Capítulo 33. Ainhoa.

6 0 0
                                    

Odiaba que las cosas me afectaran tanto. Había sido un fin de semana maravilloso, lleno de sopresas y buenos momentos y me jodia que el sentimiento de tristeza que sentia en ese momento lo empañara todo. Estar lejos de mi hermano y de mi mejor amiga estaba siendo duro. Por lo general, lo llevaba bien, pero siempre que los volvia a ver, se removian muchas cosas dentro de mi y me hacia cuestionar mis decisiones.
Raúl había empezado a notar que algo me pasaba y no dude en confensarle como me sentia, aún que eso solo hiciera que él se preocupara de más. Me había comentado la posibilidad de volver a Sevilla y yo... si soy sincera no sabia muy bien que hacer. Tenia claro que queria estar con él y también tenia muy claro que no podria llevar una relación a distacia. Raúl me había dicho que buscaria la manera para poder venir a Sevilla conmigo, si es lo que yo queria y necesitaba para estar bien. Me parecia uno de los actos de amor más grande que se puede hacer por una persona, dejarlo todo, dejar tu vida por comenzar una nueva con alguien en otro lugar, pero también me parecia muy injusto obligar a alguien hacer eso.
Yo lo había dejado todo por decisión propia y aunque ahora lo que me hizo huir se habia solucionado, no tenia intencion de volver. Habia comenzado a crear una vida aqui, en Tarifa, junto a Raúl, y aún que echaba de menos ciertas cosas de mi vida de antes, entendia que las cosas habian cambiado, que todo habia cambiado y que asi estaba bien. Madurar quizás consistia en esto, en tener claras cuales son tus prioridades y entender que no importa tanto el lugar si no las personas que te acompañan en el camino.
Hay personas que llegan a nuestra vida por una temporada, otras, por una razón y solo algunas, para toda la vida. Sabia que Victor y Rebeca eran de estas últimas y no importaba lo lejos que estuvieramos o lo poco que hablaramos, porque siempre estarian ahi. Sentia que Raúl habia llegado a mi vida por una razón y aún estaba intentando saber cual era.
Desde que lo habia conocido no habia echo más que salvarme de todo cuanto me hacia daño, incluso de mi misma. Por primera vez en mi vida me sentia completa, me sentia feliz y sabia que todo esto habia sido gracias a él. Sentia que todo el sufrimiento y la perdida que habia pasado habian merecido la pena si ese oscuro y doloroso camino desembocaba en él. Me habia descubierto que el amor de verdad existe, que no es perfecto, pero que cuando quieres a alguien de verdad, no hay nada más fuerte que eso. Habia descubierto el deseo, el placer, la unión entre dos personas, dos cuerpos, dos almas voraces por unirse la una con la otra en el mayor acto de amor y pasión posibles.
Poder disfrutar del sexo me parecia algo increible debido a mi pasado, pero gracias a Raúl eso habia quedado atrás. Habia conseguido que todos mis miedos, mis dudas y mis inseguridades quedasen atrás. Me sentia diferente. Algo dentro de mi habia cambiado, me sentia libre, segura y todo era gracias a él.
Habia quedado en pasarme por el taller de Iván, necesitaba terminar de hacerle unas cosas al coche. Me parecia una locura que Raúl me hubiera comprado un coche, pero Iván tampoco se quedaba atrás. Se habia convertido en mi mejor amigo y sentia que si Raúl y yo estabamos juntos a día de hoy, en parte era gracias a él.
Me pase por el taller a primera hora, antes de ir a trabajar. Cuando llegué, Iván estaba liado con uno de los coches que alli tenia.
-¡Buenos dias! - grite por la ventanilla mientras tocaba el claxon. Iván se asomo a traves del capo del coche con una sonrisa en los labios.
-¡Buenos dias chiquitina! - Se acerco hasta a mi limpiandose las manos en un trapo lleno de grasa mientras yo me baja del coche. Cuando llego hasta dónde estaba, le di un beso y un abrazo.
-Vas a mancharte la ropa. - me dijo. -No me importa. - le conteste riendo. -Me encanta verte tan feliz. -¿Porque no iba a estarlo?.
-No sé...
-Iván, ¿qué pasa?.
-Nada, nada, supongo que es culpa de Raúl.
-¿Qué pasa con Raúl?.
-Estaba rallado porque pensaba que no eras feliz aqui.
-Ya lo hablamos. No sé cuándo va a darse cuenta de que si soy feliz es gracias a él. El me ha salvado. - le dije. -Y tu a él Ainhoa.
-¿Tú crees?.
-Desde luego. Desde lo de Sofía, Raúl no habia vuelto a ser el mismo. Entro en un bucle de culpabilidad que lo destrozo por dentro y se convierto en alguien frio y superficial, en una persona sin sentimientos y a la que todo le daba igual. y contigo... no es que haya vuelto, es que esta irreconocible. Has sacado una parte de él que creo que ni él mismo sabia que tenia. Nunca lo habia visto asi.
-Gracias Iván. - dije dándole de nuevo un abrazo.
-Gracias a ti Ainhoa, por aparecer cuando más lo necesitaba y por traer contigo a la mujer de mi vida. - dijo riendo.

Un viaje inesperado. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora