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Max

Podía asegurar con hechos que la situación más incómoda en la que me había encontrado era esta. Estar sentada en la mesa junto a dos personas que ni siquiera se topaban. Todo por querer demostrarle a mi hermano un punto.

Cuando intenté soltar la idea de que era imposible que Joshua Lyle sintiera celos por mí y Tom, mi hermano no me creyó. Gracias a sus insistencias y la estúpida apuesta que hicimos, mi primer movimiento fue provocar a Joshua, acusándolo de estar celoso. Dijo muy explícitamente que no le gustaba y yo le creía.

Lo iba a dejar ir, pero cuando le mandé mensaje a Alex, él me dijo que hablara por teléfono cerca de Joshua para que me escuchara. De ahí sacaría la idea de invitarlo.

Yo estaba muy segura de que Joshua no vendría al refugio. Incluso cuando dieron las cuatro y media ya estaba cantando victoria. Luego apareció aquí, de la nada.

Ahora estaba sentada en esta mesa, en medio de ambos tratando de no hacer la situación más incómoda de lo que ya era. Tom había sido amable al venir con mi invitación de última hora. Al menos era fácil establecer una conversación con él, podíamos hablar de animales todo el día. Sin embargo, la situación con Joshua era muy diferente, ya que su simple presencia me ponía nerviosa.

Joshua puso un plato de comida enfrente de mí, sacándome de mis pensamientos.

—Estaban sirviéndose todos y no estabas así que pensé en traer tu plato mejor.

—Gracias —sonreí.

Del otro lado de la mesa vi como mi hermano también sonreía, solo que de forma malvada, como si todo estuviera pasando justo como él quería. Tom qué estaba a mi lado, notó la acción de Joshua y se disculpó enseguida por no haber pensado en eso antes.

—Está bien, de verdad.

—Claro, ¿cómo ibas a pensarlo? —comentó Joshua en un tono que se alejaba de esa seriedad suya y sonaba sarcástico.

—Aun así, lo lamento. ¿Necesitas que te traiga algo más?

Iba a comentar que no era necesario, pero Josh me interrumpió.

—Sí, ahora que lo pienso, faltan los cubiertos para ella.

Iba a rebatir que no era necesario que fuera, pero Tom tomó eso como su siguiente acción y se fue corriendo hacia el albergue. Mi hermano que estaba sentado enfrente de nosotros, me sonrió malévolo.

Miré a Josh, estaba muy relajado a mi lado.

—No era necesario que fuera.

—Vamos, deja que el pobre chico haga algo, parece que se moría de ganas de hacerlo.

Lo miré, ante esa actitud extraña que estaba tomando. Podía notar su pequeña sonrisa crecer en sus labios. ¿Acaso se estaba riendo a costa de mí?

Incliné mi cabeza mirándolo con los ojos entrecerrados.

—¿Qué es lo que sucede, Joshua Lyle?

La mención de su nombre completo atrajo toda su atención hacia mí, como si esperara de una gran confesión.

—¿Por qué habría de suceder algo? Me invitaste y decidí venir, parecía importante para ti —alzó sus hombros como si fuera obvio.

—¿Desde cuándo a Joshua Lyle le importa tanto lo que sucede conmigo?

—¿Por qué hablas de mí en tercera persona? —regresó frunciendo el ceño.

—Odias esto, la última vez que intenté hacerte venir no querías.

La manifestación del amor | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora