Capítulo 32. Raúl.

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Baje al supermercado del paseo que estaba al lado de casa mientras Ainhoa se daba una ducha. Me habia invitado a hacerlo con ella. Sonaba muy tentandor, la verdad, pero sabia como acabaria la cosa si lo hacia y no podiamos tardar mucho, ya que habiamos quedado para cenar.
El día de hoy habia sido una autentica locura. Ainhoa habia tenido el examen práctico del carnet de conducir y por su puesto habia aprobado. Estaba convencido de que lo haria y me sentia super orgulloso de ella. Fue por eso por lo que planeé el día de hoy.
Desde que Ainhoa me dijo que se habia apuntado a la autoescuela, hable con Iván y comence a buscarle un coche. Tenia pensado regalárselo.

-¿Estás seguro bro? -Dijo este. -Segurisimo.
Sabia que iba a hacerle mucha ilusión y también sabia que si no se lo regalaba, iba a costarle mucho poder permiterse comprar uno. Ainhoa ganaba poco en el gym y además se habia empeñado en contribuir con los gastos del apartamento, por más que me empeñé en que no hacia falta. Ademas de ello, estaba ahorrando para poder ingresar en la universidad y estudiar por fin la carrera que tanto le gustaba, por lo que economicamente, estaba bastante limitada. No es que a mi me sobrara el dinero, pero tenia mi sueldo como monitor de boxeo, además de los ingresos que me daba ser dueño de la mitad del gimnasio. A esto además tenia que añadirle lo que ganaba con los campeonatos, por lo que economicamente estaba bastante desahogado. Tenia mis ahorros.
Nos costo bastante encontrar un coche que se ajustara a lo que buscaba para ella. Queria que fuera pequeño, no muy antiguo, que estuviera bien de precio y además que fuera con el estilo de Ainhoa. Sabia que su color favorito era el rojo, por lo que queria que el coche tuviera ese color, aún que teniendo a Iván, eso no seria ningun problema.
Recuerdo el día que me llamo súper emocionado porque lo habia encontrado. -Bro, lo tengo.
-¿De que hablas Iván?.
-Del coche de Ainhoa.
-¿En serio?.
-Si. ¿puedes pasarte a la hora de comer por el taller?.
-Claro, sin problema. - Cuándo llegue al taller, me estaba esperando.
Fuimos hasta un concesionario de coches nuevos y de ocasión. Al llegar allí me mostro el coche. Un fiat 500 en color blanco, prácticamente nuevo. La verdad es que era perfecto.
-¿Como lo has conseguido?.
-Tio, tengo mis contactos. - dijo riendo. -Por el color no te preocupes que yo me encargo. Lo malo... -¿Que pasa?.
-El precio. - Mire el cartel que tenia el coche puesto. tres mil euros.
-No lo veo mal para como esta el coche la verdad. - dije siendo sincero.
-No, no, si está perfecto, de echo me parece hasta barato. Pero...
-¿Que pasa Iván?.
-¿En serio vas a gastarte tres mil euros en un coche para Ainhoa?.
-Ella se lo merece. - Dije sin más.
-Y no digo que no, bro. pero... son tres mil pavos tio.
-Confio en ti Iván. Si dices que el coche esta bien nos lo llevamos.
-¡Dios! quien eres tu y que has echo con mi amigo. - dijo riendo y yendo a buscar al empleado del concesionario.

Arreglamos todo el tema del papelo y demás y nos lo llevamos. Lo dejamos en el taller de Iván para que este puediera hacerle todos los cambios que queria. Yo tan solo queria que le cambiase el color, pero el habia decidido montarle un equipo de sonido y hacerle una revisión y puesta apunto.
-No te preocupes por nada de esto, corre de mi cuenta. Es mi regalo para Ainhoa. - dijo.
-Gracias bro. - dije dandole un abrazo.
Me encantaba ver lo feliz que estaba Ainhoa después de haber superado todo su pasado, pero aún habia algo que la ponia triste, y era tener a su hermano y a Rebeca lejos. A Rebeca la veia más al estar esta saliendo con Iván, pero a Victor... no lo veia desde que fue a Sevilla a pasar el fin de semana y hablar las cosas con su madre, hacia ya de eso dos meses.
Estuve hablando con él y con Rebeca sin que Ainhoa supiera nada para organizarle una sorpresa y que vinieran a verle. Cuando Ainhoa me dijo la fecha de su examen práctico, algo en mi cabeza hizo click. Lo organice todo para que vinieran ese día y darle la sopresa y celebrar con ella que ya tenia carnet y coche, porque estaba seguro de que aprobaria y si no lo hacia, pues le vendria bien tenerlos cerca para pasar el disgusto que sabia se llevaria. La guinda del pastel la puso Alex, su profesor de autoescuela, cuándo llamo al gym después de que Ainhoa hicera el examen para avisarme de que habia aprobado.
Llame a Iván para que comprara algunas cosas y poder prepararle a Ainhoa una sopresa para cuando llegara al gym. Tenia que reconocer que Alex al final no habia resultado ser mal tipo, aún que cambie de opinión en cuanto Ainhoa me dijo que se le habia declarado, el muy capullo. Odiaba tener razón y más odiaba Ainhoa tener que darmela, pero lo cierto era que Ainhoa era prácticamente irresistible para cualquier hombre y tengo que reconocer que eso me hacia sentir bastante inseguro. No es que me preocupara mi aspecto fisico, nunca lo habia echo. Ligar siempre me habia resultado bastante fácil, la mayoria de las veces eran ellas las que se acercaban.
Habia estado con muchas chicas de fisicos espectaculares, pero ninguna habia conseguido lo que Ainhoa. Cada dia era mas consciente de la suerte que tenia de tenerla a mi lado, a pesar de haberla cagado tantas veces con ella. Encontrar a alguien asi siempre me habia parecido increible y saber que yo era el único hombre en su vida, me hacia sentir muy orgulloso y especial, aún que también me daba miedo. Después de hablarlo con Ainhoa, me prometi a mi mismo relajarme con ese tema y confiar en ella y en que todo saldria bien, aún que dentro de una parte de mi, seguia una sombra oscura que se empeñaba en hacerme creer que Ainhoa era demasido joven para tener las cosas tan claras sobre nuestra relación.
Aparté esos pensamientos de mi cabeza y termine de hacer la compra. Debia darme prisa si no queria que llegasemos tarde.
Llegue de nuevo al apartamento y fui directo a la cocina a guardar la compra.
-¿Que tal vas, amor? - Le grite a Ainhoa desde la cocina para que me oyera.
-¡Ya casi estoy! - respondio esta.
Segui terminando de guardar las cosas que me quedaban de la compra cuando oí el sonido de unos tacones acercandose hasta mi. Me gire y se me cayó lo que tenia en las manos al ver a Ainhoa.
Se habia puesto un vestido blanco de manga larga asimétrico, dejando uno de sus brazos al descubierto. Se ceñia a su cuerpo como una segunda piel, marcando cada curva. Se habia subido en unos tacones que me parecion super altos, estilizando sus maravillosas piernas que quedaban al descubierto hasta por encima de las rodillas. Llevaba el pelo negro suelto peinado en unas ondas que le llegaban hasta la cintura. Sus largas pestañas ahora eran kilométricas debido al rimel y enmarcaban su rostro junto con sus labios pintandos de un rojo intenso, dándole un aspecto increiblemente sexy y espectacular.
-¿Que tal estoy? - Dijo girando sobre si misma mientras se colocaba el pelo hacia un lado, creando asi más volumen del que ya tenia y haciéndola parecer aún más bonita.

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