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Max

Al terminar la sesión de fotos, estaba sorprendida de notar que había hecho un buen trabajo. Nunca había hecho algo así, por eso estaba tan nerviosa en un inicio. Lo único que pudo ayudarme por unos segundos fueron las palabras de motivación de Josh.

De vez en cuando miraba en su dirección tratando de saber si estaba haciéndolo bien. Él con su típica seriedad me lo hizo saber y eso fue suficiente para mí. Traté de actuar con naturalidad como si hubiera hecho esto toda mi vida. En las fotos parecía una persona completamente diferente, casi como una de esas modelos que veía en las revistas. Me sentí extraña verme a mi misma en otro lado, pero al menos funcionó.

No estaba acostumbrada a tanto maquillaje y vestidos así de lindos, en realidad ni siquiera era mi estilo, pero el equipo hizo un buen trabajo para que lo luciera todo. Al mirarme al espejo, nunca me sentí más bonita. Mi cabello que nunca parecía acomodarse, esta vez caía lacio más allá de mis hombros.

El maquillaje era un estilo muy asiático, natural y con brillos en los párpados.

Tom, el fotógrafo profesional se acercó a la mesa de bocadillos.

—Excelente trabajo, Max —volvió a decir, mientras tomaba un cupcake de la mesa.

—Gracias —sonreí.

Sacó su celular, mostrándome algunas de las fotos y lo que haría en edición. Noté que su fondo de pantalla eran un par de perros pug muy lindos.

—¿Esos son tus perros?

Pareció sorprendido de que no lo notara y asintió.

—Si, se llaman Apolo y Dante, mis únicas razón de existir.

—Son demasiado lindos.

—¿Tú tienes mascotas? —regresó.

En realidad había tenido una cantidad insana de mascotas a lo largo de mi vida. Desde perros, gatos, tortugas, peces, conejos. Actualmente, debido a donde vivíamos mi hermano y yo, no podíamos tener más que a un perro y un gato.

Asentí.

—Tengo a un perro golden, Dustin y un gato llamado Lucifer.

—Suena interesante —se rió.

—Son de otro mundo.

—Lo creo. A veces siento que son como mis hijos, no hay nada que no haría por ellos.

—Lo entiendo, son consentidos, pero el amor de mi vida —admití pensando en que no había nada que no haría por mis mascotas o por cualquier animal en general.

Tomé un par de cupcakes para probar cuando Joshua se apareció junto con Kennedy. Samantha al parecer se había ido de regreso a la oficina. Kennedy me dio una sonrisa incómoda.

—Nos tenemos que ir.

Asentí, dando un mordisco al cupcake. Miré a Tom y le di mi mano para despedirme, sin embargo, él se echó a reír y sin más me dio un beso en la mejilla.

—Quizá nos veamos en otra ocasión, ¿anotas tu número? —me dijo dándome su teléfono.

Yo aun estaba demasiado aturdida de su beso en la mejilla.

—Es una lástima, ya nos íbamos —intervino Joshua de la nada casi obligándome a salir de la mano con él.

Anoté mi número rápidamente y le sonreí.

—Gracias, nos vemos...

Kennedy y Joshua se despidieron educadamente y terminamos camino al estacionamiento. Miré extrañada a Joshua. ¿Y a este qué le pasaba ahora?

La manifestación del amor | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora