Capítulo 37. Ainhoa.

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Llevaba meses sin venir aqui. Me sorprendio la llamada de Rubén, citándome en su consulta. Después de la terapia y el viaje a Sevilla para zanjar por fin las cosas con mi madre, no habia vuelto por aqui.
Me hayaba sentando en la sala de espera, no sé porqué me sentia tan nerviosa. Habia pasado mucho tiempo aqui, demasiado para mi gusto. Supongo que volver aqui, removia muchas cosas dentro de mi.
Rubén salio de la consulta haciendome pasar.

pasar.
-¿Qué tal Ainhoa? cuánto tiempo. -dijo Rubén mientras tomaba asiento.
-La verdad es que si. - respondi- me ha sorprendido tu llamada.
-Bueno, tan solo queria saber como te va. ¿todo está bien?.
-Si... - y procedi a contarle todas las cosas que habian pasado desde la última vez que estuve aqui.
-¿Y cómo te sientes respecto a todo eso?.
-¿La verdad? diferente. Es como si no fuera la misma persona.
-Y no lo eres- añadio. -Verás... seré sincero contigo. Si te he llamado es porque me preocupa la dependencia emocional que tienes. La cual veo sigue en el mismo punto dónde la dejamos.
Rubén estaba empeñado en que mi relación con Raúl se basaba en mi necesidad de aferrarme a algo a lo que me diera una seguridad y una estabilidad emocional que por mi sola no tenia. No estaba de acuerdo con él. Lo que sentia por Raúl y iba más allá de cualquier necesidad de sentirme querida o protegida.
-Te equivocas. - le dije. Si estoy con Raúl es porque le quiero.
-Y no digo lo contrario Ainhoa. Pero no puedes decir que estás bien, que estás recuperada, que has superado tu pasado, mientras sigas teniéndole a tu lado. Raúl es el parche que tapa tu herida. Mientras ese parche siga ahi, no sabrás si la herida esta realmente curada.
Sali de la consulta con las palabras de Rubén resonando en mi cabeza.
Habia quedado con Iván. Me habia llamado el día anterior para pedirme por favor que me pasara por su taller. Cuándo llegue alli, estaba liado como siempre.
Me baje del coche y fui hasta dónde se encontraba para darle un beso. Dejo lo que estaba haciendo mientras se limpiaba las manos llenas de grasa.
-¿Qué tal chiquitina? - me pregunto.
-Preocupada por ti. - Admiti. ¿Qué tal estás?.
-Bien... - Sonrei. -Ahora la verdad.- le dije.
-No sé Ainhoa, no estoy entendiendo nada... Ayer me llamo Rebeca. - Puse cara de sorpresa.
Desde que había vuelto de Sevilla hacia unos dias, no habia vuelto a hablar con ella. Me alegraba de que finalmente hubiese decidido hablar con él.
-¿Y?.
-Pues no sé, me está volviendo loco. Me dice que me quiere, pero que ahora no puede estar conmigo. Y yo la verdad no entiendo nada.
-A ver Iván... cómo te explico esto sin meterme demasiado... Las cosas igual no son tan faciles como parecen. Que te quiere es una realidad, pero hay cosas... que lo cambian todo. Creo que Rebeca se esta equivocando en como está haciendo las cosas y asi se lo he dicho. Dale tiempo, para contarte lo que pasa.
-Tiempo es precisamente lo que me falta para estar con ella. Quizás no he sabido hacer las cosas bien. La

distancia es una mierda, pero a pesar de ella, siempre he querido cuidarla.
-Y lo has echo. Iván - Dije cogiéndole la mano. - lo que ha pasado no es culpa tuya. No es culpa de nadie. Son cosas que pasan y... Bueno, como te he dicho, creo que Rebeca se está equivocando. Solo espero que con el tiempo no se arrepienta de esto. Aún que no lo creas, ahora más que nunca te necesita a su lado...
-Me muero de ganas de verla y estar con ella. A veces pienso en coger el coche y plantarme alli...
-Hazlo. - le dije aprovechando la oportunidad y esperando que eso fuera suficiente para hacer que Rebeca se diera cuenta de las cosas y cambiara de opinión. -No tienes nada que perder y mucho que ganar, Iván. Ve.
-No sé, Ainhoa... quizás sea peor... me ha pedido tiempo y no quiero agobiarla... Mire a Iván, sintiendo rabia de no poder contarle lo que estaba pasando.
-Iván, creo que nunca te di las gracias por lo que hiciste por mi y por Raúl. Siempre he sentido que si estamos juntos a día de hoy, a sido gracias a ti. Déjame devolverte el favor. Hazme caso y ve a buscarla. Es lo único que puede hacerle cambiar de opinión. Te quiere y quiere estar contigo, pero tiene miedo de ciertas cosas... Son miedo absurdos, pero ahi están. Solo tú puedes hacer que esos miedos se vayan.
Llego Raúl, uniendose a nosotros. Se acerco a mi dándome un beso en los labios mientras me cogia de la cintura.
-¿Qué tal pequeña? ¿cómo ha ido?.
-Bien. -Dije con una sonrisa.
Saludo a Iván chocando las manos mientras seguia agarrado a mi cintura.
-¿Qué pasa bro?.
-Ayer me llamó Rebeca. - Raúl puso cara de sorpresa. Iván le conto lo que habian hablado.
-Lo siento pero no la entiendo tio. - dijo mirándome.
-No me mires a mi, yo ya le he dicho lo que tiene que hacer. - dije encogiendome de hombros. Raúl llevó la mirada hasta Iván.
-Ainhoa quiere que vaya a Sevilla. - Volvió a mirarme a mi. -Eso solo empeoraria las cosas.
-Eso es lo único que puede arreglarlas. Rebeca lo necesita más que nunca, aún que no piense admitirlo jamás. - dije.
Ambos se me quedaron mirando, esperando alguna explicación.
-No me mireis asi, no os puedo decir nada más, de verdad y no sabeis la rabia que me da... pero por favor Iván -dije volviéndolo a mirar- Ve a buscarla.
-No se Ainhoa...
-Prometeme que al menos lo pensarás. -Asintio con la cabeza, volviendo al trabajo.
Raúl y yo nos quedamos alli un rato más charlando con él hasta que nos fuimos juntos de nuevo al apartamento.
-Bueno, ¿vas a contarme como te ha ido con el Psicólogo?. -Supongo que bien. La verdad es que no lo sé...

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