba haciendo cuando lo detuve.
-Una cosa más. Estan prohibidas las relaciones en el trabajo. - dije desviando la vista hasta dónde se encontraba Ainhoa. -Política de la empresa. - añadí inventándome esa norma en ese mismo instante.
-Supongo que no habra problema en invitarla a salir fuera de aquí. Tendrás que reconocerme que la tia esta muy buena...
Me entraron ganas de partirle la cara, pero me contuve. Me marche de allí directo al despacho de Claudio.
Entre en el despacho echo una furia, Claudio estaba al teléfono y me hizo señas con la mano para que esperara. Cuándo por fin termino la llamada unos minutos después, los cuáles me parecieron horas, me hizo señas para que tomara asiento.
-¿Qué pasa Raúl? ¿Todo bien?.
-Es el nuevo. - espeté.
-¿Qué pasa con él? ¿No sirve?.
-Si, es bueno. pero... - Claudio enarco las cejas, invitándome a continuar. Sabia que esto que iba a decir me iba a traer problemas, pero no me importaba.
-No le quita los ojos a Ainhoa y piensa coquetear con ella... - Dije apretando los puños.
-Raúl... Entiendo tu enfado, ¿pero no crees que debe ser Ainhoa la que decida aquí? Ya has visto como esta el gimnasio desde que ella esta trabajando aquí. Es una chica increiblemente guapa, es normal que pasen estas cosas...
Sabia que Claudio tenia razón, pero no por ello me sentia mejor. Iba ser deficil trabajar en estas circuntancias.
-Solo te pido profesionalidad, Raúl... y que te centres en lo que tienes por delante dentro de unos meses.
-Descuida, lo hare. - Me levante de la silla con intención de marcharme. Me detuve en el umbral de la puerta, me volví hacia Claudio y le dije:
-Una cosa más...
-¿Si?.
-Le he dicho que están prohibidas las relaciones personales en el trabajo. Política de empresa.
-Raúl, aquí no...
-Lo sé, lo sé.
-Por mi esta bien, ¿aún que sabes lo que eso significa no?. - Asentí con la cabeza. Significaba que también estaban prohibidas para mi...
Pase el resto de la mañama concentrado en los entrenamientos. Cuándo se acerco la hora de comer fui a buscar a Ainhoa para irnos a casa a comer.
-¿Estás lista? - Pregunté.
-Si. - contesto con una gran sonrisa.
Recogio sus cosas y salimos del gym. Lo bueno de vivir cerca del trabajo es que nos permitia ir a casa a comer y descansar un rato. Comimos en silencio, después nos tumbamos en el sofá, Ainhoa sobre mi pecho mientras mirabamos la tele sin prestar atención.
Quería prevenirla sobre las intenciones de Mario, pero me daba miedo que pensara que estaba celoso o que quería controlarla, asi que no le dije nada.
Ainhoa acariciaba mi pecho desnudo, deslizando sus dedos arriba y abajo, provocando que un calor empezara a recorrer mi cuerpo. Inclinó su cabeza hacía arriba buscando mi mirada, conocía demasiado bien esa cara... La bese en los labios con dulzura. Ella busco mi lengua con la suya, provocandome... la erección no tardo en formarse en mi entrepierna. Seguimos besándonos, cada vez con más pasión. Ainhoa giro poniendose encima de mi. Se quitó el vestido que llevaba, subiendolo y dejando ver poco a poco su espectacular cuerpo. Llevaba un sujetador negro de encaje que resaltaba sus pequeños pechos. Llevo sus manos hasta su espalda, lo desabrochó y lo deslizo hacia abajo, quitándoselo, dejando sus pechos redondos y perfectos ante mi. Se inclino hacía mi, apoyándolos contra mi piel desnuda, el contacto hizo que me palpitara la polla. Comenzó a mover sus caderas, restregándose contra mi erección mientras con su lengua recorria mi cuello y jugaba con el lóbulo de mi oreja. A continuación, busco de nuevos mis labios, agarrando mi labio inferior con los dientes tiró de él succionando. Me ponía muy cachondo cuando hacía eso y ella lo sabia. Lleve mis manos hasta su precioso culo adornado por unas braguitas negras iguales que el sujetador. Las aparte haci un lado con una de mis manos mientras que con la otra buscaba la entrada de su sexo. Palpé con mis dedos su humedad y los deslice dentro de ella, haciendo que soltara un gemido de placer. Continue moviendo mis dedos mientras ella acompañaba el movimiento con sus caderas. Se incorporó encima de mi, apoyando las manos en mi pecho. Se levantó, quedado de pie junto a mi y se quito las bragas. Se inclino hacia a mi para quitarme los pantalones de deporte que llevaba. Los deslizo por mis piernas dejando mi erección al descubierto. Se arrodillo a mis pies en el sofá, inclinandose hacia mi polla y comenzó a jugar con ella. Intrudujo solo la punta entre sus labios para después succionarla. Colocó su lengua y empezo a dibujar circulos con ella. De nuevo la introdujo en su boca, esta vez hasta la base. Volvió a deslizar sus labios hasta la punta, dejando un suave beso al sacarme de su boca. Volvió a ponerse de pie, esta vez cogiéndome de las manos y haciendo que me sentara en el sofá. Abrio las piernas y se colocó de espaldas a mi, justo encima de mi erección. Se sentó sobre ella haciéndome entrar dentro de ella. El contacto de mi piel con su humedad me hizo estremecer de placer. Colocó sus manos en mis rodillas y comenzó a mover sus caderas arriba y abajo una y otra vez. La agarré por la cintura para marcar el movimiento, si seguia asi me correria en un segundo. Con la ayuda de mis brazos,comence a moverla arriba y abajo, llevo una de sus manos hacía delante y comenzo a acariciarse, sentia que ambos estabamos a punto de llegar al orgasmo. Solte sus caderas dejando que fuera ella quien marcara el ritmo de nuevo y coloque mis manos en su pechos, agarrándolos. Comenzó a moverse de forma frenética mientras se corria entre gritos de placer. No lo soporte más y me vacie dentro de ella.

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