Capítulo 36. Raúl.

5 1 0
                                    

Estaban siendo unos dias raros. Ainhoa se habia marchado a Sevilla para hablar con Rebeca. No habia querido contarme que es lo que pasaba, pero suponia que debia ser algo importante si habia ido hasta alli. Entendia que no lo hiciera, sabia que Iván era más que un amigo para mi y no sabia si seria capaz de callarme las cosas con él. Entendia también que se hubiese ido para ayudar a su amiga, pero eso no quitaba lo poco que me apetecia que se fuera y cuánto la estaba echando de menos.
Me parecia increible cómo en tan solo unos meses me habia acostumbrado tanto a ella, hasta el punto de sentirme vacio si no estaba a mi lado. Mi apartamento sin ella me parecia apagado, sin vida. El simple echo de tener a Ainhoa por alli, paseandose en bragas y con una de mis camisetas, hacia que el lugar tuviera vida, o al menos lo hacia para mi. Hasta el gimnasio parecia un lugar distinto cada vez que entraba y no la veia a ella en la puerta para recibirme con sus preciosa sonrisa.
Iván pasaba bastante por casa para hacerme compañia, pero sabia que en parte lo hacia también para hacerse compañia a si mismo. Que Rebeca lo hubiese dejado asi, sin decirle nada, después de haberle pedido que se viniera a Tarifa a vivir con él, habia sido un golpe duro para él y lo estaba pasando mal, aún que quisiera aparentar que no le afectaba tanto. Ninguno de los dos entendiamos que habia podido pasar para que las cosas cambiaran tanto de la noche a la mañana, ni siquiera Ainhoa daba credito cuando Iván se lo conto. A este le habia costado mucho dar el paso con una tia y cuando por fin lo habia echo....
Uno de los dias en los que Ainhoa estaba fuera, se vino a mi apartamento a cenar. Pedimos unas pizas y nos bebimos unas cervezas mientras charlabamos y jugabamos a la play.
-Bro, tengo que contarte algo... - le dije - ¿Te acuerdas la conversación que tuvimos sobre el futuro? - le pregunte.
-Claro.
-Pues te he echo caso. - Iván puso cara de no saber de lo que hablaba.
-Después de que te marcharas fui a la agencia de viajes. - Puso cara de sorpresa
-¿Y?.
-Pues me voy a ir unos meses....
-Pero...
-Ainhoa aún no sabe nada, es una sorpresa. Pero necesito irme de aqui con ella tio. Siento que con todo lo que ha pasado en estos meses no hemos temido tiempo de disfrutar el uno del otro como nos merecemos. -Me alegro mucho Raúl, os lo mereceis.
Fui a la agencia de viajes sin saber muy bien lo que buscaba, pero una vez estuve alli, me volvi loco... Habia tantos lugares a lo que queria ir con ella... que elegi varios destinos por europa. Seria la primera vez en mi vida que pasaria la navidad fuera de casa, sin mi familia. Para esas fechas siempre solia volver, per esta vez seria diferente. Tan solo esperba que ha Ainhoa le gustase la sorpresa.
Cuándo hable con Claudio para comunicarle mi decisión de irme durante unos meses y de llevarme a Ainhoa conmigo, no estuvo de acuerdo.
-No te estoy pidiendo permiso, Claudio, solo te estoy informado. -Pero Raúl... ¿qué pasa con los entrenamientos, y las clases?.
-Para las clases tienes a Mario, se las apañara bien. Y en cuanto a los entrenamientos... Ahora mismo necesito parar. Ni siquiera he pensado si quiero seguir compitiendo.
-Me dejas tirado llevandote a Ainhoa.
-Te las has apañado muy bien todos estos años sin ella Claudio. Solo seran unos meses. Además sabes que el futuro de Ainhoa no esta aqui...
-Y empiezo a pesar que el tuyo tampoco....
Después de dejarlo todo solucionado, lo único que me faltaba es que Ainhoa volviera de Sevilla para poder darle la sorpresa. Habia cogido los billetes de avión para finales de octubre, es decir, la próxima semana y tenia miedo de que el viaje de Ainhoa se demorara más de lo previsto y me viera obligado a cambiar mis planes.
Hablaba con ella a diario. No queria resultar pesado, pero no podia evitar preguntarle siempre cuando volveria. En parte por el viaje, pero en parte también porque la echaba mushisimo de menos. Tan solo llevaba un par de dias fuera, pero para mi parecian meses.
Me levante de la cama después de haber pasado una noche horrible en la que casi no habia conseguido pegar ojo. Me habia acostumbrado tanto a la presencia de Ainhoa en mi casa, que me resultaba casi imposible dormir sin ella. Cogí mi móvil para mandarle un mensaje de buenos dias, sabiendo que ha esas horas, aún seguiria dormida y me fui a la cocina a prepararme el desayuno. Cuándo termine, me vesti y me dirigi al gym. Hoy Claudio tenia unas gestiones que hacer y no llegaria al gym hasta después de comer, por lo que me tocaba a mi abrir y hacerme cargo de todo. Mientras abria el gimnasio llego Mario. Debia de reconocer que al final el chico habia merecido la pena. Me alegraba de contar con él. Se llevaba muy bien con los chavales y era buen monitor. Una vez se hubo adaptado a nuestra manera de trabajar y habiendo solucionado nuestras diferencias en cuanto a Ainhoa, todo fue sobre ruedas. Nos saludamos y entramos dentro para prepararlo todo.
-Hoy estamos tu yo solos. - le dije- Ainhoa aún no ha vuelto y Claudio no llegará hasta después de comer.

-Genial. dime que tengo que hacer y me pongo a ello. - Le di instrucciones y enseguida nos pusimos a trabajar.
La mañana paso tranquila, aún que se me hizo algo monótona. Esperé a que llegara Claudio para irme a comer. Decidi hacerlo en el bar de al lado, ya que se habia echo tarde y seria demasiado tener que ir hasta mi apartamento y prepararme algo para comer. Pique algo rápido y volvi al gym. El día de hoy se me estaba haciendo muy largo.
Me encontraba dando una de las clases cuándo vi que entre mis alumnos se formaba un pequeño revuelo. Intente que volvieran a prestarme atención, pero parecia imposible.
-¿Se puede saber que os pasa? - pregunte miestras me giré, buscando cual era la razón de tanto revuelo. Al darme la vuelta, vi que Ainhoa estaba detrás de mi, con una sonrisa de oreja a oreja iluminando aquel lugar,con sus preciosos ojos brillando por la emoción.
-¡Hola! -dijo- ¿No piensas decierme nada?. - No me esperaba encontrarla alli.
La noche anterior habiamos hablado y me habia dicho que aún no sabia cuándo volveria y de repente estaba alli. Me habia quedado tan embobado mirandola que ni siquiera supe reaccionar. Fui hacia a ella y le di un abrazo, levantándola del suelo. Ainhoa comenzo a reir, dándome un beso en los labios.
-¿Qué haces aqui pequeña? no te esperaba.
-Queria darte una sorpresa. - dijo.
-Pues lo has conseguido.
Ainhoa se quedo alli mientras terminaba de dar la clase. Cuándo termine, me acerque de nuevo a ella. -Recojo mis cosas y nos vamos a casa.
Llegamos al apartamento y la ayude con la maleta. Ni siquiera habia pasado por casa, habia ido directamente hasta el gimnasio.
-Aún no puedo creer que estes aqui. -dije mientras dejaba las cosas en el salón y me acerca a ella, cogiéndola por la cintura para pegarla a mi.
-Pues aqui estoy- dijo dándome un beso en los labios mientras enroscaba sus brazos alrededor de mi cuello y enterraba sus manos en mi pelo.
No se si era consciente de cuánto me provocaba eso, pero hizo que se me pusiera dura al instante.
-Te he echado tanto de menos...
-Y yo a ti amor.
Pase mis manos por debajo de sus rodillas, cogiéndola en brazos y llevándola a la cama. No aguantaba ni un segundo más sin ella. Sin sentir su calidez, la suavidad de su piel, su aroma...
La deje en la cama mientras me quitaba la camiseta. Ainhoa me recorria el cuerpo con la mirada. Me incline para quitarle los zapatos uno a uno, después, hice lo mismo con los calcetines. Me coloque encima de ella, besándola despacio. Recorri su cuello, llenándolo con mis besos y aspirando su aroma. Fui desnudándola lentamente, hasta quedar completamente desnuda. Jugue con sus pechos, succionando cada uno de sus pezone. Segui recorriendo su cuerpo con mis besos hasta llegar a la linea de su sexo. Pase mi lengua por ella, probando el sabor de su húmedad. Acaricie su clitoris con uno de mis dedos mientras la miraba a los ojos e introducia uno de mis dedos en su interior.

Ainhoa cerro los ojos de placer, moriéndose el labio mientras exalaba un suspiro. Enredo una de sus manos en mi pelo, tirando de él mientras mi lengua ávida jugaba con su sexo, dándole placer.
Me incorpore, poniendome de pie frente a la cama para quitarme los pantalones y volvi a colocarme encima de ella. Busco mi boca en un beso húmedo,nuestras lenguas se enredaron la una con la otra. La penetre suavemente mientras ella mordia mi labio inferior y clavaba sus uñas en mi espalda. Comence a mover mis caderas lentamente, sintiendo su calor, su humedad. Fui aumementando el ritmo de mis caderas, sientiendo como el orgasmo no tardaria en llegar.
Primero fue Ainhoa quien se corrio, dejando escapar un gemido de placer de entre sus labios que me puso tan cachondo que hizo que me corriera yo también pocos minutos después.
Nos dimos una ducha y preparamos la cena. Me encantaba hacer este tipo de cosas con ellas. Jamás habria pensado que las pequeñas cosas cotidinas puediran llegar a gustarme tanto, pero ella conseguia que todo fuera especial.
Mientras cenabamos, estuvimos hablando sobre su padre y Victor. Me conto que este iba a irse a vivir con Susana. Me alegreba por ellos. A Ainhoa le preocupaba un poco el echo de que su padre se quedara solo, pero entendia que su hermano quisera vivir su propia vida al igual que estaba haciendo ella.
-¿Y que tal está Rebeca? - me atrevi a preguntar.
-Bueno... la verdad no sé que decirte para no comprometerla demasiado. Me gustaria poder contartelo, de verdad... pero es algo demasiado personal y que además afecta a Iván y no... no se si serias capaz de mantenerte al margen. De echo, me esta costando hacerlo a mi, pero me a prometido que hablara con él.
-Es lo menos que se merece. - dije entendiéndola perfectamente.
-Eso mismo le dije yo. pero no es tan fácil... por una parte puedo llegar a entender su miedo, pero aún asi, creo que se esta equivocando apartando a Iván de su lado. Solo espero que sepa solucionarlo.
-Yo también lo espero. Iván lo esta pasando fatal, ha estado viniendo cada día con la excusa de hacerme compañia, pero se que el también la necesitaba.
-Aún que no me creas, Rebeca también lo está pasando mal. - Puse cara de sorpresa. -Si, ya se que ha sido decisión de ella, pero como te he dicho, no es nada facil... ella lo quiere.
-¿Y entonces porque lo deja? no entiendo nada. - Ainhoa guardo silencio, dándome a entender que no me contaria nada.
Terminamos de cenar y vimos juntos una peli, después nos fuimos a la cama. Esa noche por fin pude dormir sin probemas.

Un viaje inesperado. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora