PREPARATIVOS (2)

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La ducha fue reconfortante, mis músculos adormecidos agradecieron el contacto con el agua y mi mente se activó al 100%.

Mientras me terminaba de vestir recordé la nota de Ethan. Tomé el teléfono y le marqué con el cosquilleo en el estómago al que no me acostumbraba.

—Hola, preciosa.—respondió al otro lado y todo nerviosismo cesó. Su voz me inundó de paz y confortó mi corazón.

—Buen día, guapo.—respondí risueña.—¿Qué tal estás?

—Excelente. Tuve una noche increíblemente satisfactoria.—soltó, mi corazón y algo más palpitaron fuerte.—No quise causarte incomodidades con Nathan y lucias tan hermosa dormida que fui incapaz de depertarte.—explicó y sentí su suspiro al otro lado.

—No te gusta que lo diga, pero en serio agradezco tú consideración en cuanto a Nate.—expliqué esperando que no sé molestara.

—¿Ya desayunaste?, ¿Nathan ya despertó?—cambió de tema.

—No, acabo de darme una ducha y estoy terminando de vestirme. Nate aún duerme.—dije abrochándome la camisa rosa que usaría ese día.

—Perfecto, ¿fruta para desayunar?—inquirió tomándome por sorpresa.

—Eh... sí ¿Por qué?—Los giros en nuestras conversaciones, era algo a lo que debía acostumbrarme.

—En quince minutos llegará el desayuno.—informó casual. Sonreí hasta que me dolieron las mejillas y se me escapó un suspiro que no le pasó desapercibido.—No suspires así que me harás dejar el trabajo tirado e ir a desnudarte, nuevamente.—soltó oscureciéndosele la voz.

—¿Sabes cómo me gusta el café?—también podía dar giros extraños.

—Déjame adivinar... ¿Un latte vainilla?

—¿Tan evidente soy?—inquirí riéndome.

—Solo te presto atención, nena.

«¡Dios!» que sexy era escucharlo llamarme así.
Solo buenos recuerdos tenía de esa palabra.

—Ya debo colgar, tengo una reunión en cinco minutos, ¿almorzamos juntos?

—De acuerdo, mi amor...—le llamé sin darme cuenta poniéndome roja, verde, azul. En fin de todos los colores.—... Estaré en la boutique. Adiós.—colgué apresuradamente sin darle tiempo a que me dijese nada ¡Que vergüenza!

Quince minutos después tocaron el timbre y aquello no era un desayuno corriente. Era comida para cuatro personas o más, habían desde hotcakes hasta huevos con tocino, mucha fruta, yogurt e incluso frutos secos. Ethan era terriblemente exagerado con todo, no cabía duda de ello.

Desperté a Nate y se impresionó al igual que yo con la cantidad y variedad de comida. Escogió hotcakes y fruta, y yo me decidí por los huevos, tocino y café. Le informé que debía ir a la boutique y que vendría Susan a cuidarlo. Le dije a Nate que le ofreciera comida y que tomaran lo que quisiera, ambos comimos hasta quedar satisfechos y aún así quedó mucho.

Tomé algunas nueces, manís y yogurt para comer a media mañana. Retoqué mi maquillaje y le hice la limpieza de la herida a Nate, Logan me avisó la noche anterior por mensaje que estaría de turno esta mañana, un par de minutos después Susan ya estaba allí. Me despedí de ambos y llené la cara de besitos a mi hijo quién se quejó un poco y salí.

Perdí diez minutos buscando mi auto en el estacionamiento hasta que recordé que había "comprado" un Audi.

«Qué aún debes por cierto» me reí de mi misma al ser tan absurda, no sé porque imaginé a Ethan de brazos cruzados y poniendo los ojos en blanco ante aquella situación.

Entrar a mi auto nuevo fue toda una experiencia. A primera vista me absorbió su mezcla entre diseño y tecnología, tan solo abrir la puerta ya me había enamorado de su lujo y simplicidad minimalista.

Al tomar asiento me envolvió el olor a piel y cuero de alta calidad. La dupla perfecta entre comodidad y lujo, era como sentarme sobre motitas de algodón. Sus suaves almohadillas de espuma se ajustaban a mi cuerpo cual guante.

Deslicé mis manos sobre el volante palpando su suavidad y al encenderlo con su tecnología de inicio por pulsación, fue tan rápido y fácil que resultó encantador. Seguidamente todo se encendió como sí de una nave espacial se tratase con los controladores, indicadores y pantalla digital prendiendo de manera automática.

«Nate amará este auto.» pensé sonriendo como chiquilla.

Comencé a conducirlo y era tan suave y preciso que me hacía sentir como una piloto de fórmula uno, el motor era tan delicado y silencioso, parecía ir flotando en el asfalto.

Llegué a la boutique con la felicidad palpable. Hallé a mi pobre amiga atareada yendo de un lado a otro con el teléfono pegado a su oreja dando instrucciones y revisando telas.

—¡April! Pero ¿Qué haces aquí?—me miró con una mezcla entre el alivio y la sorpresa.

—¿Qué clase de pregunta es esa Ghail? Sabes todo lo que hay por hacer, no pienso simplemente quedarme en casa y dejarte con todo esto.—aclaré yendo hacía ella para abrazarla, quien me recibió con los brazos abiertos.

—Pili, pero Nate...

—Pero nada, Ghail, Nate está perfectamente. Su recuperación ha sido rápida además ambas necesitamos que esté aquí, así que déjame ponerme a trabajar.—dije deshaciendo el abrazo y yéndome hacía la oficina.

La inauguración de la nueva boutique estaba a solo cinco días y aún faltaban cosas por confirmar. Ghail era una diseñadora estupenda y se había dedicado en cuerpo y alma a realizar cada una de las prendas que estarían en la exhibición de la inauguración con nuestro pequeño pero inigualable grupo de costureras. Incluidos nuestros atuendos de ese día corrían por cuenta de su espectacular creatividad. Mientras, debía encargarme de organizar todo lo demás con ayuda de Amanda, nuestra capaz, eficiente y rubia encargada, quién había estado con nosotras desde nuestros inicios. Ella se encontraba justamente supervisando el correcto acondicionamiento del espacio donde estaría la nueva boutique.

Me senté en una cómoda silla tras el escritorio y tomé mi agenda para iniciar con la lista de preparativos que faltaban por confirmar. Abri un empaque de varios frutos secos y me puse manos a la obra.

Quise cerciorarme de que todo estuviera perfecto y me pase las siguientes horas al teléfono haciendo confirmaciones algunas por tercera vez pero necesitaba que desde la decoración, el catering, la música, la iluminación, la prensa, influencers, personal de seguridad. Todo, todo estuviese en su punto. Era un día muy esperado para ambas y debía ser extraordinario.

Tocaron a la puerta y estaba en plena llamada con Amanda quien me indicaba a que hora de la mañana irían las personas de la floristería a decorar ese día la boutique.

—Adelante.—dije aún con el teléfono pegado a la oreja escuchando atenta la información que otra de las chicas me daba tomando nota.

Entonces él abrió la puerta y con paso seguro se acercó a mi posando sus labios sobre los míos dando un rápido, pero cálido beso, desconcertando mis sentidos con ese aroma suyo tan varonil y su imponente presencia.

Ethan, estaba allí vestido exquisitamente de traje y mirándome tentativamente.

TERCER ENCUENTRO. (LIBRO I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora