Epílogo

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Finalmente las cosas estaban saliendo bien desde que la grabación de Kennedy llegó a la policía. Josh y yo por fin habíamos terminado de investigar y ahora podíamos seguir con nuestras vidas normales.

La situación era que desde que nos conocimos, todo había cambiado drásticamente y ahora podía decir que no era la misma chica que había llegado a la entrada de su trabajo con un cartel para insultarlo así como tampoco Josh era el mismo ejecutivo frío que era adicto a trabajar.

Los dos nos encontramos en situaciones muy específicas de nuestras vidas y de alguna forma, conocernos nos hizo ver la perspectiva diferente. Nuestra historia podía no ser la más romántica, pero nuestros destinos parecían entrelazados para cambiar la vida del otro.

Josh miró el plato de arroz que había preparado mi hermano como si fuera un desecho tóxico de Chernóbil. Alex aun estaba tratando de aprender a cocinar pero sus intentos seguían siendo eso, solo intentos.

Me eché a reír.

—¿Qué pasa? ¿No se ve apetitoso?

Él olió de nuevo el plato y negó.

—Estoy seguro de que a tu hermano sigo sin caerle bien.

—¿Por qué?

—¿Por qué me daría este arroz qué claramente grita intoxicación?

Sonreí.

—En ese caso debe querer matarnos a todos porque hace semanas lleva intentando convencerme de que coma algo de lo que prepara.

—¿Y qué es lo que haces?

Alcé mis hombros.

—Tiro la comida a la basura mientras no ve, de otra forma no hubiera sobrevivido.

Me acerqué a la cocina, el plato de arroz estaba intacto. Se suponía que era un intento de arroz rojo, pero el tono parecía no decidirse entre rojizo y verdoso. Me recordó bastante a uno de los vómitos que luego dejaba Lucifer cuando comía algo que le caía mal.

Tomé el plato de las manos de Josh y silenciosamente tiré el arroz en una bolsa para esconderla en la basura. Una vez que acabé, le di mi mano y Josh no dudó en tomarla. Seguía sin acostumbrarme a esta versión de él.

Al Josh que parecía no dudar un segundo en acercarse a mí y tomar mi mano o sonreírme y es que habían pasado meses para que él decidiera admitir lo que sentía mientras que yo era un libro abierto. Había conocido su versión fría como el hielo y ahora me encontraba justo con la mejor de todas: Josh siendo cariñoso y cálido.

Una parte de mí se enorgullecía de ser de esas pocas personas en su vida que lograba sacar su lado afectuoso.

Por un segundo, estuve demasiado distraída cuando Josh jaló mi mano y me acercó más a él, abrazándome por la cintura. Mi corazón saltó en mi pecho desbocado.

Me reí algo nerviosa. Seguía sorprendida por esta faceta.

—¿Crees que tarden mucho en llegar? —habló cerca de mi oído que podía sentir su aliento. Me estremecí.

Alex y Oliver habían ido al super a comprar un par de cosas porque íbamos a cenar en familia. Oficialmente como pareja, los cuatro.

—No sé, podría ser... —sonreí coqueta sin poderlo evitar —¿Por qué? ¿Tienes algo en mente?

Las ideas comenzaron a hacer una fila en mi cerebro, ideas muy interesantes.

Él debió notar el doble sentido en mi voz porque entrecerró los ojos.

—Eres una malpensada.

—Okay, santo Josh —rodé mis ojos. Intenté alejarme de él, pero se negó a soltarme.

—¿Es eso un reto, Maxine?

Su voz sonó totalmente distinta y me dio más escalofríos. ¿Cómo era posible que sonará tan sexy hablando así?

Estaba de camino a la locura.

Miré hacia mi habitación y él siguió mi mirada. Ambos sonreímos cómplices.

Entonces aprovechamos el poco tiempo que nos quedaba antes de que llegaran.

***

Alex y Oliver habían llegado en un momento tan crítico que resultó embarazoso salir de mi habitación con el cabello despeinado y toda sonrojada. Josh por su parte no estaba mejor que yo. Su cabello café qué siempre estaba pulcro, estaba despeinado y caía sobre su frente. Se veía terriblemente guapo.

Mi hermano nos señaló.

—¿Haciendo ejercicio? —se burló.

Oliver que iba detrás de él se echó a reír.

Josh y yo estábamos de todas las tonalidades de rojo. Negué.

—Cállate, tonto.

—Si van a hacerlo en esta casa, atenganse a las consecuencias.

—No lo...

Pero ni siquiera pudimos refutar porque mi hermano alzó una ceja y nos miró mal.

—Podría esperarlo de ti, pero ¿de él? —señaló a Josh.

Josh juntó sus cejas, parecía ofendido.

—Yo no...

—Pensaba que serías más inteligente como para caer en las redes de mi hermana.

—Lo haces sonar como si fuera una mala influencia —me crucé de brazos.

—Porque lo eres.

Josh se empezó a reír y yo lo miré mal. Su sonrisa decayó.

—¿Qué? Si eres una mala influencia —respondió.

—Vamos, eso es una mentira.

—Terminaron en la comisaría la otra vez porque convenciste a don ejecutivo de quemar las cosas de su oficina y casi queman una calle.

Resoplé. Eso había sido totalmente un accidente.

—No vio que había quedado residuos de fuego —trató de defender Josh. Eso le dio puntos.

—También está la otra vez, que se metieron sin permiso al laboratorio —apuntó Oliver.

Alex sonrió como si demostrara un punto. Rodé mis ojos.

—No es mi culpa que el drama me siga todo el tiempo —alcé mis hombros.

—En realidad, Max nunca me ha obligado, son mis decisiones.

Miré a mi hermano.

—¿Lo ves? No es tan malo.

Alex negó con la cabeza.

—Si alguien me hubiera dicho que ibas a enamorar a este hombre, no lo creería. ¿Qué clase brujería usaste?

Le lancé un cojín del sillón. Él lo esquivó con una risita.

—Vale, vale.

—Supongo que fue esa manifestación donde nos conocimos —habló Josh del otro lado.

Lo miramos extrañados.

Él sonrió y sus ojos brillaron al verme.

—Fue la manifestación.

Lo pensé, la manifestación qué se había convertido en amor. Ahora sonaba un tanto cursi, pero fue lindo. Sin quererlo, una sonrisa creció en mis labios.

Los dos nos miramos, como si entendieramos solo nosotros, probablemente así era. Por un segundo olvidé al molesto de mi hermano y fui hacia donde estaba Josh, me alcé dando un beso en su mejilla.

—La manifestación del amor —susurré cerca de su oído. Él sonrió.

Lo entendía todo.

La manifestación del amor | CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora